miércoles, 27 de mayo de 2020

CFB 1689. Tema 24: La Seguridad De La Gracia Y La Salvación. Cita: Hebreos 6:17-18.

La clase pasada hablamos acerca de la perseverancia del creyente, la cual es provocada por que es el Señor quien nos preserva para permanecer en nuestra salvación por medio de su gracia, el tema del día de hoy va íntimamente ligado con el anterior, hablaremos acerca de la seguridad que la preservación crea en los creyentes y sus características.

A. Es posible tener está seguridad. Aunque los creyentes que lo son por un tiempo y otras personas no regeneradas vanamente se engañen a sí mismos con esperanzas falsas y presunciones carnales de que cuentan con el favor de Dios y que están en estado de salvación (pero la esperanza de ellos perecerá)1, los que creen verdaderamente en el Señor Jesús y le aman con sinceridad, esforzándose por andar con toda sinceridad delante de él, pueden en esta vida estar absolutamente seguros de hallarse en el estado de gracia, y pueden regocijarse en la esperanza de la gloria de Dios; y tal esperanza nunca les avergonzará.2

1.    El peligro de no entender correctamente está seguridad. Jer. 17:9; Mt. 7:21-23; Lc. 18:10-14; Jn. 8:41; Ef. 5:6,7; Gá. 6:3,7-9.

La Biblia, así como la CFB 1689 en ningún momento fomentan la indisciplina espiritual basada en la seguridad eterna de la salvación, hay personas que, engañadas por su propio corazón, creen tener la salvación asegurada, pero su forma de vida dice lo contrario, y su falta de arrepentimiento demuestra que en realidad no creyeron en el evangelio para salvación sino solo temporalmente, estás personas no han entendido correctamente está doctrina.




Tengamos cuidado de vivir engañados por nuestro perverso corazón, si no hay Fruto en nuestras vidas muy probablemente seremos cortados y echados al fuego. Lucas 3:9. Juan 15:6.

2.    La realidad de está seguridad. Ro. 5:2,5; 8:16; 1 Jn. 2:3; 3:14,18,19,24; 5:13; 2 P. 1:10.

No todo el que diga Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, solo los que dan fruto de su regeneración pueden estar seguros.

B. Está seguridad es infalible. Esta certeza no es un mero convencimiento conjetural y probable, basada en una esperanza falible, sino que es una seguridad infalible de fe1 basada en la sangre y la justicia de Cristo reveladas en el evangelio;2 y también en la evidencia interna de aquellas virtudes del Espíritu a las cuales éste les hace promesas,3 y en el testimonio del Espíritu de adopción testificando con nuestro espíritu que somos hijos de Dios;4 y, como fruto suyo, mantiene el corazón humilde y santo.5

1.    La fe da certeza a nuestra seguridad eterna. Ro. 5:2,5; He. 6:11,19,20; 1 Jn. 3:2,14; 4:16; 5:13,19,20.

Una Fe Inteligente Afirma La Seguridad, En Mayor O Menor Grado, Según Sea La Fortaleza De Dicha Fe.


2.    La obra eterna de Cristo es el fundamento de la fe que da certeza a nuestra seguridad eterna. He. 6:17,18; 7:22; 10:14,19.

La Fe inteligente es aquella que está basada en la Escritura, específicamente en la obra perfecta de salvación del Señor
Jesucristo.

3.    La seguridad está fundada en las promesas del evangelio. Mt. 3:7-10; Mr. 1:15; 2 P. 1:4-11; 1 Jn. 2:3; 3:14,18,19,24; 5:13.

Si aun te estás preguntando seriamente si ¿Podemos tener una certeza personal de que somos salvos? Las Escrituras nos confirman que así es, además hay al menos tres doctrinas en la Escritura que lo respaldan ampliamente:

·         La doctrina de la predestinación.
·         La eficacia de la intercesión de Cristo.
·         La unión de los creyentes con Cristo.

4.    El testimonio del Espíritu confirma nuestra seguridad. Ro. 8:14-16; 1 Co. 2:12; Gá. 4:6,7.

Una de las muchas funciones del Espíritu Santo es dar testimonio a nuestro corazón de que somos hijos de DIOS para siempre.

5.    La seguridad eterna provoca marcas de la gracia en los creyentes. 1 Jn. 3:1-3.

La marca de gracia por excelencia es el carácter de Cristo forjándose en nosotros.

C. Esta seguridad es alcanzable. Esta seguridad infalible no pertenece a la esencia de la fe hasta tal punto que un verdadero creyente no pueda esperar mucho tiempo y luchar con muchas dificultades antes de ser partícipe de tal seguridad;1 sin embargo, siendo capacitado por el Espíritu para conocer las cosas que le son dadas gratuitamente por Dios, puede alcanzarla,2 sin una revelación extraordinaria, por el uso adecuado de los medios; y por eso es el deber de cada uno ser diligente para hacer firme su llamamiento y elección; para que así su corazón se ensanche en la paz y en el gozo en el Espíritu Santo, en amor y gratitud a Dios, y en fuerza y alegría en los deberes de la obediencia, que son los frutos propios de esta seguridad: así está de lejos esta seguridad de inducir a los hombres al libertinaje.3


1.    La dificultad para alcanzar la seguridad. Hch. 16:30-34; 1 Jn. 5:13.

La seguridad de la salvación no siempre llega automáticamente con la Fe, algunas veces se obtiene al fortalecer y madurar esa Fe.

