lunes, 2 de diciembre de 2019

Hechos Historia Salutis 08: La Profecía de David se Cumple en Cristo. Hechos 2:22-28.


Pedro, lleno del Espíritu Santo, toma el liderazgo de los apóstoles y se levanta a explicar lo que está sucediendo en ese día tan trascendente para la historia del cristianismo, primero les aclara a los que se están burlando de la situación, que no están borrachos pues son entre las 8 y 9 de la mañana apenas, acto seguido cita el AT específicamente la profecía de Joel 2:28–32, que explica el milagro de Pentecostés que las gentes han visto, Pedro está listo para predicar el evangelio de Cristo. Quiere que todos sepan que con el derramamiento del Espíritu Santo ha llegado la era de la iglesia cristiana.

Así que él continúa su discurso, su temática principal ahora será proclamar al Señor Jesús como salvador y Cristo. la proclamación de Jesús como Señor y Mesías. La predicación apostólica primitiva regularmente consta de cuatro elementos (no siempre en el mismo orden):

1)    El anuncio de que ha llegado el tiempo del cumplimiento.
2)    Un relato del ministerio, muerte y triunfo de Jesús.
3)    Citas del antiguo testamento cuyo cumplimiento en estos eventos prueba que Jesús es aquel que ellos señalaron antes.
4)    Un llamado al arrepentimiento.

Estos cuatro elementos están presentes en la proclamación de Pedro aquí.

22. Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis.

a. “Varones israelitas, oigan estas palabras”. Primero, Pedro se ubica en un terreno común, porque tanto Pedro como sus oyentes aceptan las Escrituras como la Palabra de Dios. Luego, se dirige a su auditorio con las palabras varones israelitas. Esta forma de expresarse no tiene connotaciones nacionalistas ni pretende dejar por fuera a los gentiles. La palabra Israel en este contexto es un término religioso que recuerda al auditorio el pacto hecho por Dios con su pueblo. Y que tanto Pedro como sus oyentes son participantes de ese pacto. Con este saludo, Pedro se aproxima más a sus oyentes y lo usa para presentar a Jesús de Nazaret.

b. “Jesús nazareno era un varón aprobado por Dios a ustedes con maravillas, prodigios y señales”. Pedro usa el nombre de Jesús y el lugar de su residencia que son conocidos a las gentes, en este caso Nazaret, así que no es en alusión al voto de nazareno encontrado en Números 6.

Jesús era conocido por este nombre: Mateo 26:71. Lucas 18:37. Juan 18:5-7. De acuerdo al letrero en la cruz, este era el nombre de Jesús Juan 19:19. Pedro describe a Jesús como a un hombre aprobado o confirmado por Dios a través de su vida terrenal, como es evidente por los milagros, señales y prodigios que realizó.

La palabra aprobado del griego apodeiknumi (ἀποδείκνυμι, G584) describe a Jesús como a una persona enviada por Dios y que habla en el nombre de Dios. Nadie de las personas que escuchaban ese día y que haya conocido la vida de Jesús puede negar las maravillas de dar vista a los ciegos, resucitar a los muertos, y predicar el evangelio del reino. De hecho, estos milagros, prodigios y señales demuestran a los oyentes que la era mesiánica ha llegado, porque Jesús es el Mesías. Pedro continua y les dice:

c. “[Estas señales] que Dios hizo entre ustedes por medio de él, como ustedes mismos saben”. En la proclamación del evangelio, Pedro pone el énfasis en Dios. Dice que

·         Dios respaldó a Jesús (v. 22).
·         Realizó milagros a través de él (v. 22).
·         Lo entregó a la muerte (v. 23).
·         Lo resucitó (vv. 24, 32).
·         Y lo hizo Señor y Cristo (v. 36).

