miércoles, 6 de noviembre de 2019

Apologética 13: El Respaldo De La Arqueología. Josué 3:10.


Desde el siglo XIX con la aparición de la teoría de la evolución de Darwin sumado al racionalismo en que se sumergió la sociedad, se ha menospreciado la autoridad de la biblia, llegando a creer que es un libro más de espiritualidad y moral, para lograrlo se ha puesto en duda mucho de su contenido histórico, William Ramsay, por ejemplo, un joven inglés, educado en la escuela de Tübingen en Alemania, decidió viajar al Asia Menor con el declarado propósito de probar que la historia presentada por Lucas en su Evangelio y en los Hechos contenía muchos errores históricos. Los profesores racionalistas de Ramsay habían alegado que Lucas escribió sus obras en el siglo II y que por ende no podía estar en lo cierto. Ramsay quería probar sus teorías por medio de la evidencia arqueológica.

Para conseguir su propósito realizó excavaciones en las antiguas ruinas de Grecia y del Asia Menor; buscaba pruebas de que Lucas había inventado toda la historia en un período posterior. Sin embargo, su propia pala le hizo descubrir que las referencias históricas del Nuevo Testamento eran veraces y exactas hasta el último detalle.

La arqueología ha confirmado la veracidad de la Biblia en múltiples ocasiones.


Esta crítica destructiva produjo angustia en los creyentes sinceros que creían que la Biblia era la Palabra de Dios, y que por lo tanto no podía estar equivocada. Tal situación comenzó a cambiar con la aparición de la arqueología, que es la ciencia que estudia, describe e interpreta las civilizaciones antiguas a través de los monumentos, las obras de arte, los utensilios y los documentos que de ellas se han conservado hasta la actualidad.

Esta ciencia ha confirmado vez tras vez la veracidad histórica de la Biblia. En casi todos los puntos donde la Biblia fue sometida a la crítica con base en teorías o prejuicios personales. Los resultados de los descubrimientos arqueológicos han sido tan favorables, que ahora consideramos la arqueología como la evidencia más concreta que tenemos a nuestro alcance para la doctrina tradicional sobre la exactitud de las Escrituras.

Nelson Glueck, afamado arqueólogo judío, declara categóricamente que "ningún descubrimiento arqueológico ha contradicho alguna referencia bíblica". William F. Albright, el más destacado arqueólogo del siglo XX, señala que "no puede quedar duda de que la arqueología ha confirmado la substancial historicidad de la tradición del Antiguo Testamento.

     I.        Confirmación arqueológica del A.T.

Todos los años la pala del arqueólogo en el Medio Oriente saca a la luz nueva evidencia que confirma la veracidad y exactitud del relato bíblico. Así se demuestra que las especulaciones contradictorias de algunos críticos carecen de fundamento. Puesto que los peores ataques de estos racionalistas se dirigen contra el Antiguo Testamento, consideraremos cómo la arqueología lo confirma.

a.    La creación.

Se suele pensar que los capítulos 1-11 del libro del Génesis contiene una explicación mítica derivada de versiones más tempranas de la historia conocida en el antiguo Oriente Cercano. Es indudable que un hombre con la excelente educación de Moisés estuvo familiarizado con los relatos de la creación de babilonios y sumerios, pues eran muy populares en su época. Algunos optan por notar solamente las similitudes entre el Génesis y las historias de la creación de otras culturas antiguas; sin embargo, las diferencias son mucho más importantes.

Los relatos babilónicos y sumerios describen la creación como un conflicto entre varios dioses finitos, y cuando uno es derrotado y partido por la mitad, el río Éufrates fluye de un ojo y el Tigris del otro. El hombre es, oportunamente, hecho de la sangre de un dios malo mezclada con barro. Moisés podría haber comparado directamente para mostrar que Dios es superior a cualquier otra deidad. Así que Moisés estuvo haciendo apologética básica al establecer con claridad estas diferencias.

b.    El diluvio.

Puede demostrarse, como ocurre con los relatos de la creación, que la narrativa del diluvio en el Génesis es más real y menos mitológica que las otras versiones antiguas, lo cual indica su autenticidad. Las semejanzas superficiales no apuntan al plagio por parte de Moisés, sino a un núcleo histórico de eventos que dieron origen a todo.