Pero no nos confundamos, la Fe Salvífica no necesita de la seguridad del creyente en su eterna salvación para ser eficaz, en otras palabras, somos salvos eternamente desde el momento en que nacemos de nuevo, aunque todavía no tengamos esa certeza eterna en nuestro ser, con el tiempo llegará, el motivo por que algunos la experimentan y otros no, solo DIOS en su Soberanía y perfecta voluntad lo sabe.

2.    La provisión para alcanzar la seguridad. Ro. 8:15,16; 1 Co. 2:12; Gá. 4:4-6 con 3:2; 1 Jn. 4:13; Ef. 3:17-19; He. 6:11,12; 2 P. 1:5-11.

El Espíritu Santo es quien nos lleva en el proceso de madurar la fe y una de las consecuencias es tener la seguridad eterna de nuestra redención.

3.    Es deber de los creyentes alcanzar la seguridad. 2 P. 1:10; Sal. 119:32; Ro. 15:13; Neh. 8:10; 1 Jn. 4:19,16; Ro. 6:1,2,11-13; 14:17; Tit. 2:11-14; Ef. 5:18.

Si al nacer de nuevo no hemos obtenido la seguridad eterna de nuestra salvación, no es porque no seamos salvos, eso ya lo entendimos, pero mucho menos es un permiso para pecar libremente, el libertinaje no es propio de los verdaderos hijos de DIOS, así que lo que sigue es buscar por los medios de Gracia como la lectura de la Palabra el discipulado constante, la oración, etc. obtener la certeza eterna de nuestra salvación, obviamente está llegara en la medida en que caminemos en madurez espiritual con el Señor.

Nuestro deber si no tenemos la seguridad de la salvación, es buscarla por medio de un caminar en santidad, no caer en desanimo, ni mucho menos en libertinajes.


D. Esta seguridad es variable. La seguridad de la salvación de los verdaderos creyentes puede ser zarandeada, disminuida e interrumpida de diversas maneras por negligencia en conservarla,1 por caer en algún pecado especial que hiere la conciencia y contrista al Espíritu,2 por alguna tentación repentina o fuerte,3 por retirarles Dios la luz de su rostro, permitiendo, aun a los que le temen, que caminen en tinieblas, y no tengan luz;4 sin embargo, nunca quedan destituidos de la simiente de Dios y de la vida de fe, de aquel amor de Cristo y de los hermanos, de aquella sinceridad de corazón y conciencia del deber, por los cuales, mediante la operación del Espíritu, esta seguridad puede ser revivida con el tiempo; y por los cuales, mientras tanto, los verdaderos creyentes son preservados de caer en total desesperanza.5


1.    El hecho de su variación. He. 6:11,12; 2 P. 1:9-11.

La seguridad eterna muchas veces puede disminuir, por diversas causas.

2.    Las razones de su variación: El pecado. Sal. 51:8,12,14; Ef. 4:30.

Si vivimos en pecados graves impenitentes o de omisión, nuestra seguridad eterna se verá gravemente afectada.

3.    Las razones de su variación: La tentación. Sal. 30:7; 31:22; 77:7,8; 116:11.

No es pecado ser tentados, ceder a la tentación sí lo es, si somos tentados no dejemos que nuestra seguridad eterna decaiga.

4.    Los límites de su variación: DIOS esconde su rostro. Is. 50:10.

DIOS en su infinita sabiduría, puede permitir que la seguridad recibida por la acción del Espíritu Santo por medio de la fe, se vea ofuscada por momentos de duda y crisis de desolación espiritual, algo conocido por muchos teólogos como la noche oscura del alma, siendo que DIOS usa estos momentos de desolación para purificar nuestros corazones de pequeños ídolos y malignas adherencias.

Si el Señor nos purifica aún más por este medio, seamos pacientes y confiemos en él. Juan 15:2

5.    Por lo tanto, no estamos perdidos de ningún modo posible. 1 Jn. 3:9; Lc. 22:32; Ro. 8:15,16; Gá. 4:5; Sal. 42:5,11.

DIOS nunca se aparta de nuestro lado permanentemente, él jamás nos dejará ni nos abandonará para siempre, esto es debido en primer lugar a su naturaleza inmutable pero también es por el sacrifico de Jesucristo, quien al colgar de la cruz exclamó: ¿DIOS mío Por qué me has abandonado?

DIOS le dio literalmente la espalda a Jesucristo, lo abandonó al estar colgado en la cruz del calvario a causa de nuestro pecado sobre él, de esta forma Jesucristo aseguro para siempre que aun a pesar de que llegamos a fallar en nuestro caminar y cometemos pecados en la carne, DIOS no nos da la espalda, él ya lo hizo con esos pecados, pero no a nosotros, sino a su hijo Unigénito.

Podemos tener certeza de que somos salvos eternamente por la gracia de DIOS y por la obra perfecta de Cristo.

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