domingo, 20 de agosto de 2017

El Evangelio De Juan 37: Los Testigos De La Autoridad De Cristo. Juan 5:30-40.

Cuando Jesús sanó milagrosa e instantáneamente a un hombre que hacía 38 años estaba paralitico, se dio una serie de reacciones encontradas, por un lado, el agradecimiento del hombre sanado, pero por el otro lado el escándalo por parte de los religiosos judíos pues Jesús se atrevió a sanar en un día de reposo.

Es entonces que encontramos uno de los discursos con más alto contenido teológico en este evangelio, las 6 autentificaciones de la autoridad mesiánica y divina de nuestro Señor Jesucristo:

1.    Su intimidad con el Padre.
2.    Su poder de dar vida y dar muerte.
3.    Su merecimiento de Honra y adoración.
4.    Su cualidad de dar vida eterna.
5.    La ostentación del título de Juez.
6.    El poder de la resurrección que está en sus manos.

Es importante recordar que, si Jesús no es el mesías, o no tiene la autoridad para actuar como el ungido de DIOS para una misión especial, por consecuencia, esa misión que es redimirnos ha fallado, por eso es tan importante la autentificación de su autoridad.

Pero Jesús aún no ha terminado de ratificar su autoridad mesiánica y divina, pues sabe perfectamente que los asuntos legales se respaldan siempre con testigos. Deuteronomio 19:15-20. Isaías 43:9. Mateo 18:16. 1ª Timoteo 5:19.

Por eso da el giro con sus palabras de los versículos 30-31. No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre. Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero.  

Así que ahora el Señor nos muestra sus 4 testigos de descargo, que respaldan ampliamente su autoridad divina y mesiánica.

TESTIGO 1: JUAN EL BAUTISTA.

Juan 5:32-35. Otro es el que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero.33 Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad. 34 Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; mas digo esto, para que vosotros seáis salvos. 35 Él era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz.

El primer testigo es nada más ni nada menos que su primo, Juan el Bautista, ya hablamos de él hace tiempo, es un ejemplo claro de una vida teocéntrica, de poner a DIOS y su voluntad por encima de todo y de todos, al grado de sufrir la muerte por esa convicción.
Es además un recuerdo de lo acontecido en Juan 1:19-29.

Jesús les estaba recordando que ese ejemplo de vida, ese hombre que los exhortó y con su testimonio los alumbró, en su momento había dado testimonio de él, al decir yo no soy el Cristo, después de mí viene el Cristo, y después presento a Jesús como el Agnus Dei.

Lo interesante en las palabras de Jesús acerca de su primer testigo, es que pareciera que el mismo lo está desechado por adelantado, Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno.

Su intención se aclara con su siguiente frase: más digo esto, para que vosotros seáis salvos, es como si Jesús les dijera, ahora que muestre mis demás testigos, se darán cuenta que no necesitaba el testimonio de Juan, pero como ustedes vieron la vida excepcional de Juan y su convicción en DIOS hasta la muerte, les voy a recordar lo que Juan dijo de mi para que ustedes también crean en mí y sean salvos.

TESTIGO 2: SUS PROPIAS OBRAS.

Juan 5:36 Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado.

El segundo testigo que Jesús presenta son sus propias obras, sus propios milagros sus propias señales que lo caracterizan como el enviado de DIOS, el mesías divino.

Las obras que Jesús está cumpliendo son sus milagros, incluyendo la curación del hombre en el estanque. Estas obras, claro está, por sí mismas no producen fe. Nunca tienen la importancia que poseen las palabras de nuestro Señor. Sin embargo, no se les debe pasar por alto. Sirven para fortalecer la fe. Además, tienen valor demostrativo, pues la observación de Nicodemo era cierta: “Nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él”. Estas señales eran el sello de la aprobación, del Padre; y específicamente del hecho de que el Padre lo había enviado.

TESTIGO 3. EL PADRE.

Juan 5:37 También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto, 38 ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis.

Su tercer testigo, es Su Padre, de quien se escuchó la Voz desde los cielos al subir de las aguas del bautismo. Marcos 1:11. En la actualidad El Padre sigue dando testimonio acerca de Cristo, pero ahora directamente en el corazón de los creyentes. 1ª Juan 5:9-10.

Sin embargo, aún a pesar de ser hombres profundamente religiosos, que buscaban en la Toráh incesantemente la ley de DIOS, aun así, no conocen la Voz de DIOS ni le han visto, con esta afirmación Jesús no se refería a una voz audible en todo el tiempo ni a verlo cara a cara en gloria y majestad, lo que Jesús estaba haciendo y que los fariseos entendieron de inmediato, era que les estaba reprochando por no reconocerlo a Él, a Jesús como la voz y la imagen misma de DIOS, y esto era a causa de la incredulidad.

TESTIGO 4: LAS ESCRITURAS.

Juan 5:39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; 40 y no queréis venir a mí para que tengáis vida.

El cuarto y último testigo que Jesús presenta a su favor son LAS ESCRITURAS MISMAS, y está íntimamente relacionado con los anteriores, con este testigo engloba los 4 juntos y los une de una forma magistral, pues en su incredulidad los judíos leían, memorizaban, citaban la Escritura, pero no tenían una sola gota de vida espiritual por medio de ella.

Jesús es claro, les da una orden directa: Escudriñen las Escrituras, el motivo también es claro, su forma de abordarlas no les ha dado vida espiritual en lo más mínimo, por eso al escudriñar, les infundirá vida eterna, cuando se den cuenta que hablan de mí y me respaldan en todo.

