lunes, 30 de julio de 2018

El Evangelio De Juan 86: Hosanna: Por la Gracia de DIOS y para la Gloria de DIOS. Juan 12:9-19.


En el capítulo doce del evangelio de Juan encontramos el relato de Jesús siendo ungido por María cuando cenaba en casa de Simón el leproso, lo primero que aprendemos de este relato es que cuando un corazón está agradecido con DIOS por todo, en especial por la cruz de Cristo, entonces no hay forma de ocultarlo, tal fue el caso de María que derramó el perfume de nardo puro y toda la casa se llenó de la fragancia del perfume.

Pero no es la única enseñanza que encontramos, también vimos que de inmediato, Judas Iscariote, quien iba a traicionar a Jesús, en un gesto hipócrita y mezquino le reprochó a María el no haber vendido el perfume para poder repartir el dinero a los pobres, lo cual dijo porque al ser el tesorero del ministerio terrenal del Señor Jesús y al mismo tiempo ser un ladrón, deseaba tener el dinero para poder sustraer para sus deleites carnales.

En este acto encontramos que la avaricia es el enemigo mortal de una buena Mayordomía, la cual como dijimos, es la administración de aquello que DIOS ha puesto en nuestras manos, pero si recordamos bien, nada es nuestro, esa es la clave para poder empezar a ejercer una mayordomía de calidad, reconocer que todo, en especial nuestras vidas le pertenecen al Señor Jesucristo.

¿Por Qué Es Importante La Mayordomía Cristiana? Porque una buena mayordomía es un indicador de que nuestro carácter está madurando a la estatura de nuestro maestro. 2ª Corintios 8:24.

Una buena mayordomía se demuestra cuando en la administración de nuestro tiempo, relaciones, talentos, riquezas, etc. pensamos más en otros que en nosotros mismos.

La mayordomía cristiana debe ir acompañada de un deseo: el deseo de brindar una gran bendición a otras personas, no solo es dar, sino dar con el corazón correcto.

¿Cómo Tener Una Correcta Mayordomía? Una correcta mayordomía es consecuencia del contentamiento. 1ª Timoteo 6:6-19.

Juan nos indica en los versos 9 al 11 que se realizó otro complot, esta vez no en contra del Señor Jesús, sino en contra de Lázaro, pues a causa de su milagrosa resurrección muchos de los judíos empezaban a creer en el Señor Jesucristo, la siguiente semana retomaremos esta parte de la Escritura pues se liga a nuestra próxima enseñanza, por lo tanto pasaremos directo a lo relatado a partir del versículo 12: La entrada triunfal en Jerusalén: la ciudad santa.

Antes de adentrarnos en los detalles del relato, primero veamos algunas observaciones necesarias para comprender a fondo esta porción de la Escritura:

Observaciones Preliminares Acerca De La Entrada Triunfal En Jerusalén

A. Significado.

Estamos frente a un acontecimiento de extraordinario significado. Deberían advertirse los siguientes puntos:

1. Jesús por medio de su entrada triunfal indica definitivamente que él mismo entrega su vida; o sea que muere voluntariamente.

Toma los asuntos en sus propias manos, Él sabe que los judíos planearon su muerte, que el ir a Jerusalén es una sentencia de muerte y que además, este tipo de entrada nada discreta no solo lo expondría al público, sino que además haría arder aún más la ira de los dirigentes.

2. Jesús fuerza a los miembros del Sanedrín a cambiar el horario (respecto a su ejecución) de forma que armonice con su propio horario (y con el del Padre).

Originalmente el Sanedrín no había planeado dar muerte a Jesús en esta época. Pero la exaltación en torno a Jesús provocada por la Entrada Triunfal fue uno de los factores que, visto desde la perspectiva humana, precipitó el desenlace, para que de forma magistral, cuadrara a la perfección con el sacrificio pascual.

3. Jesús se presenta como el Mesías.

Por medio de esta Entrada Triunfal se cumple la profecía mesiánica de Zacarías 9:9. Además, cuando las multitudes lo vitorean como Mesías, en ningún momento niega la clara implicación de la aclamación.

4. También muestra a las multitudes qué clase de Mesías es.

Como sabemos, no el Mesías terrenal de los sueños israelitas. Entra en Jerusalén sobre un asno, un pollino, animal asociado no con los rigores de la guerra sino con la práctica de la paz. Entra como el Príncipe de Paz.

B. Fuentes.

El relato se encuentra en los cuatro Evangelios, pero el contenido difiere, aunque no hay ningún conflicto entre ellos, al contrario es una complemente, una armonía en el relato, algo parecido con el milagro de la alimentación de los cinco mil.

