domingo, 3 de marzo de 2019

El Evangelio De Juan 114: Más Que Vencedores. Juan 16:25-33.


El gozo de un discípulo solo está completo en Cristo, en una comunión íntima y constante con DIOS por medio de nuestro Señor Jesucristo, Él Señor Jesús lo sabía cuándo en el camino al torrente de Cedrón exhortó a sus apóstoles a pedir al Padre en Su Nombre.

Nuestra permanencia en Cristo, lo vimos, tiene dos resultados paradójicos:

·         Por una parte, seremos perseguidos por su Nombre.
·         por la otra, seremos bendecidos también en Su Nombre.

Estamos por terminar de escudriñar este capítulo, pero no solo eso, están por acabar las instrucciones directas a los discípulos por parte de Jesús, estos versos que estudiaremos el día de hoy, son las últimas palabras del Señor a ellos, a partir del siguiente capítulo sus palabras serán al Padre en su oración sumo sacerdotal.

Pero aún tenemos mucho que aprender de sus Palabras, así que comencemos: 25 Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre.

Al decir estás cosas, ha de entenderse como sus palabras ultimas, lo que entendimos la semana pasada, su alegoría de los dolores y el gozo del parto, pero también se ha de hacer extensivo, pues no es excluyente, a todas sus palabras, a las enseñanzas que ellos recibieron durante los 3 años y medio que caminaron junto a él, mashal tras mashal, dicho tras dicho, parábola tras parábola, etc.

Nosotros, después de escudriñar detenidamente cada dicho del Señor, nos hemos acostumbrado y en cierta medida los hemos asimilado en nuestros corazones, pero no debemos de olvidar como turbaron a los que los oyeron por primera vez, sin los méritos redentores de Cristo aplicados a sus vidas, sin la revelación completa de su muerte y resurrección, sin el derramamiento del Espíritu Santo sobre de ellos, es por esto que sus reacciones siempre fueron de duda y asombro total: ¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo puede ser aquello?

Jesús había hablado acerca de

·         Levantar el templo en tres días.
·         Nacer de nuevo.
·         El agua viva que apaga la sed de una vez por todas.
·         Los ríos de agua que brotan de dentro de los creyentes.
·         Personas que nunca verían la muerte.
·         Él como el que fue antes de Abraham en el tiempo.
·         Él como el buen pastor que da la vida por los suyos.
·         Etcétera.

Ahora Jesús revela que este tipo de enseñanza va a terminar, que está a punto de comenzar una nueva era: La hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre.

Pero en esos instantes el Señor Jesús todavía se ve impedido de hablar plena y abiertamente, se ve detenido debido a la incapacidad de los oyentes aún no lo pueden sobrellevar les acababa de decir, debido al hecho de que todavía no había dado su vida como rescate por muchos, y debido al hecho adicional de que el Espíritu todavía no había sido derramado.

Hasta que el Varón de Dolores que es Nuestro Señor Jesucristo, haya sufrido el calvario y haya muerto en la cruz y hasta que haya resucitado, no se puede revelar plenamente la cruz. El Padre no puede ser revelado plenamente hasta que el Espíritu haya llegado. La revelación del amor del Padre al entregar a su propio Hijo y al enviar al Espíritu debe permanecer velada por un tiempo. Pero el Señor anuncia que se acerca un gran cambio.

Que viene el tiempo, en que el Espíritu Santo les mostrará a ellos y a nosotros todo más claramente, de forma abierta y completa, ya no habrá más metáforas o parábolas, se ve cumplida está palabra al leer las cartas que los apóstoles escribieron después, hay una gran diferencia entre estas y los evangelios, en los evangelios encontramos la historia de nuestra salvación, en las cartas encontramos la doctrina de nuestra salvación.

El Señor Jesús continúa y nos dice: 26 En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, 27 pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios.

El Señor Jesús les está aclarando que en el tiempo en que Él Espíritu sea derramado, a partir de ese momento, los discípulos van a hacer lo que todavía no han hecho. Van a orar en el nombre de Jesús, es decir, de acuerdo con su revelación redentora y sobre la base de su expiación ya realizada, pues a partir de ese día lo van a entender ahora si por completo.

Pero el Señor les aclara que ya no rogará por ellos, pues el Padre mismo los ama, ese amor es motivado por el amor que los discípulos le tiene al Señor Jesús, ya aclaramos antes que esto no significa que el amor empezó en nosotros, que nació de nuestro interior, es simplemente que el amor de DIOS nos rodea en el tiempo como lo han definido los grandes teólogos, nos amó primero, ese amor nos hace amarlo, y porque lo amamos Él nos ama, bendito DIOS de amor.


