lunes, 11 de julio de 2016

Esclavos De Cristo 2: Esclavos, No Siervos. 1ª Corintios 7:23.

La semana pasada comenzamos con esta serie de predicaciones titulada: Esclavos de Cristo, y entendimos que el concepto filosófico del libre albedrío en la salvación de nuestras almas es completamente anti bíblico, y esa forma de pensar pelagiana se ha infiltrado en la iglesia a tal grado que ha vuelto el cristianismo altamente antropocéntrico.

Concluimos con una poderosa verdad, los seres humanos somos siempre esclavos en nuestra voluntad, y solo hay dos dueños, dos amos, dos señores posibles: o somos esclavos del pecado o somos esclavos de Cristo, y paradójicamente si somos esclavos de Cristo encontraremos la verdadera y genuina libertad para nuestras almas.

La biblia nos dice en el libro de Hechos 11.26, que a los primeros discípulos se les llamo cristianos en Antioquia, sin embargo, la connotación de la palabra dista mucho de lo que entendemos hoy en día, en la actualidad se le llama cristiano indistintamente a católicos, testigos de jehová, mormones, adventistas del séptimo día, etc.

En cambio, en el primer siglo de la iglesia, ser cristiano iba mucho más allá de ser un partidario de Cristo, de tener fines comunes o de hacer una oración y ser miembro de la iglesia, ser cristiano era estar dispuesto literalmente a dar la vida por la convicción de Cristo como su Señor y Salvador.

Si hemos leído El libro de los mártires de John Foxx, sobre todo los dos primeros capítulos, donde narra las persecuciones y castigos infringidos a los primeros cristianos nos daremos cuenta del gran impacto que tenía el título en ellos, para los primeros seguidores de Cristo era tan importante el título CRISTIANO que no una o dos, muchas veces murieron gustosos de ser considerados como tales.

La frase soy cristiano era muy común al responder a los interrogatorios, de hecho, era prácticamente lo único que respondían cuando se les intimidaba con amenazas de tortura y muerte para que abandonaran su Fe, no decían su nacionalidad, no decían su nombre, no decían su oficio, no alegaban inocencia, sus únicas palabras eran SOY CRISTIANO.

Esta frase los fortalecía como testigos y mártires de la causa de Cristo y al mismo tiempo confundía a los perseguidores de la iglesia, no importaba cual fuera la pregunta seguían contestando una y otra vez la misma corta, pero poderosa frase: soy cristiano.

Seguir a Jesús era la suma de toda su existencia. En el momento en que la vida misma pendía de un hilo, nada importaba más excepto identificarse ellos mismos con Él, y lo hacían con la frase SOY CRISTIANO.


Para estos fieles creyentes de los primeros dos siglos de la iglesia, el nombre «cristiano» era mucho más que una mera designación religiosa como lo es hoy en día, el ser cristianos definía todo acerca de ellos, incluyendo cómo se veían a sí mismos y al mundo a su alrededor.

El sello “cristiano” enfatizaba su amor por el Mesías crucificado junto a su disposición a seguirle sin importar el costo. Esto hablaba de la transformación total que Dios había producido en sus corazones y daba fe de la realidad de que en Cristo se habían renovado completamente, espíritu, alma y mente.

Ellos habían muerto a su antiguo modo de vida, habiendo nacido nuevamente en la familia de Dios. Cristiano no era simplemente un título sino una forma completamente nueva de pensamiento, una que tenía serias implicaciones por cómo vivían, y finalmente cómo morían.

Esto debe llevarnos a reflexionar: 

¿Qué significa en realidad ser cristianos?

Los primeros mártires tenían muy claro lo que significaba ser cristiano. Sin embargo, pregunte hoy lo que significa y probablemente vamos a recibir una variedad de respuestas, aun de aquellos que se identifican con este título:


·         Es algo cultural.
·         Es una tradición religiosa.
·         Es algo político.
·         Son valores morales fuertes.
·         La religión verdadera.
·         Es asistir los domingos a la iglesia.
·         Es cuando recibes a Cristo en tu corazón.
·         Es creer en Cristo.
·         Etc.

Todo esto se queda muy corto en comparación con lo que nos dice la biblia que significa ser cristianos, antes de ser llamados cristianos en Antioquia, se les conocía como:

·         Discípulos.
·         Hermanos.
·         Creyentes.
·         Santos.
·         Seguidores del Camino.

Como ya lo mencionamos, la connotación no era la misma que tiene hoy en día, el sobrenombre de cristianos era más bien una burla de los no creyentes con la intención de poner en ridículo a aquellos que seguían a Jesucristo. 1ª Corintios 1:23.