A fin de poder apreciar el relato de Juan de la Entrada Triunfal, lo mejor es ver primero todo el episodio en forma esquemática. Reuniendo los diferentes relatos Sinópticos y Juan, obtenemos lo siguiente:

1. Mateo 21:1–3, 6, 7; Marcos 11:1–6; Lucas 19:29–34. Jesús envía a 2 de sus discípulos a traer el pollino que utilizará para su entrada triunfal.

En realidad, (como indica Mateo) había dos animales (un pollino y su madre), pero parece que luego Jesús utiliza al pollino, mientras que el otro animal o bien caminó al lado o bien los discípulos lo fueron dirigiendo.

Los discípulos encuentran exactamente todo tal como Jesús lo había predicho: encuentran a la asna y a su pollino, atados a la entrada del pueblo. Había algunas personas allí. “¿Por qué los desatan?” preguntan los propietarios. “El Señor los (lo) necesita”, es la respuesta. Los propietarios, quienes probablemente eran discípulos de Jesús, aceptan de inmediato, y los discípulos llevan los animales a Jesús.

2. Mateo 21:4, 5; Marcos 11:7; Lucas. 19:35; Juan. 12:14, 15. Los discípulos colocan sus mantos sobre ambos animales (no sabiendo al comienzo cuál va a utilizar Jesús), y cuando ven que desea montar el asnillo, lo ayudan a montarse. Jesús se encamina hacia Jerusalén.

Tanto Mateo como Juan ven en este suceso el cumplimiento de la profecía de Zacarías 9:9. No temas, hija de Sion; he aquí tu Rey viene, montado sobre un pollino de asna.

3. Mateo 21:8; Marcos 11:8; Lucas 19:36. La mayor parte de los que acompañan a Jesús desde Betania extienden sus mantos en el camino. Otros cortan ramas de árboles con los que van cubriendo el camino frente a él.

4. Juan. 12:1, 12, 13a, 18. Entre tanto la multitud de peregrinos que ya estaba en Jerusalén

Y la multitud había oído:

A. Que Jesús había resucitado a Lázaro de entre los muertos.

B. Que se encaminaba hacia la ciudad, van saliendo por la puerta oriental para ir a su encuentro. Cortan ramas de las palmeras a lo largo del camino, y agitándolas, se dirigen a dar la bienvenida al Mesías.

5. Mateo 21:9; Marcos. 11:9, 10; Lucas 19:37, 38; Juan. 12:31b. Las dos multitudes juntas, los que le acompañaban y los que le esperaban en la ciudad, con excepción de los fariseos hostiles, comienzan a exclamar:

“¡Hosanna!
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!
¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene!
¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!”

6. Juan. 12:17. La parte de la multitud que había estado con Jesús cuando Lázaro fue resucitado de entre los muertos, sigue dando testimonio respecto al extraordinario hecho. Como consecuencia, la animación y el entusiasmo llegan a un punto culminante.

7. Lucas 19:39, 40. Los fariseos, fuera de sí de envidia al escuchar este clamor entusiasta, piden a Jesús que lo detenga: Maestro, reprende a tus discípulos. Jesús contesta: Os digo que si estos callaran, las piedras clamarían.

8. Lucas 19:41–44. Cuando, de repente, se empieza a ver la ciudad, Jesús, dándose plena cuenta de que mucho de lo que ha venido recibiendo es superficial y se basa en la identificación de sí mismo con el esperado mesías terrenal y político, comienza a llorar.

Ante sus ojos proféticos se presenta la visión de Jerusalén como ciudad asediada y rodeada por las legiones romanas. En un gemido de amarga lamentación exclama:

“¡Oh, si también tú conocieses, sí tú (misma) a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación”.

9. Mateo 21:10, 11.Al entrar Jesús en Jerusalén, toda la ciudad está en conmoción.

Todos los que habían permanecido en la misma, al ver a alguien rodeado de tan grande multitud y entrando en la ciudad en un asno, se pregunta, “¿Quién es éste?” Reciben como respuesta, “Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea”.

10. Mateo 21:14: Marcos 11:11ª. Llegados al templo, Jesús sana a los ciegos y paralíticos.

11. Mateo 21:15, 16. Los niños que están en el templo comienzan a gritar, Hosanna al hijo de David.

Los sacerdotes y los escribas, llenos de furia, preguntan a Jesús: “¿Oyes lo que éstos dicen?” Jesús responde, “Sí, ¿nunca leísteis: ‘De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza’?”

12. Juan. 12:19. Los fariseos, llenos de frustración, envidia y furia, se dicen entre sí, Ya veis que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él.

13. Mateo 21:17; Marcos 11:11b. Al caer la noche, Jesús y los doce se retiran a Betania.

14. Juan. 12:16.  No fue sino hasta que Jesús hubo sido glorificado que los discípulos, recordando y reflexionando sobre todas estas cosas se dieron cuenta de que la Entrada Triunfal era el cumplimiento de una profecía. 12:12–19.