Es bajo este contexto que se han de entender las palabras del Señor Jesús cuando dice ya no rogaré por ustedes, en ningún modo se refiere a que su función como mediador e intercesor entre DIOS y nosotros los seres humanos terminó, por el contrario, está a nada de llegar a su punto más alto, cuando ascienda a la diestra del padre para ser nuestro abogado defensor presentando su sangre como único mérito para ser perdonados. 1ª Juan 2:1.


Lo que este pasaje enseña es que a partir del día de pentecostés los discípulos alcanzarán la madurez de tal forma que ellos mismos acudirán al Padre en el Nombre de Jesús, ya no habrá necesidad de que sea Jesús literalmente orando en su lugar, ellos y nosotros ahora somos capaces de presentar nuestras suplicas delante del Rey de reyes, basados no en nuestra justicia, sino en la justicia y los méritos de Cristo.

El Señor ahora les dice sus palabras de despedida: 28 Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre. 

Estas son unas palabras llenas de gloria y majestad, la despedida final de sus discípulos es recalcando su gloria primera y postrera, en ellas prevalece un tono de victoria, el Señor Jesús sabe lo que está a punto de suceder, su arresto, pasión y muerte son el principio de su victoria no el final de su ministerio, esto lo sabemos a la perfección nosotros, pero en ese tiempo simplemente estaba velado para todos, incluyendo al diablo. 1ª Corintios 2:8.

Cada una de las palabras transmite júbilo por el cumplimiento de la tarea que la había sido asignada. Cada expresión está llena de una determinación firme de llevar a cabo la voluntad del Padre.

El pasaje incluye tres hechos o movimientos centrales en la historia de la redención, pero debido al hecho de que el tercero se considera desde dos aspectos tenemos en realidad cuatro partes, en esta forma:

·         Primero: salí del Padre. Se refiere a la divinidad perfecta de Cristo, a su preexistencia, a su salida del cielo, como revelación nacida de amor, para morar en esta tierra maldecida por el pecado. 2ª Corintios 8:9.

·         Segundo: He venido al mundo. Esto describe la encarnación de Cristo y su ministerio entre los hombres. El término mundo aquí se refiere a la humanidad por completo.

·         Tercero: Otra vez dejo el mundo. Se refiere a la senda del sufrimiento, a la crucifixión y a su muerte vicaría.  

·         Cuarto: y voy al Padre. Nos habla de su ascensión a los cielos, al lado del trono de la majestad de DIOS en el tercer cielo para presentar su sangre como medio para el perdón de los pecados.

Entonces los discípulos le interrumpen en la escena. 29 Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices. 30 Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios.

Los discípulos están tan impresionados con la claridad y precisión de las palabras de Cristo y con su evidente conocimiento de todo el plan de Dios, que imaginan que ya ha llegado el momento en el que la comunicación clara, sin trabas, completa y libre, tomaría el lugar de la comunicación en alegorías, ellos pensaron ha llegado la hora ya.


En esto estaban equivocados. Sin embargo, Jesús no trata de corregirlos. Se corregirán a sí mismos cuando llegue la hora futura. En general, la respuesta que dan los discípulos habla bien de ellos. Han progresado en conocimiento. Los discursos en el Aposento Alto no han sido en vano. Las experiencias en esta noche como ninguna otra han dejado sus huellas en estos hombres.

Han comenzado a reflexionar sobre la enseñanza de Jesús. El resultado es que ahora están conscientes de que Jesús sabe todas las cosas. Han vislumbrado la divinidad de Cristo aún y cuando Él está revestido de humanidad. De momento por lo menos están convencidos de que Jesús es omnisciente.

La clave para la interpretación de las palabras, no necesitas que nadie te pregunte se encuentra en la frase inmediatamente anterior: Ahora entendemos que sabes todas las cosas y en el versículo 19 Jesús conoció que querían preguntarle.

El versículo 30a se puede parafrasear así:

Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y que no necesitas que nadie te pregunte para que a través de sus preguntas tú puedas descubrir lo que están pensando. Tú lo sabías antes de que se te preguntara.

Los discípulos sacan la única conclusión lógica: por esto creemos que has salido de Dios. Sólo Dios es omnisciente. Jesús es omnisciente. Por ello, Jesús debe ser Dios. Siendo Dios, debe haber venido de Dios.

