lunes, 11 de mayo de 2020

Hechos Historia Salutis 30: Esteban Una Vida En Equilibrio. Hechos 7: 51-60. 8:1a.

El día de hoy terminaremos con el estudio del capitulo siete de este maravilloso libro y, de hecho, comenzaremos con el octavo capitulo, pues la narración de Lucas sobre este importante acontecimiento se extiende hasta el primer verso de dicho capitulo. La gran mayoría del capítulo siete es acerca de la defensa de Esteban frente al sanedrín, recordemos que al final del capítulo seis él es arrestado bajo falsos cargos en su contra, cargos que se encarga de refutar hábilmente presentando varios y muy sólidos testigos.

·         Abraham: el pacto es anterior a la ley y al templo.
·         José el soñador: rechazado por los suyos, tal y como el pueblo ahora rechaza a Jesús.
·         Moisés: igualmente rechazado por el pueblo.
·         El tabernáculo y el templo: DIOS ha sido adorado aun y cuando estos no existían.

Aunque en todo su discurso no menciona el nombre de Jesús, se da cuenta que los judíos ya han sacado su propia conclusión respecto a sus criterios sobre la adoración en el templo. Se da cuenta que su audiencia lo está forzando a terminar sus palabras. Por lo tanto y en forma abrupta, cambia de estilo: derecho enfrenta a los miembros del Sanedrín con una conclusión directa; y utilizando un lenguaje gráfico les muestra que están fuera del pacto de Dios.

7:51  ¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros.

a. “Duros de cerviz: Gente obstinada”. Esteban elige cuidadosamente las palabras que va a decir a los miembros de la corte suprema que le escucha. Y opta por una expresión que Dios usó para describir a los israelitas rebeldes cuando adoraron al becerro de oro que a veces es traducida: “Duros de cerviz” Ex. 33:3, 5. Y su auditorio no tuvo ninguna dificultad en entender aquella frase y ubicarla en su contexto histórico. La expresión duros de cerviz nació de la observación de los bueyes que no respondían a las señales del arador, porque tenían la cerviz menos flexible que los otros, o que eran de dura cerviz

b. “Incircuncisos de corazón y de oídos”. Esta expresión es aún más directa que la anterior. Porque para los judíos, el término incircunciso se refiere a toda aquella gente que no está comprendida dentro del pacto hecho con Abraham. En la comunidad judía, todo niño varón era circuncidado al octavo día y entraba así en el pacto. De esta manera, decirles a los judíos que eran unos incircuncisos equivalía a tratarlos de paganos. Claro, Esteban está usando las palabras que Dios mismo empleó para describir a los israelitas en el desierto y que los propios profetas usaron cuando los judíos fueron llevados al exilio.

Dios instaba a los israelitas a que circuncidaran sus corazones Dt. 10:16; 30:6; Jer. 4:4, lo cual significa que deberían escuchar en obediencia los mandamientos de Dios. Con estas figuras tomadas del AT, Esteban afirma que sus oyentes están fuera del pacto porque al rehusar escuchar la Palabra de Dios no han cumplido sus obligaciones. Tienen la señal externa en sus cuerpos, pero no tienen la señal interna, que es un corazón obediente, regenerado por el Espíritu Santo. Ro. 2:28–30.

c. “Siempre están resistiendo al Espíritu Santo”. Con fuerte énfasis, Esteban se dirige a sus oyentes con el pronombre personal ustedes. De nuevo alude al AT, a Isaías 63:10 donde dice que, a pesar del amor y la misericordia de Dios, su pueblo se rebeló y enojó al Espíritu Santo
Los judíos sabían que, si se rebelaban contra el Espíritu de Dios, estaban pecando gravemente. Si tal cosa ocurría, Dios se volvería en contra de ellos y sería su enemigo.

d. “Como hicieron sus padres, así también hacen ustedes”. Como ya lo dijimos la semana pasada, ahora Esteban se separa de los judíos, ya no son “nuestros padres” ahora son “sus padres” marcando así que él no está esta vez en sintonía con ellos, marcando así su distancia, marcando así la gran diferencia entre ellos, que supuestamente son los conocedores de la ley pero que no la viven en nada, con él que sin necesidad de presumir su conocimiento, lo aplicó de forma tal que los ha dejado sin palabras para refutarle.