Las otras versiones contienen elaboraciones que despliegan la corrupción. Solo en Génesis se nos da el año del diluvio, como también fechas para toda la cronología relativa a la vida de Noé. Es más, ese relato de Génesis se lee casi como la bitácora de un buque. La embarcación cúbica de los babilonios no podría haber salvado a nadie del diluvio, pues las rugientes aguas la hubieran estado dando vueltas de una a otra banda en forma constante. Sin embargo, el arca bíblica es rectangular, larga, ancha y baja, de modo que navegara bien en los tormentosos mares.

Algunos sugieren que hubo un diluvio severo pero limitado, no mundial, aunque la evidencia geológica apoya al diluvio global. Se han hallado partes de esqueletos de animales recientes en profundas fisuras (hendiduras geológicas) ubicadas en varias partes del mundo, siendo el diluvio la mejor explicación de estos hallazgos.

c.    La torre de Babel.

Hay bastante evidencia para concluir que el mundo tuvo, sin duda, un solo lenguaje en una época. La literatura sumeria alude repetidamente a eso; los lingüistas también consideran que esta teoría sirve para categorizar los lenguajes actuales, pero, ¿Qué sucede con la torre y la confusión de las lenguas?

Es interesante comentar que aparentemente Ur Nammu, rey de Ur desde el 2044 a 2007 aC, recibió órdenes de construir un enorme ziggurat (templo en forma de torre) como acto de adoración a la diosa luna Nannat. Una estela (monumento) de casi dos metros de ancho y poco más de tres metros de alto, muestra las variadas actividades de Ur Nammu, y hay un panel que lo muestra con un canasto de mezcla [poniendo la primera piedra], para empezar la construcción de la gran torre. Ur Nammu mostraba de esa manera su lealtad a los dioses, tomando su lugar como humilde obrero. Se desenterró una tableta de barro que afirma que el levantamiento de la torre ofendió a los dioses, de modo que echaron abajo lo construido por los hombres, los esparcieron por todas partes e hicieron extraños sus idiomas; todo esto tiene, naturalmente, un gran parecido al registro bíblico. Génesis 11.

d.    La existencia de los patriarcas.

Durante el siglo XIX se puso en tela de juicio la existencia histórica de los patriarcas. S. R. Driver explicó los patriarcas como personificaciones de las tribus; Gunkellos consideró como figuras de la poesía folclórica; Winckler los interpretó como reflejos de las divinidades astrales. Ninguno de ellos creía que el Génesis describiera la situación histórica de la época de los patriarcas. Pero todo esto cambió con el descubrimiento de las ciudades de Mari, Nuzi y Alalakh.

Tablillas allí encontradas, que datan aproximadamente del siglo XVIII antes de J.C., tienen paralelos con los relatos del Génesis; por ejemplo, una de ellas señala que el hombre puede tomar una tercera esposa, si las dos primeras han sido estériles; otra tablilla contiene la regla de que, si la esposa no da a luz en siete años, él puede tomar una segunda esposa, etc.

e.    Sodoma y Gomorra.

Se pensaba que la destrucción de Sodoma y Gomorra era espuria hasta que empezó a acumularse evidencia que demuestra que las cinco ciudades mencionadas en Génesis 14 fueron, efectivamente, centros comerciales de la zona y que tienen la ubicación geográfica que cita la Escritura. La descripción bíblica de su desaparición parece ser no menos exacta.

Todo indica a la actividad sísmica, hay fuerte evidencia de que las diversas capas de la tierra fueron rotas y arrojadas al aire. Hay mucho betún allí, de modo que una buena descripción gráfica diría que el azufre (asfalto bituminoso) fue arrojado sobre esas ciudades que habían rechazado a Dios. Hay evidencia de que las capas de roca sedimentaria fueron moldeadas y fundidas por el intenso calor. La evidencia de tal quemazón se ha encontrado en la cumbre del Monte Sodoma. Esta es una prueba permanente de la gran conflagración que tuvo lugar en ese remotísimo pasado, posiblemente cuando una cuenca petrolera que había por debajo del ahora Mar Muerto se incendió y explotó

Tal explicación no sustrae en absoluto la milagrosa característica del evento, según se relata en la Biblia, pues por cierto Dios también controla las causas naturales. El momento del hecho indica intervención divina, dada las advertencias y las visitas de ángeles.

f.     La existencia de los heteos.