Pero lo que comenzó como una burla pronto se convirtió en símbolo del más alto honor, pues ser cristiano del griego cristianois (χριστιανός, G5546), era por ser identificado como discípulo de Jesucristo y que lo reconocían como seguidor de Él.

Ser cristiano en el sentido real del término es ser un seguidor INCONDICIONAL de Cristo, como Jesús mismo lo dijo en Juan 10.27 mis ovejas oyen mi voz y ME SIGUEN.

Ser cristiano sugiere mucho más que solo simpatizar con los “hermanos en la iglesia” ser cristiano es mucho más que solo venir a la iglesia escuchar las predicaciones, ser cristiano es mucho más que creer en Cristo y sus bonitas enseñanzas, ser cristiano es mucho más que un acercamiento superficial.

J.C. Ryle dijo: Por desgracia hay mucha gente bautizada, pero que en la vida práctica no sabe nada de Cristo, si les preguntas sobre fe, nuevo nacimiento, justificación, santificación, y otros temas básicos y simples de la biblia reaccionan como si les hablarás en otro idioma, desconocen el cristianismo como lo desconoce un budista, y aun así esta es la religión de miles y miles de personas que en nuestros días se llaman cristianos.

Ser verdaderamente cristiano demanda un afecto profundo por Cristo, lealtad inalterable a él y sumisión a su Palabra. Juan 8:31. Juan 12:26. Juan 15.14.

Si te dices a ti mismo cristiano debes entender que estas proclamando al mundo que todo sobre ti, absolutamente todo, incluyendo tu identidad personal se trata de Cristo, se cimienta en Cristo y es en Cristo, por Cristo y para Cristo, pues te has negado a ti mismo, para seguirle y obedecerle, Cristo es tu Salvador, pero también es tu Señor, de ser así te será fácil entender al apóstol Pablo en Filipenses 1:21.

Desde su aparición en Antioquía, el término cristiano se ha convertido en el sello predominante de aquellos que siguen a Jesús. Es una designación apropiada, pues se enfoca justamente en el protagonista principal de nuestra fe: Jesucristo. A pesar de eso irónicamente, la palabra misma solo aparece tres veces en el Nuevo Testamento; dos en el libro de los Hechos y una en 1ª Pedro 4.16.

La escritura además de usar el término cristiano, también nos da otra serie de títulos para identificar a los seguidores de Cristo, entre estos títulos están:

·         Forasteros y extranjeros de DIOS.
·         Peregrinos en el mundo.
·         Ciudadanos del cielo.
·         Luminarias del mundo.
·         Herederos de DIOS.
·         Coherederos con Cristo.
·         Ovejas del rebaño.
·         Embajadores de Cristo.
·         Amigos del señor.
·         Atletas.
·         Soldados.
·         Pámpanos (ramas) en la vid.
·         Pueblo de DIOS.
·         Reyes y Sacerdotes.
·         Nación santa.
·         Linaje escogido.
·         Etc.

Todas estas descripciones engloban lo que significa ser cristiano bíblicamente hablando, sin embargo, la biblia utiliza una metáfora con más frecuencia que todas las anteriores, y esta descripción de lo que significa ser cristiano es tan impactante que nos describe a la perfección lo que significa ser cristiano en realidad: ESCLAVO.

La palabra griega para esclavo es doulos (δου̂λος, G1401) y se traduce como esclavo, siervo o servidor, se utiliza en el sentido de la esclavitud física, pero también se aplica al menos 40 veces a los creyentes en Cristo en su relación con su amo celestial: Cristo.

Para los primeros creyentes, ser cristiano era sinónimo de ser esclavo de Cristo, de ahí que su identidad era impacta a tal grado que dar su vida era poco por seguir al salvador de sus almas.

Hay registros de historiadores como Eusebio, que dicen que muchos de los primeros mártires por la causa de Cristo, respondían soy hombre libre pues soy esclavo de Cristo, esto es porque su identidad misma se había redefinido radicalmente por el evangelio de Jesucristo, ya fueran esclavos o libres en esta vida, todos ellos sabían que se habían liberado de la esclavitud del pecado al ser comprados a precio de sangre, habían llegado ahora a ser ESCLAVOS DE CRISTO y esto es lo que en esencia significa ser cristiano desde la perspectiva bíblica. 1ª Corintios 6:20 y 7:23.

La biblia nos muestra que a los creyentes se nos ordena someternos a Cristo completamente, no somos siervos contratados o empleados espirituales, le pertenecemos por completo a Cristo.

Eso significa que lo obedecemos sin preguntar y que lo seguimos sin reclamar nada, Jesucristo es nuestro amo y nuestro Dueño, por eso es que le decimo Kurios o Señor somos sus esclavos y fuimos comprados para obedecerle y honrarlo humilde e incondicionalmente.