Pedro inspirado por el Espíritu Santo reconoce que Jesús siempre dependió de su Padre, que siempre fue DIOS por medio de él quien realizó cada acto milagroso, cada sermón predicado, cada acto, cada consejo, vinieron de su total dependencia del Padre, si el Señor Jesucristo dependía de DIOS en todo y para todo, cuanto y más necesitaremos hacerlo cada uno de nosotros, pero además, Pedro también lo dice para apelar a su sentido de temor del Señor, pues estos varones israelitas, si algo son, es temerosos de DIOS, por eso usa la frase, como ustedes mismos saben.

23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole;

En este versículo encontramos las dos caras de la moneda llamada predestinación:

a. La soberanía de Dios. Pedro asume que la audiencia está en pleno conocimiento del juicio y muerte de Jesucristo. En este versículo usa el pronombre personal ustedes para hacer que sus oyentes sientan la responsabilidad que tienen por la crucifixión de Jesús.

Sin embargo, les habla desde un punto de vista divino: Dios está en completo control de la situación, aun cuando los judíos trajeron a Jesús a juicio y los soldados le dieron muerte. Pedro dice que la muerte de Jesús ocurrió de acuerdo con el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios. La expresión determinado consejo sugiere un plan que ha sido determinado y que es claramente definido.

El autor de este determinado consejo es Dios mismo. Pedro disipa cualquier duda respecto a si Dios pudo haber actuado precipitadamente en formular su propósito y entregar a Jesús al pueblo judío. Y agrega el término anticipado conocimiento. Con esta frase, apunta a la omnisciencia de Dios por la cual cada parte de su plan está en su pleno y anticipado conocimiento. 1ª Pedro1:2. En su primera epístola, Pedro escribe que a Jesús se le escogió antes de la creación del mundo, 1ª Pedro 1:20 NVI. Pero no podemos ser reduccionistas y dejar fuera la otra parte esencial; la responsabilidad humana.

b. La responsabilidad del hombre. Pedro hace a sus oyentes responsables por la muerte de Jesús: a este prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole.

Tenemos por una lado la determinación de Dios de que su Hijo muriera y por el otro la responsabilidad del hombre por perpetrar la acción, ambos son verdad, ambos sucedieron y ambos son bíblicos, no se anulan el uno a el otro, DIOS  es soberano, se cumple su consejo pero eso no anula nuestra responsabilidad en los hechos, si nos queremos cruzar de manos y no hacer nada para después echarle la culpa a DIOS diciendo que está en su plan que las cosas sucedan así, no solo nos hemos vuelto reduccionistas, también seremos culpables de complicidad en aquello que dejamos que pasara sin nosotros hacer nada.

Es cierto, Dios mismo entregó a Jesús a los judíos, y fueron ellos quienes lo llevaron a la muerte clavándolo en una cruz. Los judíos no pueden exonerarse de culpa achacando la muerte de Jesús a los romanos, a quienes llaman hombres malvados, porque ellos mismos fueron quienes contrataron a los romanos. Pedro enseña que los judíos deben reconocer su responsabilidad por la muerte de Jesús. Deben ver todos los aspectos del plan de Dios. Por eso les dice:

24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.

Pedro afirma el hecho de la resurrección de Cristo. En forma positiva afirma que Dios levantó a Jesús de la muerte. Enuncia la doctrina apostólica de la resurrección, un tema que se repite mucho en el libro de Hechos. Dios llevó a cabo su plan en etapas predeterminadas:

1.    Primero el sufrimiento y la muerte de Cristo.
2.    Posterior a ella, su resurrección.

Dios levantó a Jesús soltándole de los dolores de la muerte. Una lectura literal en el griego de la palabra dolor es dolores como de parto. Pero ¿qué significa dejar libre a Jesús de los dolores de parto de muerte?

Algunos intérpretes han sugerido que Pedro, hablando arameo, usó otra palabra para dolores de parto, tal como cuerdas. Ellos argumentan que el salmista habla de ligaduras de muerte. Salmos 18:4; 116:3; 2ª Samuel 22:6. No podemos determinar cuál fue la palabra en arameo que usó Pedro. El griego, sin embargo, tiene la expresión dolores de parto, que aparece en el discurso de Jesús relacionado con el fin del mundo. Mateo 24:8.