52 ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del Justo, de quien vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores; 53 vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis.

a. “¿A cuál de los profetas no persiguieron sus padres?” Esteban ahora está denunciando las acciones de los antepasados, quienes persistieron en perseguir y aun en matar a los profetas que Dios les había enviado. Un claro ejemplo de ello es el profeta Elías, quien se quejó ante Dios de que sus compatriotas habían matado a todos los profetas y que ahora lo querían matar a él. 1 R. 19:10, 14; y c.f. 2 Cr. 36:16; Neh. 9:26; Jer. 2:30.

Los crímenes cometidos por los israelitas llenan un vergonzoso capítulo en la historia del pueblo de Israel, de aquí que Esteban pregunta retóricamente si los miembros del Sanedrín podrían indicar a un solo profeta que no haya sido perseguido por sus padres. La respuesta es, a ninguno. Muchos profetas tuvieron una muerte de mártir en el servicio al cual Dios los había llamado.

b. “Y aun mataron los que de antemano anunciaron la venida del Justo”. Los profetas, por supuesto, anunciaron la venida del Mesías que es nuestro Señor Jesucristo a quien Esteban llama El Justo en acuerdo con el mensaje de los profetas que caracterizaron al Mesías como el siervo justo de Dios Is. 53:11; Jer. 23:5; 33:15; Zac. 9:9. Es probable que este término de El Justo haya sido un título mesiánico.

Los judíos, como en el refrán, no solamente mordieron la mano del que les daba de comer, sino que la cortaron. Mataron a los mensajeros que les traían las buenas nuevas acerca de su libertador.

c. “De quien ahora han sido entregadores y matadores”. He aquí la razón por qué Esteban se separa de sus oyentes, no lo hizo porque se sintiera superior, esa nunca debe de ser la actitud de un verdadero cristiano. Esteban marca la línea entre ellos y él porque fueron ellos quienes han traicionado y matado a Jesús de Nazaret, en cambio él testifica en favor de Jesús.

De la misma forma en que Pedro les recordó de su crimen cuando estuvo de frente al concilio por la sanidad del paralitico de nacimiento, Esteban claramente acusa al Sanedrín de traicionar a Jesús a través de Judas Iscariote y de darle muerte con la ayuda de los soldados romanos. Los jueces de la corte suprema de Israel dieron muerte al siervo justo de Dios.

d. “Ustedes que recibieron la ley por disposición de ángeles”. Estos jueces que ocuparon la silla del juicio conocían la ley de Dios registrada en el AT. Ellos dieron su visto bueno al veredicto de culpable contra Jesús, y ahora están reunidos para juzgar al propio Esteban.

El pueblo judío había recibido la ley de Moisés, dice Esteban, por mediación de ángeles. Aunque el relato histórico registrado en Éxodo 20:1 revela que Dios dio los Diez Mandamientos de viva voz, la tradición judía enseñaba que los ángeles fueron intermediarios enviados por Dios para transmitir la ley al hombre. A pesar de la santidad de la ley de Dios, los judíos rehusaron obedecerla. Sin rodeos, Esteban acusa al Sanedrín de la desobediencia.

LA REACCIÓN DEL SANEDRÍN.

Nunca podremos saber si Esteban había planeado decir algo más. Su largo discurso se terminó de pronto cuando los miembros de la corte suprema arremetieron contra él y lo arrastraron afuera tanto del templo como de la ciudad para darle muerte. Esteban, sin embargo, se había limpiado de las falsas acusaciones que los testigos habían llevado en su contra. El no predicó tal cual el evangelio de Cristo como lo había hecho Pedro en ocasiones anteriores. Pero señalando varios paralelos, él apuntó incuestionablemente a Cristo.

El Sanedrín representa la corte suprema de Israel, pero falló en cumplir el procedimiento legal normal y simplemente no administró justicia a Esteban. De hecho, no se pronunció ningún veredicto y la sentencia de muerte que la corte dictó fue ilegal. Sólo los romanos podían aplicar la pena de muerte Jn. 18:31. Pero movidos por una ira ciega, los miembros del Sanedrín mataron a Esteban sin ningún rastro de legalidad, por lo tanto, solamente tomaron venganza.

7:54. Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él.

