lunes, 28 de septiembre de 2015

Las Parábolas De Jesús 24: Los Dos Deudores Lucas 7:41-42.

La parábola de los dos deudores es una más que únicamente encontramos en el evangelio de Lucas, destaca por su brevedad y por el alto contenido espiritual y emocional  en su enseñanza central.

El contexto bajo el cual se narra esta parábola lo encontramos en Lucas 7:36-47.

En primer lugar encontramos que Jesús es invitado a la casa de Simón el Fariseo, no debemos confundir este hecho con el relatado en Mateo, Marcos y Juan, claramente por las grandes diferencias en los detalles y la cronología se ve que son dos eventos totalmente diferentes.

Para entender bien la enseñanza de la parábola es necesario entender los usos y costumbres de la época al tener invitados a comer:

1.      Al llegar los invitados el anfitrión los recibía con un beso.
2.      Tenían criados que les lavaban los pies a los asistentes.
3.      Se ungía la cabeza con un poco de aceite a los invitados.
4.    Los convidados se recostaban a la mesa sobre su lado izquierdo, 
     las mesas eran de baja altura.
5.  Los invitados eran muy selectos, no cualquiera podía compartir los alimentos con los fariseos.

Por eso es que la mujer puede besar, ungir y secar  los pies de Jesús, no estaba “bajo la mesa” estaba al lado de Jesús.

Por el relato de Lucas podemos darnos cuenta que la intención del fariseo al invitar a Jesús no fue por amor, respeto o nada parecido, pues falto a todas las rígidas costumbres al tener un invitado especial en casa, el fariseo solo invito a Jesús a su casa para su propia conveniencia.

Jesús era el profeta de moda en la región y tenerlo de invitado en casa daría buen nombre, buena reputación al fariseo,  meditar en esto me lleva a preguntarnos ¿Estamos con Jesús por que le amamos o por lo que Él nos puede dar?

Lamentablemente hoy en día pasa algo muy parecido, muchas son las personas que no buscan a Jesús por quién es Él sino por lo que Él puede darles, Fama, fortuna, bienes, prosperidad, poder, dones, etc. PERO NO LO BUSCAN A ÉL.

La gran mayoría de las iglesias promueven lo segundo, son antropocéntricas, es decir el ser humano es el centro de todo, ese tipo de “cristianismo” es solo moda cultural cristiana, son personas que se ven como los del mundo, hablan como los del mundo, huelen como los del mundo, hacen las mismas cosas que hacen los del mundo, PERO CREEN QUE ESTÁN BIEN por el hecho de que INVITARON A JESÚS A SU CORAZÓN UN DÍA.

Cuando Simón se percata de la mujer pecadora a los pies de Jesús, sus prejuicios salieron a flote rápidamente, la mujer obviamente no había sido invitada así que se escabulle, llega hasta los pies de Jesús con la intención de darle un regalo muy costoso pero al estar cerca de Él la mujer  no puede contener su emociones y comienza a besarle  los pies y al  llorar  riega  los pies de Jesús con sus lágrimas, al no tener una toalla a la mano remedia la situación y comienza a secar los pies con sus cabellos.

Qué situación más antagónica, primero vemos a un interesado en lo que Jesús puede darle, un fariseo que lo invita a casa para beneficio propio e inmediatamente después vemos a una mujer rendida, sumisa, tirada a los pies del Maestro demostrándole su amor y agradecimiento desbordadamente.

La mujer no tenía ninguna obligación con Jesús como lo tenía el fariseo por las tradiciones de la época, ELLA HIZO LAS COSAS SOLO POR AMOR.

Si nosotros empezamos a ver nuestra relación con Cristo como una obligación: tengo que orar, tengo que leer la biblia, tengo que ir a la iglesia, tengo que cantar, aplaudir, danzar en la alabanza, etc. pronto será una pesada carga y dejaremos de lado nuestra comunión con Él, en cambio cuando las cosas se hacen por amor (y nosotros solo correspondemos el amor que nos mostró en la Cruz) jamás nos pesará y por el contrario siempre lo haremos con gozo: Génesis 29:20.

Desde el punto de vista  de Simón el fariseo, este era un incidente muy difícil. Si la mujer había comprado el perfume con dinero ganado en la prostitución, el regalo estaba manchado. Según Deuteronomio 23: 18, Dios detestaba tales ganancias, y por lo tanto no era correcto que estuvieran en su casa.

Regalos obsequiados por personas inmorales eran considerados sucios e inaceptables por cualquier persona respetable. Es más, la mujer había soltado el cabello en presencia de hombres; al hacerlo, demostraba qué clase de mujer era. No era socialmente aceptable que las mujeres soltaran su pelo en público.

Por esto es que Simón pone en duda que Jesús en verdad fuera un profeta, pues se decía así mismo, si fuera profeta sabría bien toda la situación, y no le permitiría a la mujer pecadora acercarse a Él.

¿Cuántas veces ponemos en duda la voluntad de DIOS? Si te ha pasado es porque simplemente TE FALTA CONOCERLO MÁS POR MEDIO DE SU PALABRA Y NO POR MEDIO DE TUS SENTIMIENTOS.