Esta expresión es una figura literaria y nada más, así que no debe ser forzada para que diga algo que no dice en realidad. Simplemente significa que Dios liberó a Jesús de la agonía que acompaña a la muerte. Y Pedro da las razones para la liberación de Jesús de la agonía de la muerte: porque era imposible que fuese retenido en el poder de la muerte. Dios pronunció la maldición de la muerte sobre la raza humana cuando Adán cayó en pecado. Pero Jesús, que no pecó, pero que sí llevó sobre él los pecados del mundo, quitó el aguijón de la muerte cuando él murió en la cruz. Por lo tanto, la muerte no volvió a tener poder alguno sobre él.

Pedro continua y cita nuevamente el AT.

25. Porque David dice de él:
Veía al Señor siempre delante de mí;
Porque está a mi diestra, no seré conmovido.
26. Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua,
Y aun mi carne descansará en esperanza;
27. Porque no dejarás mi alma en el Hades,
Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
28. Me hiciste conocer los caminos de la vida;
Me llenarás de gozo con tu presencia.

Aquí tenemos la segunda de tres citas que Pedro hace del Antiguo Testamento en su sermón de Pentecostés. Sigue la traducción del griego de Salmo 16:8–11, la cual aquí difiere poco del texto hebreo. Pedro cita el salmo para respaldar su enseñanza de que Dios levantó a Jesús de la muerte quedando así cumplida la profecía de David respecto a Cristo y su resurrección.

a. “Veía al Señor siempre delante de mí; porque está a mi diestra, para que no sea yo conmovido”. David se revela como una persona que pone toda su confianza en Dios. Habla como un hijo de Dios que sabe que Dios nunca está lejos de él. De hecho, David ve al Señor delante de él; el texto hebreo dice: “Al Señor he puesto continuamente delante de mí” (Sal. 16:8).

Dios está al alcance de la mano de David y precisamente esta cercanía del Señor hace que David esté tranquilo. La cláusula está a mi mano derecha. Salmos 73:23; 109:31; 110:5; 121:5, describe a Dios como el protector de David.

Podríamos parafrasearlo más o menos así: Estoy tan cerca de DIOS, que lo veo siempre delante de mí y él me protege siempre.

b. “Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua”. Debido a la estrecha relación que David tiene con Dios y a la confianza puesta en él, su corazón está lleno de gozo y felicidad. Expresa sus sentimientos cantando canciones de alabanza. Hace referencia a su corazón, el centro de su ser. Por eso Romanos 10:10 dice: Cree con el corazón y confiesa con la boca.

Y continúa diciendo: “Y aun mi cuerpo descansará en esperanza”. La lectura del hebreo esta parte dice: “mi cuerpo también reposará confiadamente”. David sabe que físicamente él está seguro aun frente a la muerte. Pone su esperanza en Dios.

Esta parte se parafrasea como sigue: mi corazón se alegra y mi boca lo proclama, y aun estoy confiado en que DIOS me protege físicamente.

El motivo de la confianza de David es el siguiente:

c. “Porque no dejarás mi alma en la tumba, ni permitirás que tu Santo vea corrupción”. Aunque en la primera parte de este versículo David se está refiriendo a sí mismo, en esta segunda parte está profetizando acerca del Mesías y su resurrección. Dice que su confianza es que la tumba no marcará el fin de su comunión con Dios. Continuará disfrutando de la vida en la presencia del Señor. 

Varias versiones transliteran el término griego hades. Este es el término para el hebreo Seol, que significa “sepulcro”. En su sermón, Pedro emplea la palabra hades no en el sentido de “morada de la muerte”, sino como tumba o sepulcro.

Aun en la tumba Dios no abandona a sus hijos, sino que les da la seguridad de la resurrección. La frase, “No permitirás que tu Santo vea corrupción”, es la convicción de David respecto a esta promesa de Dios.