A muchos tal vez nos confronten duramente estas palabras, pues en la iglesia moderna no se habla mucho acerca de este concepto de identidad cristiana, como vimos la semana pasada, nos enseñan que nosotros decidimos con nuestro libre albedrío seguir a Cristo, que nosotros somos los que le damos a Cristo la libertad de actuar en nuestras vidas, que se trata de nosotros, cuando la biblia tiene un solo tema y un solo mensaje: JESUCRISTO.

El cristianismo actual, influenciado por la doctrina pelagianista habla de todo menos de ser Esclavos de Cristo, se habla de éxito, salud, riquezas, prosperidad, felicidad, mejor vida hoy, que somos campeones, que somos el centro de atención, que somos los consentidos de DIOS, que DIOS ha puesto todo a nuestro favor, es un cristianismo pelagiano “cohelico”

Escuchamos a los “cristianos” modernos evangelizar con frases como DIOS te ama y tiene un plan maravilloso para tu vida, DIOS quiere bendecirte, DIOS desea que tengas lo mejor en tu vida, ven a Cristo y no tendrás problemas, el evangelismo se ha convertido en ambición personal, realización personal y gratificación personal, y muchas personas creen que de esto es lo que se trata nuestra relación con Cristo.

Ven a Cristo como aquel que arregla nuestros problemas, nos ayuda en nuestras vidas, nos cuida y nos prospera, pero nada más, por eso no es de sorprendernos que los mal llamados cristianos actuales NO SE DIFERENCIAN EN NADA CON LA GENTE DEL MUNDO.

La biblia nos enseña todo lo contrario, Cristo es el amo, dueño y Señor de los creyentes, nosotros le pertenecemos, somos su posesión, Cristo es el Rey, Salvador y Señor y nosotros somos sus subordinados, somos su propiedad, en otras palabras, somos sus esclavos.

Esta verdad de la Escritura es difícil de ver en la actualidad también porque la traducción al español de la biblia ha dado al griego Duolos la traducción de siervo (servidor, criado) en lugar de esclavo, cuando Duolos aparece 124 veces en el nuevo testamento.

Aunque es muy cierto que las tareas y deberes de los esclavos y los servidores eran muy parecidas hay una diferencia crucial entre los dos: los siervos se contratan, los esclavos se poseen.

Los sirvientes tienen la libertad de elegir para quién trabajan y qué hacen. La idea de servidumbre mantiene cierto nivel de autonomía propia y derechos personales. Los esclavos, por su parte, no tienen ni libertad, ni autonomía, ni derechos. En el mundo grecorromano, a los esclavos se les consideraba propiedad, al punto que a los ojos de la ley se les veía como cosas en lugar de como personas. Ser el esclavo de alguien era ser su posesión, atado a obedecer su voluntad sin dudar ni argumentar, ni mucho menos reclamar.

La traducción de Duolos en siervo y no en esclavo se debió a la mala connotación que tenía la palabra en la sociedad occidental, como veremos nada tiene que ver la esclavitud grecorromana con la esclavitud afroamericana, por ejemplo, en otras palabras, fue por cuestiones culturales meramente, es por ello que al escudriñar la escritura acudimos a los idiomas originales.

El énfasis de la Biblia en la esclavitud respecto a Cristo se pierde desde las páginas de la mayoría de las traducciones al español. No obstante, eso que está oculto en nuestras versiones modernas fue una verdad central para los apóstoles y las generaciones de creyentes que vinieron después de ellos (no estamos inventando ni descubriendo una doctrina nueva).

Lo vemos en escritos de los padres apostólicos como:

·         Ignacio (murió en el 110 D.C.).
·         Policarpo (69-155 D.C.).
·         Ambrosiastro.
·         Agustín de Hipona.
·         Juan Crisóstomo.
·         Y en tiempo un poco más recientes Charles H. Spurgeon.

Nuestra esclavitud a Cristo tiene implicaciones radicales por cómo pensamos y vivimos. Se nos ha comprado con un precio. Pertenecemos a Cristo. Somos parte de un pueblo para su posesión propia. El entendimiento de esto cambia todo acerca de nosotros, comenzando por nuestras perspectivas y nuestras prioridades.


El cristianismo verdadero no es añadir a Jesucristo a mi vida. Más bien, es dedicarme yo mismo por completo a Él, sometiéndome enteramente a su voluntad y procurando agradarlo por encima de todo. Esto demanda la muerte propia y seguir al Amo, sin importar el costo. En otras palabras, ser cristianos es ser esclavos de Cristo.






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