De los catorce elementos que constituyen este relato armónico Juan incluye seis (el 2, 4,
5, 6, 12, y 14). Los tres primeros los tiene en común con los Sinópticos; los últimos tres son exclusivos.

Una vez aclarada la importancia de este acontecimiento y armonizado el relato con los otros 3 evangelio, dispongámonos a exponer lo que la Palabra tiene para nosotros.

Juan 12:12  El siguiente día, grandes multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén. 13 tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!

Entendemos que están a 5 días de la celebración de la pascua, y por lo tanto ríos de gente se acumulaban en la ciudad santa para darse cita a la celebración más importante del año, y en esta ocasión, tenían una motivación extra, Jesús en persona se presentaría, ya fuera por una fe salvífica, una fe en el mesías político o simple morbo, pero las expectativas estaban al máximo.

La multitud que salió por la puerta oriental de Jerusalén ese día por la mañana era grande, Al ver a Jesús el pueblo, que había cortado ramas de las palmeras, que en ese tiempo bordeaban el camino desde Jerusalén hacia el monte de los Olivos, comenzaron a agitarlas en señal de regocijo.

El sostener en una mano la palma con ramas de mirto y sauce a cada lado, según el mandato divino en Levítico 23:40, y el agitarlo, era la forma en que Israel manifestaba su gozo durante la fiesta de los Tabernáculos. Aquí en Juan 12 el simbolismo es el mismo.

La multitud agitó ramas de palmera en muestra de regocijo y triunfo. Ahora, por fin, la victoria, prosperidad, salvación, concebida al menos en términos terrenales, parecía segura, porque si Jesús resucitó a alguien que había estado cuatro días en la tumba, ¿cuáles eran los límites de su poder? ¡Bajo tal líder se podía sacudir, incluso, el yugo de los romanos!

Este júbilo y entusiasmo tumultuoso se basaban en las siguientes razones:

(1) La Pascua estaba cerca, en conmemoración de la liberación de la esclavitud de Egipto. En ocasiones así la liberación del yugo extranjero era siempre uno de los principales temas de conversación.

(2) Para liberar a los judíos de la dominación romana se requería un libertador poderoso. Jesús ya había demostrado su extraordinario poder, especialmente el resucitar a Lázaro de entre los muertos. Por ello, parecía como si por fin el antiguo sueño del restablecimiento de la dinastía de David fuera a realizarse.

Lo que los judíos siguieron gritando, mientras ponían ramas a lo largo del camino que seguía Jesús, y agitaban las palmas era:

“¡Hosanna!”

Esta palabra se deriva de la forma imperativa del verbo salvar, y significa “salva ahora”, o “salva, te pedimos”. Es una súplica que el adorador dirige a DIOS, ya que está convencido de que ha llegado por fin el momento apropiado para la total liberación. En el espíritu de gozo y de triunfo cercano piden a DIOS que ya no dilate más la prometida salvación, aquí equivale a: Te suplicamos, o Señor, que nos salves ahora.

Tenemos que entender que no era una simple expresión como las porras de la actualidad, iba mucho más allá, pues está basada en la Escritura misma. Salmo 118:25. El pueblo pensaba en ese salmo de alabanza al vitorear a Jesús: Salmo 118:26.

El Salmo 118 es uno de los seis salmos a los que más se mencionan en el Nuevo Testamento. Es un salmo marcadamente mesiánico, que habla acerca de la piedra que los edificadores han rechazado y que se convirtió en piedra de ángulo. De hecho El Salmo 118 era uno de los salmos de alabanza que se cantaban en la Pascua.



Pero una pregunta importante para nuestro tema es: ¿consideraban los judíos al Salmo 118 como mesiánico?

Según Marcos 11:8, 9 resulta claro que la gran multitud proclamó que Jesús era el rey-Mesías. Según Juan 12:13b lo consideraban como el Bendito, el que había venido en el nombre del Señor. Sin embargo, también resulta claro que muchos de los que lo aclamaban tan fuerte y que suplicaban con tal entusiasmo esperaban que este Mesías respondiera a sus expectativas terrenales.

Lo vitorearon como el Rey de Israel, el que había de restablecer “el reino de nuestro padre David”. Para ellos era el poderoso realizador de milagros. Lucas 19:37. A la luz de todo esto no nos sorprende que cuando Jesús vio la ciudad, llorara, se daba cuenta que seguían sin entender absolutamente nada de lo que estaba sucediendo.

Lo siguiente que nos narra Juan es: 14 Y halló Jesús un asnillo, y montó sobre él, como está escrito: 15 No temas, hija de Sion;  He aquí tu Rey viene,  Montado sobre un pollino de asna. 