Pedro explica que la afirmación de David no es hacia él mismo, pues todos saben que David murió, lo sepultaron en los sepulcros de los reyes en Jerusalén y su tumba sigue con sus restos ahí, nunca hubo evidencia de que David resucitará de entre los muertos, por lo tanto, este salmo apunta a alguien más, es un salmo mesiánico, así que solo puede apuntar hacia el Mesías ósea hacia el Señor Jesucristo, y a diferencia de la tumba de David, la tumba de Cristo está vacía porque Dios le levantó de los muertos. Y Pedro mismo puede dar fe de este hecho. Por eso el prosigue citando el Salmo y dice:

d. “Me hiciste conocer los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia”. En la parte final de este salmo, David recurre al mecanismo literario de contraste: negativo y positivo, muerte y vida, corrupción y presencia de Dios.

Aun si la segunda parte del versículo se aplicara a David mismo, el hecho que Pedro lo llame profeta apunta no al salmista sino a Cristo. Con todo, en el último versículo de este salmo David habla de sí mismo; resume así su comunión íntima con Dios. David reconoce que Dios le ha dado divina revelación que le instruye para conocer los caminos de la vida. Afirma: “Me has hecho conocer los caminos de la vida”.

Para David, la Palabra de Dios es una lámpara para sus pies y una luz para su camino. Él sabe que Dios mismo es la fuente de vida, por lo cual está en condiciones de disfrutar de una vida plena en la presencia de Dios. El gozo de David consiste en caminar continuamente en los caminos de la vida en una comunión estrecha con su Señor.

La frase en tu presencia es una fuente de gozo, porque la presencia de Dios es luz de luces. La resume el apóstol Juan. 1ª Juan 1:3–4

Los escritores del AT saben que nadie puede escapar del poder de la muerte, y que todos descenderán a la tumba en el tiempo señalado. También saben que Dios tiene poder sobre la muerte y que en la presencia de Dios ellos tienen vida eterna. De acuerdo con esto, Job confiadamente afirma que, aunque la muerte destruya su piel en la tumba, él verá a Dios en su carne. Job 19:25–27.

Pleno de esperanza, David afirma que él verá el rostro de Dios y que tiene acceso a él después de la muerte. Salmos 11:7; 16:9–11; 17:15.

Estoy tan cerca de DIOS, que lo veo siempre delante de mí y él me protege siempre, mi corazón se alegra y mi boca lo proclama, y aun estoy confiado en que DIOS me protege físicamente. Porque no dejarás mi alma en la tumba, ni permitirás que tu Santo vea corrupción. Me hiciste conocer los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia.

Los cristianos primitivos aplicaron Salmo 16:10 a Cristo: “Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu Santo vea corrupción”. Interpretan las palabras de David como queriendo decir que el sepulcro no podrá destruir el cuerpo de Cristo. El cuerpo de Cristo no vio corrupción, sino que fue glorificado en su resurrección. Por tanto, la promesa de Dios se cumplió no en David, sino en Cristo. Porque se trata de Cristo, siempre de Cristo y solo de Cristo.



Y está porción de la Escritura que escudriñamos hoy, nos muestra poco a poco, como pedro y los primeros cristianos interpretaban el AT y las promesas en él: Cristocéntricamente.  A pesar de ser David el más grande rey de la nación de Israel quien escribió el salmo citado por pedro, seguramente conocido por todos los varones pisados allí escuchando, pedro lleva el cumplimiento de la promesa no a David, sino a Cristo.

Cuando el Espíritu Santo está obrando en una iglesia, está se vuelve Cristocéntrica, tal y como lo podemos ver aquí, la iglesia en su primer día de existencia visible, es más a escasos minutos de ser formada y ya estaba siendo construida alrededor de la persona y obra de nuestro Señor Jesucristo, pero no solo la iglesia, también nuestras vidas deben de girar en torno al Señor Jesús, todo en ellas debe de ser Cristocéntrico y la única forma de lograrlo es siendo bíblicos en todas las áreas,  de lo contrario no pasaremos de ser espectadores o asistentes a una congregación cristiana.





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