Para algunos es difícil entender la reacción del Sanedrín de tomar la vida de Esteban en venganza por su discurso. Sin embargo, debemos poner atención a la narrativa desde el punto de vista cultural en un ambiente judío.

a. “Cuando oyeron esto”. Esteban había sido traído ante el tribunal porque se alegaba que había hablado contra la ley. Pero con su defensa, citando la historia de Israel y resumiendo su discurso diciendo que los miembros del Sanedrín eran culpables de quebrantar la ley, se transformó en el acusador y sus oyentes en los acusados.

b. “Se enfurecían en sus corazones y crujían los dientes contra él”. El juicio de Esteban produjo inicialmente la misma reacción que se vio en el juicio de los apóstoles. En aquella ocasión, Pedro y sus compañeros se dirigieron al Sanedrín y cuando hubieron terminado su defensa, los jueces estaban furiosos. Querían matar a los apóstoles, pero fueron persuadidos por Gamaliel, quien les aconsejó que mejor actuaran de otra manera.
En el caso de Esteban, los judíos empezaron a hacer crujir sus dientes para demostrar su rencor y desprecio. La ira los consumía de tal manera que los incitó al asesinato.

55. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios.

Podemos ver con asombro que en medio de la tormenta que azotaba el salón donde estaba reunido el Sanedrín, Esteban parecía ser una isla de serenidad. De nuevo Lucas dice que Esteban estaba lleno del Espíritu Santo, quien lo hace fijar sus ojos en el cielo. Dios permite a Esteban ver su gloria, no en visión, sino en la realidad, recordemos que, al principio del juicio, el rostro de Esteban resplandecía como el rostro de un ángel ahora al término, él ve la gloria de Dios.

Además de ver la gloria de Dios, Esteban ve a Jesús de pie, no sentado sino de pie, a la mano derecha de Dios. Muchos han propuesto que la posición de pie posiblemente sugiere que Jesús está dando la bienvenida al cielo a Esteban, no debemos ´pensar que porque otros pasajes de la Escritura marcan al Señor Jesús como sentado a la diestra del Padre significa que no puede ocupar otra posición que no sea esa. La expresión “a la mano derecha de Dios”, o “a la diestra de Dios” sugiere el honor último dado a Jesús al momento de su ascensión.

El juicio de Esteban es muy similar al juicio de Jesús. Cuando Jesús compareció ante el Sanedrín, el sumo sacerdote le preguntó si él era el Hijo de Dios. Jesús le respondió afirmativamente y agregó que sus oyentes verían “al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo”  y esta fue al final la excusa para su muerte.

56 y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.

Con estas palabras Esteban está invitando a su auditorio a mirar al cielo y ver a Jesús en persona ocupando su lugar de honor. Él llama a Jesús “el Hijo del hombre” que es uno de los títulos mesiánicos del Señor, el cual es tomado del libro de Daniel 7 y que muestra su gobierno.

Según los relatos de los Evangelios, la gente nunca se refiere a o se dirige a Jesús utilizando ese título. El uso que hace Esteban de esta forma es la excepción a la regla. ¿Por qué usa este título? Seguramente porque reconoce plenamente que Jesús como Hijo del hombre ha cumplido la profecía mesiánica y que se le ha dado toda autoridad, poder y dominio tanto en el cielo como en la tierra, otro motivo más por el cual lo asesinaron.

Los judíos consideran que Esteban estaba blasfemando. De la misma manera que el sumo sacerdote en el juicio a Jesús rasgó sus vestiduras y exclamó: “¡Ha blasfemado!” Mt. 26:65, así los miembros del Sanedrín consideraron que Esteban estaba blasfemando el nombre de Dios. En vista del Shemá hebreo, “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” Dt. 6:4 Esteban ya no enseña el monoteísmo. Sin embargo, cuando dijo que veía a Jesús de pie a la diestra de Dios, ellos interpretaron sus palabras como que Jesús es Dios. Por lo tanto, para ellos estaba blasfemando.

En conformidad con la ley de Moisés, todo blasfemo del nombre de Dios tenía que morir; eso significaba que los miembros de la asamblea debían apedrearlo hasta que muriera Lv. 24:16. En resumen, los integrantes de la corte suprema de Israel dicen que los cargos de blasfemia, que los judíos helenistas habían presentado contra Esteban habían probado ser verdaderos ahora que Esteban dice que Jesús es Dios.