La alta crítica del siglo XIX puso en duda la existencia de los heteos. La Biblia menciona a los heteos unas 40 veces Josué 3:10; sin embargo, no había referencia alguna a los heteos en la literatura pagana accesible a los críticos del siglo XIX. A la mitad de ese siglo los registros históricos de los egipcios y asirios fueron cuidadosamente estudiados y se encontraron referencias al poderoso pueblo heteo. Las excavaciones iniciadas en 1906 bajo la dirección de Hugo Winckler sacaron a la luz más de 10.000 tabletas de arcilla; así se demostró que éste era el sitio de la antigua ciudad de Hattusa, capital de la tierra de los heteos.

g.    La piedra negra.

Julius Wellhausen y los eruditos de la alta crítica decían que el Pentateuco no podía ser obra de Moisés, ya que, en los días del legislador hebreo, no se conocía la escritura. Además, Wellhausen sostenía que la ley tenía que ser posterior a la profecía pues se ideó el concepto de la evolución de la religión de Israel.
  
Estas dos ideas fueron sacudidas por el descubrimiento del Código de Hammurabi, llamado piedra negra, porque fue grabado en ambos lados de un pilar de piedra diorita negra de 2,5 metros de altura. Este Código, que data del siglo XVIII aC., fue encontrado en 1901 por el arqueólogo francés M. J. Margon, en la antigua ciudad de Susa. Con el Código de Hammurabi se probó que la escritura antecedía a Moisés en varios siglos; por otra parte, se observa una gran semejanza entre el código hebreo y el babilonio, por supuesto que también hay marcadas diferencias. Esto muestra que es incorrecto, desde el punto de vista arqueológico, decir que la legislación hebrea es posterior a los profetas.

h.    El uso de camellos.

Los eruditos de la alta crítica decían que un escritor tardío se había contradicho con respecto a la historia de Abraham porque mencionó la existencia de camellos, lo cual no podía ser ya que la domesticación de estos animales se habría producido hasta entre el 1500 y e11250 aC. Sin embargo, Parrot en 1916 encontró huesos de camello en el centro de Mari, los cuales datan de alrededor del 2500 aC y también una jarra correspondiente al comienzo del segundo milenio, sobre la cual se distinguen claramente camellos.

Kitchen también cita, de la primera mitad del segundo milenio, una estatuilla de camello la cual fue encontrada en Biblos, como también menciones de camellos en los antiguos textos lexicográficos de Babilonia, y en un texto sumerio de Nipur. Todo esto demuestra que Abraham y sus descendientes perfectamente pudieron haber empleado camellos.


i.      El altar de Josué. Josué 8:30.

En 1984, Adam Zertal y un grupo de arqueólogos excavaron en el área del monte Ebal. El resultado del trabajo fue descubrir lo que parece ser el altar que Josué edificó en conexión con la ceremonia de bendiciones y maldiciones. Deuteronomio 27:1-10.

j.      El rey salomón. 1ª Reyes 9:26-28.

Los eruditos de la alta crítica dudaban acerca de la grandeza del rey Salomón. Los descubrimientos arqueológicos del siglo pasado ofrecen evidencias irrefutables de la historicidad del rey Salomón. Entre 1925 y 1934 las excavaciones en Meguido dirigidas por Henrey Breasted pusieron a la luz una de las ciudades de los carros de Salomón. También se encontraron establos con capacidad para 400 caballos; otras construcciones cercanas revelaron la existencia de cuarteles para albergar los batallones de carros de Salomón. Otro hallazgo que muestra la grandeza de Salomón es la ciudad de Ezión-Geber a orillas del mar Muerto. Según 1ª Reyes 9:26-28, era el puerto donde atracaban las naves que traían oro de Ofir a la corte de Salomón. En los años 1938-40 el arqueólogo Nelson Glueck descubrió una enorme y altamente desarrollada refinería de hierro y cobre.

k.    La existencia del rey Sargón. Isaías 20:1.