Ya sabemos por los sinópticos, que al decir hallar no se refiera a una bonita casualidad, sino que ya había enviado a dos de sus discípulos por el pollino, lo que Jesús hizo fue un claro cumplimiento de la profecía mesiánica de Zacarías 9:9.

El libro de Zacarías es un relato de la gloria futura de Sion y su Rey-Pastor. Sion es el tipo de la ciudad o morada de los redimidos por el Mesías, la hija de Sion o la Moradora de Sion, somos aquellos que por la gracia de DIOS  creemos en Cristo como Señor y Salvador de nuestras vidas.

A la hija de Sion se le dice que su rey, su Mesías espiritual, el que abrirá un manantial para el pecado y para la impureza, Zacarías 13:1, ya viene. Para poner de relieve el carácter pacífico de su acercamiento y de su reino, se agrega que monta en el pollino de una asna. Viene como el Príncipe de Paz, no como guerrero. Por ello la hija de Sion no debería temer más.

El asno o burro suele estar asociado con la búsqueda de la paz:

·         Jueces 10:4; 12:14.
·         2ª Samuel 19:26.
·         Isaías 1:3.

El caballo, con la guerra:

·         Éxodo 15:1, 19, 21.
·         Salmos 33:17; 76:6; 147:10.
·         Proverbios 21:31.
·         Jeremías 8:6; 51:21.
·         Zacarías 10:3.
·         Apocalipsis 6:4.

Este rey es manso, pacífico, amable. Viene para traer salvación. Lamentablemente el pueblo no lo entiende. Pero incluso los discípulos no lo entendieron en aquel entonces, como lo indica el siguiente versículo: 16 Estas cosas no las entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de él, y de que se las habían hecho.

Debido a la ignorancia de las Escrituras y a su poca fe, ni siquiera los Doce entendieron de inmediato que lo que Jesús hacía era el cumplimiento de la profecía de Zacarías 9:9, y que por medio de ella se proclamaba a sí mismo como el Mesías espiritual.

Cuando Jesús fue glorificado por medio de su cruz y su resurrección, y hubo enviado a su Espíritu, todo esto resultó claro. Lo recordaron todo, y vieron su significado. Entendieron que Zacarías 9:9 se refería a él, y que estas cosas le habían sido hechas a él.

17 Y daba testimonio la gente que estaba con él cuando llamó a Lázaro del sepulcro, y le resucitó de los muertos.18 Por lo cual también había venido la gente a recibirle, porque había oído que él había hecho esta señal.

Juan regresa una vez más a la multitud. Al continuar el gran gentío su camino, los que habían estado con Jesús cuando resucitó a Lázaro de entre los muertos siguieron testificando ante otros. Era algo tan maravilloso y extravagante que tenían simplemente que repetirlo vez tras vez. Daban testimonio de lo que habían visto con sus propios ojos.

En completa armonía con 12:9 leemos que la gran multitud de peregrinos que habían acudido a Jerusalén desde todos los lugares habían salido al encuentro de Jesús porque habían oído que había realizado esta gran seña: resucitar a Lázaro de entre los muertos.

19 Pero los fariseos dijeron entre sí: Ya veis que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él.

Los fariseos más radicales, dijeron al grupo menos agresivo: Ven que no están ganando nada” con esa demora. Hay que hacer algo, y hacerlo rápidamente, o será demasiado tarde, “Mirad”, agregan, “el mundo se ha ido apartándose de nosotros, tras él”. ¡Los fariseos están furiosos! Y aún falta que los griegos vayan a Jesús.

Conclusiones.

Como podemos darnos cuenta, este acontecimiento marca significativamente la predicación del evangelio, pues nos muestra que es el Señor Jesús quien pone su vida por otros de forma voluntaria, además nos muestra no solo que es el Mesías, sino la clase de Mesías: el Príncipe de Paz, montado en un pollino, que viene a dar su vida no a hacer la guerra en contra del imperio romano.

Sin embargo, ni los judíos, ni la multitud, ni siquiera sus discípulos entendieron esto en ese momento, todos lo esperaban y lo proclamaban como el Mesías-Rey. Todos estaban con el ánimo exaltado por la cercanía de la pascua que conmemora la libertad milagrosa orquestada por Moisés en Egipto y aunado a la gran fama que le dio el milagro de la resurrección de Lázaro, dio como resultado la malinterpretación de la verdadera misión del Señor Jesús: Salvar del pecado a sus elegidos.

Sería trágico que nos pasara lo mismo que a los discípulos, estar en este lugar pero desconocer el motivo real por el cual vivimos: por la gracia de DIOS  y para la gloria de DIOS. SOLI DEO GLORIA.


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