La acción amorosa de la mujer y la actitud déspota  de Simón fijaron el escenario para que Jesús diera la parábola de los dos deudores, cuya enseñanza central es maravillosa: EL AMOR INCONDICIONAL DE DIOS POR SOBRE TODAS LAS COSAS.

Para comenzar, Jesús le dice directamente a Simón que le tiene algo que decir. Esto despierta el interés del fariseo, quien le manifiesta a Jesús que le comunique su mensaje. Este mensaje fue expresado por medio de una parábola que se centraba en la experiencia de dos deudores.

Uno de éstos le debía al acreedor quinientos denarios, o sea, el equivalente al dinero que un jornalero recibiría por quinientos días de labor. El otro deudor sólo le debía al acreedor cincuenta denarios. Ninguno de los dos deudores tenía con qué pagarle al acreedor lo convenido.

Sin dar una razón, Jesús dice que el acreedor perdonó la deuda a ambos. El acreedor representa a DIOS y el motivo por el cual él ha cancelado nuestra deuda de pecado, por el cual  Él nos  ha perdonado, por el cual él nos ha amado, por el cual nos bendice es sencillamente PORQUE  ÉL ES AMOR.  La palabra para perdonar que usa Lucas es del Griego  carizomai y significa otorgar un favor de forma incondicional.

Luego, Jesús recalca la idea principal del relato con una pregunta: ¿Cuál de éstos le amará más? (de los deudores al acreedor). Sin que lo dijera, Simón se daba cuenta de que Jesús de alguna manera tenía la intención de involucrarlo a él personalmente en el relato. Sabía de antemano que Jesús de alguna manera iba a referirse a la presencia de la mujer y a su propia falta de cortesía. Sabiendo todo esto, Simón responde a la pregunta de Jesús con cierto aire de desgano, como que no quería contestar directamente. Dice: Supongo que aquel a quien perdonó más.

Haciendo caso omiso de su contestación esquiva, Jesús le dice a Simón que había dado en el clavo, había contestado correctamente.

Lo que sucede después llama la atención: Jesús, mirando a la mujer, le pregunta al fariseo si puede verla. Es obvio que Simón no era ciego físicamente; desde luego, la veía. Lo que Jesús quería, sin embargo, era que el fariseo la viera de manera distinta. Éste la veía únicamente como una intrusa pecadora. 

Jesús quería que Simón la viera como una persona perdonada. Físicamente Simón podía ver; espiritualmente era ciego. Sin reprocharle, Jesús intentó darle al fariseo una nueva manera de ver las cosas. Para hacerlo, Jesús le recuerda a Simón de todas las atenciones que debiera haberle dado. Luego señala todas las acciones bondadosas de la mujer pecadora para con su persona.

Mediante esta comparación, Jesús pudo lograr la enseñanza principal de la parábola de los dos deudores. Mientras más la deuda perdonada, más amor habrá para el perdonador.

Era necesario que el fariseo entendiera que la mujer demostraba su amor para con Jesús porque su deuda había sido grande.

Era más necesario aún que Simón captara la idea de que sus propios pecados eran grandes también, y hacía falta que pidiera perdón a Dios por causa de ellos, pero  el fariseo no reconocía sus propios pecados, sólo los de la mujer, tenía que reconocer sus pecados para luego pedir perdón por ellos y así experimentar el gozo del ser perdonados por amor.

Muéstrenme Alguien Perdidamente Enamorado De Cristo Y Les Mostrare Alguien Que Ha Entendido El Gran Perdón Que Ha Recibido.

Por medio de la parábola de los dos deudores Jesús quería que todos los oyentes y que nosotros hoy en día  nos demos cuenta nuestra  propia deuda, gran deuda  para con Dios por causa del pecado, porque TODOS los hombres sin Cristo están bajo el dominio del pecado: Romanos 3:9-20 y 1ª Juan 1:8-10.

Quitémonos la venda de los ojos, dejemos de minimizar el pecado dejando de hablar de él o diciéndole nombres como enfermedad o malos hábitos y entendamos de una vez que   EL SER HUMANO ES PECADOR  POR NATURALEZA.

Es tan grave la situación y tan grande la indignación de DIOS hacia el pecado que es necesario un castigo ejemplar para los pecadores no arrepentidos: EL INFIERNO.

Ese pecado ha afectado al punto de la muerte espiritual si se está separado de Cristo: Génesis 2:16-17, Romanos 5.12,  Efesios 2:1-3 y Colosenses 2:13.

La medida del amor está en el tamaño del perdón.

Por eso es tan impactante cuando comenzamos a conocer y a disfrutar el amor incondicional de DIOS, por eso es que crea en nosotros identidad, pues no merecíamos ese perdón, no merecíamos estar a los pies de Jesús, no merecíamos besar sus pies, no merecíamos NADA bueno de parte de DIOS, solo merecíamos CASTIGO… pero Cristo tomó nuestro lugar para que pudiéramos recibir el perdón de DIOS.

En la medida que lo entendamos y lo asimilemos  podremos corresponder con el amor grande que Dios nos mostró. Lucas 7:47-50.


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