Los críticos de la Biblia se jactaban al decir que Isaías 20:1 está en un error ya que el rey Sargón nunca existió. Sin embargo, las excavaciones realizadas en Mesopotamia en 1843 por el inglés Auston Layard y el francés Paul Botta, pusieron al descubierto el palacio del rey Sargón.

l.      El cautiverio. 2ª Reyes 25.27-30.

Se han confirmado varias facetas de la historia del Antiguo Testamento respecto al cautiverio. Registros encontrados en los famosos Jardines Colgantes de Babilonia demuestran que Joaquín y sus cinco hijos recibieron una ración mensual y una vivienda, habiendo sido bien tratados 2ª Reyes 25.27-30.

m.  La existencia del rey Belsasar. Daniel 5:1.

Una de las principales críticas hechas al libro de Daniel era la mención del rey Belsasar en días de la invasión medo persa a Babilonia. Daniel 5:1. Sin embargo, los historiadores seculares decían que el último rey de Babilonia había sido Nabonido, y decían que la Biblia no tenía base alguna para ubicar a Belsasar como rey de Babilonia.

Todo esto mostraba que la Biblia debía hallarse en un grave error. Pero en 1853, Henry Rawlinson desenterró un cilindro en el valle del Éufrates con una inscripción que informaba que hubo dos reyes de Babilonia durante los días de Daniel, un padre y su hijo. Nabonido designó como gobernante de Babilonia a su hijo Belsasar. Además, textos antiguos de Mesopotamia confirman el relato de Daniel. Nos hacen saber que mientras Belsasar se enfrentaba a las tropas persas en Babilonia, su padre Nabonido se encontraba sitiado en Borsipa, cerca de Babilonia.


n.    Los rollos del mar muerto.

Se considera que es el descubrimiento arqueológico más significativo del presente siglo. Estos manuscritos fueron descubiertos entre los años 1947 y 1956 en las cercanías del mar Muerto. Ellos representan los restos de una biblioteca de una comunidad judía, Qurnrán, que vivió entre los años 250 aC. al 70 dC. Su importancia la aclaramos en el estudio de bibliología.

    II.        Confirmación arqueológica del N.T.

Cuando llegamos al período del Nuevo Testamento, la evidencia de la confiabilidad histórica de la Biblia se hace abrumadora. Esta evidencia se resume en 4 secciones: la exactitud histórica de Lucas, el testimonio de los historiadores seculares, la evidencia física relativa a la crucifixión de Cristo. La evidencia de la resurrección ya la tratamos aparte.

a)    Exactitud histórica da lucas.

Se llegó a creer que Lucas tramó su relato a partir de las implicaciones de su imaginación, debido a que atribuyó títulos peculiares a ciertas autoridades y mencionó gobernantes que nadie conocía. La evidencia ahora apunta exactamente en dirección contraria.

·         El censo de Lucas 2.1-5.

Son varios los problemas implicados al decir que Augusto ordenó un censo del imperio durante los reinados de Cirenio y Herodes. No hay registro de tal censo, pero ahora sabemos que se acostumbraban con cierta regularidad en Egipto, Galia y Cirene. Es muy probable que Lucas quisiera decir que se hacían en todo el imperio, en diferentes momentos, y que Augusto fue quien los inició. El tiempo presente que emplea Lucas apunta fuertemente a entender esto como un hecho repetido.

·         Galión, procónsul de Acaya. Hechos 18.12-17.

Se creyó que esta designación, en Hechos 18.12-17, era imposible, pero una inscripción en Delfos señala el título exacto de este hombre, y lo fecha en la época en que Pablo estaba en Corinto (51 d C.).

·         Lisanias, tetrarca de Abilinia. Lucas 3.1.

Este hombre fue un desconocido para los historiadores modernos hasta que se encontró una inscripción que registra la dedicación de un templo que menciona el nombre, el título y, además, está en el lugar correcto. La inscripción es fechada entre el 14 y el 29 d.C., lo que es compatible con los inicios del ministerio de Juan, que Lucas fecha en el reinado de Lisanias.

·         Erasto. Hechos 19.22.

