miércoles, 13 de marzo de 2019

Bibliología. Tema 06: Preservación divina. Cita: Apocalipsis 2:12.

 
En la clase pasada entendimos como fue la formación del canon, que es el estándar para definir si un libro es inspirado o no. Los criterios para poder formar parte de la Escritura Sagrada son: apostolicidad, contenido espiritual, autenticidad, dinamismo, aceptación universal y pruebas internas de ser inspirado. En la clase del día de hoy veremos los distintos textos o manuscritos que se han usado a lo largo de veinte siglos de cristianismo.

Previamente entendimos que Dios se hace conocer y se revela a Si mismo para la salvación del ser humano. Esta revelación, es por medio del registro que Dios nos ha dejado, las Sagradas Escrituras. En esta lección estudiaremos como nos ha llegado la Biblia, desde sus manuscritos originales hasta su conformación actual.

o  MANUSCRITOS DE LA BIBLIA.

Un manuscrito Bíblico es una copia escrita a mano en los idiomas originales, en hebreo o griego, estos manuscritos se copiaban:

·         En letras mayúsculas: Uncial.
·         En letras minúsculas y cursivas: Manuscritos.

Los primeros manuscritos del Nuevo Testamento están escritos en papiros, bien en forma de rollo, por una cara, o bien en formato de códice es decir por las dos caras.

Sólo siglos después (en el siglo IV) comenzará a utilizarse el pergamino, formado por piel de animales, las cuales, convenientemente tratadas, se reducían a hojas finas y lisas, finalmente, el papel. La palabra pergamino procede de la antigua ciudad de Pérgamo, en Asia.

El códice consistía en un conjunto de hojas de papiro encuadernadas, y es el prototipo del libro moderno. Así, los primeros cristianos comenzaron a coleccionar y ordenar cada uno de los libros que hoy forman el NT canónico.

Aunque los manuscritos originales están perdidos, los manuscritos que aún existen permiten tener un alto grado de confianza en el texto de la Biblia. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento están confirmados por un gran número de manuscritos de varias formas y edades que cubren muchos siglos.

Una vez que se descubre un manuscrito hay que hacerse las siguientes preguntas:


¿Es genuino? Si fue escrito por el autor o los autores cuyos nombres llevan, la fecha que se refiere y si contiene la información dada originalmente por sus escritores.
¿Es auténtico? Si esa información o ese contenido es verídico.
¿Es espurio? Si no se puede comprobar su autor.
¿Es corrompido o íntegro? Si su contenido ha sido cambiado está íntegro.
¿Es creíble? Si son fidedignas las copias al original.

o  Confirmación del A.T.

Para poder responder estás preguntas, en el caso del A.T. se tiene que poner bajo el escrutinio de los textos masoréticos o manuscritos que se tienen de los masoretas.

·         Escribas.

Aunque pareciera ser el mismo oficio, en realidad tienen pequeñas variaciones, no sólo de época, sino de estilos y tareas específicas, los escribas (heb. Soferim), mencionados en el A.T. y en los evangelios en numerosas ocasiones, su profesión era no sólo la de escribir las copias de los manuscritos originales y llevar registros de los acontecimientos, sino también se daban a la tarea de estudiar detalladamente las Escrituras.

El escriba en su labor de copista, tenía que trazar primero los renglones en el rollo, y si tres palabras se escribían fuera de renglón el manuscrito no tenía valor alguno. La tinta, debía ser negra, preparada por una receta especial. El escritor no podía escribir una sola palabra de su propia memoria, sino que tenía que poner delante una copia auténtica y debía pronunciar cada palabra en voz alta antes de escribirla.

Debía limpiar la pluma con mucha reverencia antes de escribir uno de los nombres de Dios y antes de escribir el nombre de Yahvé, tenía que bañarse todo el cuerpo, para que no fuese contaminado aquel Nombre pavoroso.

Debía observar reglas muy estrictas acerca de la forma de las letras, los espacios entre las letras, palabras y párrafos. Cada palabra y letra fueron contadas y una revisión cuidadosa hecha de cada rollo no más de 30 días después de su escritura.

·         Masoretas.

Los herederos del oficio de copistas son los masoretas (heb. Mesoret) que significa tradición, pues eran los responsables de mantener la tradición escrita. Los masoretas entraron a escena desde el siglo V y hasta el siglo X de nuestra era. Los principales testimonios del AT provienen de los textos masoréticos.

El texto bíblico heredado de los escribas se mantuvo únicamente con caracteres consonánticos es decir sin vocales, hasta los comienzos de la Edad Media. Alrededor del principio del siglo VI los masoretas se hicieron cargo del trabajo de los escribas de copiar los manuscritos del A.T.

Los masoretas trabajaron con un cuidado escrupuloso. Tanto era así que para cada libro del Antiguo Testamento contaron el número de versículos, de palabras y aún de letras. ¡Llegaron al extremo de identificar la letra situada en el centro de cada libro! Al contar todas las letras podían asegurarse que ni una letra había sido agregada o quitada. Esto quiere decir que el texto fue copiado con un grado de exactitud como nunca antes.

Pero la contribución que hicieron los masoretas y que les dio mayor fama fue la adición de las vocales, pues el alfabeto hebreo tiene solamente consonantes y los comentarios que escribieron al margen de los rollos, que van desde la forma de pronunciar una palabra hasta interpretaciones del texto mismo.

Los masoretas tenían una preocupación por garantizar la lectura y la transmisión exacta del texto. Así, anotaron cuidadosamente la pronunciación de cada palabra incorporando signos vocálicos, junto con otras anotaciones marginales, que constituyen la "masora". Desde entonces el texto se copió con el mayor cuidado, reduciéndose casi a la nada las variantes entre un códice y otro.

El Códice de Leningrado es la Biblia Hebrea completa más antigua que se conserva. Es uno de los mejores representantes del texto masorético, y data del año 1008/1009 d.C. Se usa hoy como texto básico de las principales ediciones modernas impresas de la Biblia hebrea.

o  Confirmación N.T.

En el caso de los manuscritos del N.T. fueron copiados con mucho cuidado por los cristianos del primer siglo. Más adelante los monjes fueron los que copiaban y los guardaban escondidos durante los tiempos de persecución.

El texto del NT sigue siendo el documento mejor atestiguado del mundo antiguo. Los testimonios del NT entran en tres grandes categorías:

·         Los manuscritos griegos. Hay más de 6000 manuscritos en papiro con fragmentos del Nuevo testamento.
·         Las traducciones antiguas a otros idiomas. Hay algunos que datan de tan solo 30 años después de que se escribiera el original y el códice sinaítico del año 350 dC con la biblia completa.
·         Y las citas del N.T. Encontradas en los escritos de los primeros autores eclesiásticos (como los padres de la iglesia). Hay más de 25 000 citas al N.T.  

El número de estos manuscritos sigue creciendo a medida que nuevas excavaciones arqueológicas los siguen descubriendo.

Debido a todo el cuidado en preservar las Sagradas Escrituras, podemos tener plena confianza de que Dios ha guardado su Palabra durante todos estos siglos.








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