Si nos imaginamos la escena con Esteban allí parado en el salón del Sanedrín, nos daremos cuenta que él estaría viendo en los cielos el trono de DIOS mismo, pero a menos que la reunión haya sido trasladada afuera, de lo cual no hay evidencia alguna. ¿Cómo, entonces, explicamos la aparición de Jesús a Esteban?

Solo podemos concluir que Dios abrió sus ojos de tal modo que él pudo ver los cielos y le dio la capacidad de verlo ahí mismo, cerca de él. En alguna forma encontramos aquí un paralelismo con la experiencia de la conversión de Pablo en el camino a Damasco. Pablo oyó la voz de Jesús, pero sus acompañantes, en cambio oyeron solamente el sonido.

57. Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. 58. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo.

La escena es casi cómica. Los distinguidos señores se encuentran gritando a todo pulmón, y a la misma vez se tapan sus oídos con las manos para no escuchar el ruido alrededor, pero estos hombres en realidad están descargando su ira contra Esteban, e indican que no quieren oírlo al taparse los oídos. Como jueces que son, olvidan dar su veredicto, con lo cual todo el juicio pierde su sentido, por lo regular así actúa el hipócrita que solo quiere dar apariencia de piedad pero que en realidad busca venganza con teatralidad para demostrar que ellos están en lo correcto.

Los miembros del sanedrín toman entonces al acusado y lo llevan fuera de los muros de la ciudad. Allí recogen piedras y proceden a matarlo, no pudieron darle un juicio justo, no dictaron i siquiera la sentencia, pero eso sí, para sentirse los muy espirituales siguieron el protocolo marcado por la ley de Moisés en estos actos de apedreamiento: El lugar del apedreamiento o lapidación estaba en las afueras del campamento o de la ciudad para quitar el mal de en medio de Israel Lev 24:14; los testigos que se presentaron en contra del acusado deben lanzar las primeras piedras Dt. 17:7. Las piedras abundan en Israel, por cuya razón en los antiguos tiempos la muerte por apedreamiento era común para castigar a los transgresores tanto por adorar a otros dioses como de blasfemar y cometer adulterio.

Los dos o tres testigos que testificaron contra Esteban ahora toman piedras y comienzan a lanzárselas. Ponen a un lado sus capas para tener mayor libertad de movimientos. Las ropas las dejan a los pies de un joven llamado Saulo. Esta es la primera vez que aparece en la Biblia el nombre Saulo, y es vinculado con la muerte de Esteban. Saulo era un estudiante de teología cuyo maestro Gamaliel servía como miembro del Sanedrín. Saulo no sólo estaba ahí parado, observando la ejecución, sino que también se complacía en la muerte de Esteban. La frase un joven hace suponer que se trataba de una persona de entre veinticuatro y cuarenta años. Probablemente Saulo, o Pablo, haya tenido unos treinta años de edad.

La cuestión de la legalidad en la muerte de Esteban es difícil. Según todas las apariencias, su muerte es el resultado de una acción del populacho que los romanos no previnieron. Sin embargo, el gobernador romano pudo efectuar una investigación pues los judíos no podían condenar a nadie a la pena de muerte Jn. 18:31.

Aquel poder pertenecía exclusivamente al gobernador romano. Para ilustrar este punto: Josefo dice que el procurador romano (gobernador) Coponio, enviado a Judea por el emperador, fue “investido por Augusto con plenos poderes, incluyendo la aplicación de la pena capital”. Si asumimos que Esteban murió en el año 35 d.C., concluimos que Poncio Pilato todavía era el gobernador de Judea. Por esos días, los problemas de Pilato, resultado de la matanza de numerosos samaritanos en el Monte Gerizim eran suficientemente serios como para hacerlo volver a Roma (36 d.C.) a pedido del gobernador de Siria.