En el pasaje de Hechos 19.22, Erasto es nombrado como un corintio que llegó a ser colaborador de Pablo. Si Lucas iba a inventar nombres, este es el lugar perfecto para ello ¿cómo podría saberse? Bien, al excavar Corinto, se encontró una inscripción cerca del teatro que dice: Erasto agradecido por ser edil, puso este pavimento a su propio costo. Si estos dos son el mismo hombre, entonces se explica por qué Lucas incluyó el detalle de que se había convertido un prominente y rico ciudadano de Corinto, y que había dedicado su vida al ministerio.

Lucas nombra, en total, treinta y dos países, cincuenta y cuatro ciudades y nueve islas sin cometer un solo error. Esto llevó al eminente historiador Sir William Ramsay a retractarse de sus críticos puntos de vista.

La confirmación de la historicidad de Hechos es abrumadora. Todo intento por rechazar su historicidad básica debe, ahora, parecer absurdo. Los historiadores romanos lo dieron por obvio mucho tiempo atrás. Las teorías críticas que nacieron a comienzos de los 1800, y que aún persisten, han quedado sin apoyo. El gran arqueólogo William F. Albright afirma: Todas las escuelas críticas radicales del Nuevo Testamento que existieron o aún existen son prearqueológicas y, por lo tanto, sumamente anticuadas en la actualidad, puesto que fueron construidas in der Luft en el aire.

b)    Confirmaciones seculares.

Uno de los malentendidos más corrientes acerca de Jesús es que no se lo menciona en ninguna fuente antigua fuera de la Biblia. Al contrario, hay numerosas referencias a Él como figura histórica que murió a manos de Poncio Pilato. Algunas hasta comentan que se informó que había resucitado de los muertos y que era adorado como Dios por todos los que lo seguían.

·         Cornelio Tácito. Historiador romano y emperador de Bretaña del 80-84 dC.
·         Luciano de Samósata. Escritor satírico sirio.
·         Flavio Josefo. Historiador y fariseo judío.
·         Suetonio. Historiador romano en la corte del emperador Adriano.
·         Plinio segundo o el menor. Gobernador de bitinia, en Asia en el 112 dC.
·         Tertuliano. Jurista y teólogo de Cartago.
·         Talo. Historiador samaritano.
·         Carta de Mara Bar-Serapio.
·         Justino Mártir. Filósofo y apologista del año 150 dC.
·         Los Talmudes Judíos. Aunque lo desprestigian llamándole Jesús Ben pantera o Jesús el hijo de la violada.

El comentario rabínico de la Tora tiene una interesante nota sobre Jesús: En la víspera de la Pascua fue colgado Yeshua. Durante cuarenta días antes de la ejecución hubo un heraldo que recorría gritando: Él va a ser lapidado porque ha practicado brujería e incitado a Israel a la apostasía. Todo aquel que tenga algo que decir a su favor, que salga adelante y hable. Pero como nada fue puesto a su favor, fue colgado en la víspera de la Pascua.

c)    Evidencias históricas de la muerte de Jesús.

Hay dos descubrimientos fascinantes que iluminan la muerte de Cristo y, en cierta medida, su resurrección. El primero es un decreto insólito, el segundo es el cuerpo de otro crucificado.

·         El decreto de Nazaret.

Esta estela de piedra fue encontrada en Nazaret en 1878. Contiene un decreto emitido por el emperador Claudio (41-54 d.C.), que dice que ninguna tumba sería perturbada ni se extraerían cadáveres de ellas, ni tampoco se moverían, bajo pena de muerte. Otras noticias advierten sobre multas, pero ¿muerte por perturbar tumbas?

Una explicación probable es que Claudio, que quizás oyera la doctrina cristiana de la resurrección mientras investigaba los tumultos del año 49 d.C., decidió no dejar que ese informe emergiera nuevamente a la opinión pública.

·         Instrumentos de crucifixión.

La arqueología ha sacado a relucir mucho respecto a las herramientas usadas en la crucifixión.