Esta fue la última confesión que los discípulos hicieron antes de la muerte de Cristo. Nos recuerda confesiones anteriores:

·         Natanael.1:49.
·         De Pedro. Mateo 16:16.
·         Y la posterior de Tomás. 20:28.

31 Jesús les respondió: ¿Ahora creéis? 32 He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo.

Hay algunos traductores que el versículo 31 no lo interpretan en forma de pregunta, sino de afirmación, lo cierto es que no hace mucha diferencia si el Señor exclamo una pregunta o hizo una afirmación al respecto: Ahora creéis o ¿Ahora creéis? Nos apegaremos a la que se ha usado más comúnmente, la de forma de pregunta.

Hay quienes dicen que adoptar esta forma de pregunta, es afirmar que el Señor Jesús estaba poniendo en tela de juicio su profesión de fe: ¿ahora creen?

Sin embargo, hay otra posibilidad y de hecho es mucho más probable, que el Señor, aunque acepta su confesión como tal, desea ponerlos sobre aviso contra el exceso de confianza.

Es como si dijera, Creo que su confesión es genuina y que vuestra fe es real; pero no se jacten, que aún no está completamente desarrollada, aun no son lo suficientemente maduros, vienen tempestades que los van a sacudir. ¿Están seguros de que pueden mantenerse firmes cuando el enemigo se presente de repente?

Este, más o menos, es el sentido en el que estas palabras se han solido interpretar. No encontramos ninguna razón suficiente para apartarnos de esta explicación común. No se ha ofrecido nada mejor.

Cuando les dice la hora viene y ha llegado ya de que sean esparcidos, es una referencia a que los hechos redentores finales han comenzado, ya llegó la hora de que sean esparcidos, el primero fue Judas, quien se separó ya de ellos para poner en marcha su despreciable traición, aunque aún falta que todos los demás se escandalicen y lo dejen solo. Se cumplirá la profecía de Zacarías 13:7 al pie de la letra.

Al decirles que lo dejaran solo. El Maestro de ninguna forma niega la presencia de una fe genuina en el corazón de sus amigos, pero subraya el carácter imperfecto de esa fe. La fe perfecta excluye el temor, por lo tanto, la fe de los discípulos como les había recalcado Jesús, aún no estaba madura por completo, pues no se manifestó en un amor sacrificial como el de Él. Juan lo entendió tiempo después. 1ª Juan 4:17-19.

La verdadera fe, manifestada en el amor incondicional, nunca retrocede, nunca vacila, nunca falla. Así no era la fe los discípulos todavía, además, al decir, Y me dejaréis solo, Jesús enfatiza lo que de verdad importa en ese momento: el tema de su propio sufrimiento.

El Señor entrará cada vez más en la región del aislamiento. Sus amigos lo abandonarán, y al final su Padre en los cielos lo abandonará. Pero ese punto culminante de desolación todavía no ha llegado.

En este momento Jesús todavía puede decir, Mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Este había sido su consuelo todo el tiempo, como lo dijo claramente en Juan 8:29 El que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.

Este capítulo termina con una declaración maravillosa de parte del Señor Jesús: 33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

Como ya lo dijimos, al decir estas cosas, se refiere a lo dicho esa noche y al mismo tiempo a todo el conjunto de enseñanzas dadas durante los 3 años u medio que estuvo con ellos físicamente en su ministerio terrenal.

En esa noche en específico, les había hablado acerca de sí mismo, les dijo que había venido del Padre, que había entrado en el mundo, y salía de nuevo pues estaba a punto de volver al Padre.

Había destacado que alguien que comía en su mesa lo traicionaría; que alguien lo negaría tres veces, y ese alguien era nada menos que Pedro; les declaro que sería objeto de odio; que el mundo se regocijaría en su muerte; y que sus propios discípulos lo abandonarían justo en el momento de mayor crisis.

Pero lejos de ser una queja lastimosa llena de auto compasión, fueron profecías certeras, y el cumplimiento de estas profecías fortalecería como era de esperarse, la fe de sus discípulos en él. Y a través de la fe obtendrían la mayor de todas las bendiciones que se puede anhelar en esta vida: la paz, pero no una paz como la que el mundo da, sino una verdadera paz espiritual que no es la ausencia de problemas, sino la presencia de Cristo siempre en nuestras vidas.