Al igual, en la actualidad como en la época de Jesús, hay mucha gente que se sabe de memoria muchos versos de la biblia y cada vez que la tentación del pecar llega a sus vidas los recitan para alejar el pecado de ellos, pero muchas veces con poco o ningún resultado halagador. Desde los tiempos de Jesús ha habido personas que saben de memoria la Escritura, pero que no la cumplen en lo más mínimo: Mateo 23:1-4.

Un cristiano legalista, le gusta leer la biblia en busca de información solamente, este enfoque para estudiar la biblia generalmente no da ningún fruto y por el contrario llega ser tremendamente peligroso, solo basta con recordar a los escribas y fariseos que constantemente desenmascaró Jesús, de hecho, obtener solo conocimiento para saber más de la biblia es muy dañino, pues crea orgullo espiritual. Lucas 18:11-12.

La iglesia moderna está saturada de cristianos que van de congreso en congreso, de conferencia en conferencia, de iglesia en iglesia, persiguiendo a los “mejores maestros” y los mejores seminarios e institutos, cursos en línea, conferencias a distancia, siguen las páginas de grandes teólogos en las redes sociales, buscan predicaciones y enseñanzas en internet, radio y televisión, compran los mejores libros de teología y las biblias de estudio de cuanto pastor sale a la venta, NO HAY FALTA DE INFORMACION SOBRE LA BIBLIA, sin embargo, estamos viviendo en una generación en la que cada vez más cristianos son de mente mundana y carnal, porque NO buscan a Cristo, solo buscan saber más.

Un enfoque legalista al leer la biblia nos lleva a buscar conocimiento, un enfoque en la gracia nos lleva a buscar a Cristo y el conocimiento viene por añadidura.

Ciertamente hay iglesias que están en contra de la preparación de los siervos en los seminarios e institutos bíblicos, creen que la ignorancia es una bendición, alegan que Pedro, Santiago, Mateo, Pablo, etc. jamás asistieron a algún instituto y que así DIOS los utilizó para su Gloria, por supuesto que estoy en contra de esta postura, sé que DIOS no llama a la gente capacitada, pero que, SI capacita a la gente que llama, lo que quiero que entendamos siempre es que la información bíblica sin CRISTO solo da como resultado una religión vacía y sin vida.

Es muy común que haya personas con un sobresaliente conocimiento académico de la biblia, pero sin la vida de Cristo en ellos, podríamos conocer los idiomas originales de la biblia: hebreo, arameo y griego, podríamos saber homilética, hermenéutica y exegesis, podríamos tener concordancias y toda una librería de temas bíblicos en nuestra casa, y aun así NO CONOCER A CRISTO.

Cuando Nosotros Leemos La Biblia Con El Enfoque De La Gracia, El Espíritu Santo Utiliza La Palabra Escrita Para Mostrarnos A Cristo Y Crea En Nuestro Interior Un Deseo De Conocerle Más Íntimamente.

Mientras no cambies tu enfoque, lo único que encontrarás es información, pero no encontrarás, vida, la vida eterna de la que habla Cristo. Los religiosos judíos no recibían el testimonio a favor de Jesús de Juan el bautista, de sus mismas señales, de El Padre, porque simplemente en su religiosidad tenían sus oídos espirituales totalmente cerrados a la voz de DIOS, que es la Escritura misma y la Escritura solo nos desea llevar a una y solo una persona: Jesucristo.

Por eso es que los legalistas pueden hablar todo el día de que la biblia es la Palabra De DIOS, pero su legalismo los hace sordos a la Voz de DIOS, solo la gracia puede abrir nuestros oídos a su dulce voz, revelada en su palabra. Siempre he creído que la biblia no tiene errores, pero ahora es mucho más que eso, la Palabra de DIOS está viva, pues es la dulce Voz de DIOS hablándonos, diciéndonos que nos cuida, nos guía, nos ama, que se trata siempre de Cristo y eso es tener la vida eterna.

La palabra que se usa para escudriñar es ereunao (ἐραυνάω, G2045), significa examinar minuciosamente, en este caso, como ya lo entendimos, no por conocimiento en sí, sino analizar y examinar cada palabra de la Escritura minuciosamente buscando a Cristo.

Una vez que la leímos detenidamente en busca de tener una relación con el Señor Jesús, no olvidemos meditar en la Palabra el resto del día, pues de lo contrario, solo será como la semilla que cae en tierra poco profunda.

Para muchos, la idea de meditar evoca imágenes de poner la mente en blanco y dejarla que se vaya dondequiera. Esto es exactamente lo opuesto a la meditación bíblica. La meditación es pensar concentradamente. Requiere un gran esfuerzo. Lo que hace es que usted selecciona un versículo y reflexiona en él repetidamente, si cree que no sabe hacerlo, es tan fácil como cuando un problema nos aqueja. ¿Ha estado preocupado por un problema alguna vez? Es lo mismo en la meditación, solo que el centro de nuestros pensamientos está ocasión serán la Palabra y no un problema.

Ningún otro hábito puede hacer más para transformar nuestras vidas y hacernos más como Jesús que la reflexión diaria en las Escrituras, pero no esperemos ver televisión 3 horas o pasar en redes 4 horas, después leer 3 minutos y meditar 2 y repentinamente ser transformados, por nunca sucederá.

A medida que nos tomamos el tiempo para contemplar la verdad de Dios, reflexionando seriamente en el ejemplo de Cristo, buscándole a Él, amándole a Él, imitándole a Él, poco a poco seremos como él. 2ª Corintios 3:18.

No seamos como los judíos que rechazaron el ofrecimiento de Jesús de conocerle, que no quisieron ir a él para tener vida. Juan 5:40.

Los 4 testigos que Cristo presenta son:

·         Juan el bautista.
·         Sus propios hechos.
·         El Padre en persona.
·         La Escritura que habla de Él y que es como tenemos la vida eterna.


¿Necesitamos más para ir a Cristo?

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