La cruz: Los romanos usaban varios tipos de cruces que variaban en altura y figura. El tope de la cruz solo se alzaba entre unos 2 a 4 metros del suelo, y se han encontrado con y sin base. El condenado solía arrastrarla hasta el sitio de la crucifixión. Esta pieza pesaba de unos treinta y cinco a sesenta kilogramos. Un titulus [título] o cartel, con el nombre y delito del crucificado, podía clavarse en el tope del madero transversalmente. Los clavos: Solía usarse clavos cuadrangulares de 10 a 15 centímetros de largo y 1 centímetro de grosor, aunque algunas víctimas eran sencillamente atadas con cuerdas a la cruz. Los clavos se introducían entre los huesos de los pies y los antebrazos. El crucifragium: Parecido a un martillo moderno, de esos que se usan para ablandar carne, aunque más grande y pesado, era especialmente diseñado para quebrar las piernas del crucificado con un solo golpe. Hacer eso evitaba que usará sus piernas para alzarse, y así se apresuraba la muerte, pues se contraía la cavidad toráxica.

·         Los azotes.

Los historiadores romanos y la arqueología han revelado mucho en cuanto a la costumbre de azotar. El instrumento que se usaba era un flagrum romano que consistía en un látigo de tres cuerdas, con pedazos de hueso o plomo en las puntas. A medida que se golpeaba con este látigo, se desgarraban la piel, los músculos, los nervios, y hasta los huesos. La víctima era atada a una estaca recta o atravesada sobre un poste. A veces los azotadores eran dos, uno a cada lado para alternar los golpes, no solo en la espalda sino en el pecho y alrededor de las piernas en ambas direcciones. No se sabe si los romanos adoptaron el límite judío de treinta y nueve latigazos. Los soldados romanos solían golpear a sus crucificados después de azotarlos, de modo que se esperaba que la víctima tuviera magulladuras faciales, hinchazón, nariz quebrada y porciones de la barbilla rotas.

·         Yohanan: una víctima crucificada.

En 1968, se descubrió en Jerusalén un antiguo cementerio que contenía unos treinta y cinco cadáveres. Se determinó que la mayoría había sufrido muerte violenta en el alzamiento judío contra Roma, en el año 70 d.C. Uno de ellos se llamaba Yohanan Ben Ha’galgol, de unos veintisiete o veintiocho años de edad, con labio leporino, y un clavo de 15 centímetros que atravesaba sus dos pies, justo a la altura del talón de Aquiles. Esto arqueó las piernas hacia afuera de modo que no podían usarse como apoyo contra el madero de la cruz. El clavo había sido introducido en un listón de madera de acacia, pasando por los talones y luego entrando en el madero de la cruz.

También había evidencia de que se usaron clavos similares entre los dos huesos de cada antebrazo. Estos clavos causaron el desgaste de los huesos superiores dado que la víctima se alzaba y bajaba repetidamente al respirar, la respiración se restringe al tener los dos brazos alzados. Los crucificados tenían que elevarse para liberar los músculos del pecho y cuando se debilitaban mucho para hacerlo, morían asfixiados. Las piernas de Yohanan fueron quebradas de un solo golpe, lo que concuerda con el uso común del crucifragium Juan 19.31- 32. Cada uno de estos detalles confirma la descripción de la crucifixión que está en el Nuevo Testamento.

  III.        Conclusiones.

Como resultado del trabajo arqueológico los eruditos han cambiado considerablemente su actitud respecto de las historias registradas en la Biblia. Por ejemplo, W. F. Albright en 1918 escribió un artículo sobre Génesis 14 diciendo que este era un panfleto político compuesto unos 500 años antes de Jesucristo, sin ningún fundamento histórico y tomado de leyendas; unos cuarenta años más tarde, afirmó que se puede establecer la absoluta antigüedad de dicho capítulo, porque en él hay indicaciones de una tradición antigua.

A la luz de los descubrimientos arqueológicos pasados, uno puede esperar que los futuros hallazgos continuarán apoyando la historicidad de la Biblia y oponiéndose a los radicalismos de los críticos; además, tales hallazgos iluminarán el marco histórico y textual del Antiguo y Nuevo Testamentos.

Este capítulo resume algunas de las maneras en que la arqueología confirma la verdad de las Escrituras, aun frente a los desafíos. La evidencia es sustancial y la gratificación que produce, en cuanto a comprensión y confiabilidad, bien vale la pena.

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