En medio de este clima político, los judíos seguramente no temerían que la muerte de Esteban provocaría repercusiones en Roma. Lo cierto es que en el último año en su puesto Pilato había perdido influencia y autoridad en Judea. Nótese que ya cuando los apóstoles comparecieron, los miembros del Sanedrín se llenaron de tal manera de ira que quisieron matarlos (5:33). A la inversa, cuando Pablo al final de su tercer viaje misionero fue atacado por una multitud en el área del templo, los comandantes de las tropas romanas lo protegieron (21:30–36). Esto ocurrió durante el tiempo del gobernador Félix quien tenía el completo control de Judea.

Pero cuando el gobernador Festo murió y su sucesor, Albino, aún no había llegado a Jerusalén, los judíos, dirigidos por el sumo sacerdote Anás, dieron muerte a Santiago, el hermano de Jesús en el año 62 d.C. Concluimos, por lo tanto, que el Sanedrín ejecutó a Esteban porque en aquellos días no tenían nada que temer de un débil gobernador romano. Además, Pilato vivía en Cesárea, que estaba ubicada a una distancia de dos días de viaje de Jerusalén.

59. Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. 60. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.

a. “Y mientras apedreaban a Esteban”. Una tras otra, las piedras golpean al indefenso Esteban. Uno de los testigos de cargo debía arrojar la primera piedra la más pesada posible. Si esta no bastaba para dar muerte a la víctima, los espectadores terminaban de ejecutar la sentencia, arrojando piedras más pequeñas que la primera, pero de considerable tamaño.

A medida que la muerte lo llama, él pronuncia una oración muy similar a aquella que hizo Jesús en la cruz: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Jesús dijo a su Padre: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” Lc. 23:46. Pero Esteban ora a Jesús y se identifica completamente con Él como su Señor y Salvador. Mientras Esteban ora, Jesús se extiende al primer mártir de la fe cristiana y recibe su espíritu.

En los momentos de su muerte, mientras se arrodillaba para orar, Esteban pronunció prácticamente las mismas palabras que dijo Jesús cuando fue crucificado: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado” Lc. 23:24. Pero Esteban primero ora que Jesús acepte su espíritu y luego que no se tome en cuenta el pecado de sus enemigos de asesinar a un inocente, Esteban verdaderamente era un hombre lleno del Espíritu Santo, no solo manejaba la Escritura como ninguno, la aplicaba a la perfección y la vivía en plenitud, reflejó el carácter de Cristo hasta la muerte misma, no solo conocimiento en su cabeza, también amor en su corazón y un estilo de vida que glorificó al Señor.

La descripción que Lucas hace de la muerte de Esteban es breve, y a pesar de ello nos da suficiente información acerca de lo que vivió Esteban. Lucas presenta un cuadro de serenidad en medio de la violencia cuando escribe que Esteban durmió, obviamente una metáfora para describir su muerte en total tranquilidad espiritual.

b. “Y Saulo consentía en la muerte de Esteban”. La primera frase del siguiente capítulo y versículo (8:1a) sirve de puente entre el relato anterior y lo que viene luego. Por segunda vez, Lucas presenta a Saulo, a quien ahora describe como a una persona que está de acuerdo con la muerte de Esteban.

Sin lugar a dudas Lucas sugiere que esta muerte viene a ser un punto decisivo para Saulo 22:20. Pablo es el sucesor de Esteban en llevar el evangelio a los judíos de habla griega y a los gentiles. En su vida como misionero, Pablo habría de sufrir por Cristo muchas veces más de lo que sufrió Esteban 2 Co. 11:23–29.

Al reflexionar sobre la muerte de Esteban y la aprobación de Saulo a ella, Agustín hace este agudo comentario: Si Esteban no hubiera orado La iglesia no habría tenido a un Pablo.

Conclusión y aplicación:

Busquemos Siempre Equilibrio entre La Ortodoxia  (Doctrina Correcta) La Ortopraxis (La Vida Correcta)  Y La Ortopatía (Los Sentimientos Correctos), ese era el estilo de vida de Esteban.

De hecho, la ortodoxia nos llevará a la ortopraxis y a la ortopatía, de no ser así algo anda mal, estamos acumulando solamente conocimiento e información teológica pero no estamos teniendo intimidad con Cristo.




Llevar una vida equilibrada fue lo que hizo que a pesar se der perseguidos, encarcelados, echados a las fieras, azotados, apedreados, difamados, golpeados, en hambres, y muchas cosas más peores, los primeros cristianos no eran movidos de su amor inagotable por Cristo.


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