Esa paz es objetiva, lo entendimos hace un par de meses, la falta de paz en el ser humano, es porque lo aceptemos o no, estamos en enemistad con DIOS, nuestro ser interior lo sabe y por eso busca desesperadamente hacer las paces con Él, por medio de religiosidad externa, buenas obras, justicia propia etc. pero nada de eso alcanza. Por eso es que solo Cristo da la paz verdadera: estar reconciliados con DIOS. Romanos 5:1-2. 2ª Corintios 5:20.

Al mismo tiempo esa paz es personal, puesto que es la seguridad tranquila y confortable de saber que somos justificados y que eso ha permitido que seamos adoptados como hijos de DIOS. Romanos 8.16. Jesús prosigue y nos dice, En el mundo tenéis tribulación; pero tened ánimo, yo he vencido al mundo.

En esta ocasión por el contexto, la palabra mundo se refiere a la sociedad separa de DIOS, se refiere a aquellos que dijo lo aborrecen a Él, aborrecen a DIOS y aborrecen a los cristianos porque ponen al descubierto las tinieblas al reflejar la luz de Cristo.

En Cristo tienen paz; en el mundo, tribulación y angustia. Es el mundo el que persigue a la iglesia.  El mundo siempre intenta excluir al verdadero creyente. Los discípulos pueden esperar tribulación por parte del mundo debido a su relación con el Maestro.

Pero este mismo principio, que lo que sucede al Maestro sucederá al discípulo, también se aplica en la dirección opuesta: el discípulo puede esperar el triunfo debido a su relación con el Maestro. Por eso dijo las palabras, Pero tened ánimo, yo he vencido al mundo, el Señor nos está dando a entender claramente que sus seguidores también vencerán. Romanos 8:37.



Es una batalla que nosotros no luchamos, es una guerra que nosotros no ganamos y aun así disfrutamos de lo que el Señor Jesús logró en esa cruz, por ello es que somos más que vencedores.

Esta no es una bonita frase motivacional, como los mejores ganadores o algo humanista or el estilo, es una frase totalmente Cristo céntrica que indica que la paz que tenemos sobre de las tribulaciones no la ganamos nosotros, la ganó para nosotros el Señor Jesucristo en la cruz y que nosotros solo permanecemos en esa gloriosa paz.

Digamos que un alpinista y su guía tratan de subir a un risco muy pronunciado. Con la habilidad adquirida en su larga experiencia en alpinismo el guía va ascendiendo, y le grita al que está en el otro extremo de la cuerda, “No temas, porque yo lo he logrado’. Así también, la presión que procede de parte del mundo nunca conseguirá que los discípulos pierdan su seguridad, porque Jesús, con quien están unidos, ha llegado a la cima; por ello, también ellos llegarán.

Hay quienes se preguntan ¿Por qué el Señor habla en tiempo presente de algo que aún no ha sucedido por completo? Sus palabras indican la certeza respecto a la batalla pendiente. El triunfo es seguro. Jesús se había entregado totalmente. En consecuencia, puede hablar como si el Calvario ya ahora quedara detrás de él.

Es sobresaliente, que el Señor Jesús, instantes antes de caminar por la hora más oscura en el valle de sombra de la muerte, voltea a ver a los suyos y la última frase que sale de su corazón para ellos es tengan ánimo (pero confiad). En el Nuevo Testamento, con una sola excepción, Jesús fue el único que utilizó ese alentador verbo tharseo (θαρσέω, G2293) tener valor, animo o confianza es lo que significa:

·         Mateo 9:2.
·         Mateo 14:27.
·         Juan 16:33.
·         Hechos 23:11.

Aun en medio de la intensa tribulación, aquellos que confiamos en Cristo, a lo largo y ancho de la historia, tenemos el motivo sublime para sentir un profundo gozo, tenemos ánimo, siempre lo tendremos, no importa lo que suceda.

El capítulo 16, conocido como el capítulo de las profecías, nos ha dejado grandes enseñanzas:

·         DIOS sabe lo que más nos conviene: ser como Cristo.
·         El Espíritu Santo es quien convence: endureciendo o ablandando los corazones.
·         Al igual que los discípulos, aun no estamos preparados para sobrellevar algunas cargas.
·         Nadie nos puede quietar el gozo que es Cristo como nuestro Señor y Salvador.
·         No somos vencedores porque nosotros no luchamos, somos más que vencedores, porque fue Cristo quien nos adjudicó sus méritos redentores.


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