lunes, 15 de julio de 2019

El Evangelio De Juan 133: Todo Está Consumado. Juan 19:30.




Estamos escudriñando las frases que el Señor Jesucristo pronunció desde la cruz el día que fue ejecutado por orden de Poncio Pilato, quien cedió ante la insistencia de los dirigentes judíos, hasta el momento hemos estudiado 5 de esas Palabras, tres dichas en la luz del día y las otras dos dichas cuando las tinieblas cubrieron el lugar.

El día de hoy veremos la sexta palabra, la cual, en el griego original, si es literalmente solo una palabra, es llamada por muchos como la palabra de victoria.

¿Cuál es esa palabra?
¿Cuál es su interpretación?
¿A quien le dirigió esta palabra?
¿Qué implicaciones tiene está frase?

Esto y más veremos a continuación es esta enseñanza titulada: consumado es.

La semana pasada vimos que el Señor Jesús exclamó su sed, esto fue producto del desangramiento que estaba teniendo lugar, y él que es al mismo tiempo 100% DIOS y 100% un ser humano, no estaba ajeno a las consecuencias de perder líquidos: deshidratación severa.

Es entonces que exclamó la quinta palabra: tengo sed, esta palabra además hizo que se cumpliera la Escritura en los Salmos mesiánicos, específicamente el Salmo 22 y el Salmo 69, donde más de 500 años antes estaba escrito que padecería esta sed, en primer lugar, para que la sed espiritual con la que todo ser humano nace pueda ser saciada, ya no tenemos que padecer más esa agobiante sed, el Señor la sufrió en nuestro lugar.

En segundo lugar, fue para que se cumpliera otra profecía más, que le sería dado a beber vinagre en medio de su tortuosa aflicción, y esto es exactamente lo que sucedió y que leemos en la cita de Juan 19.30 cuando Jesús hubo bebido el vinagre dijo CONSUMADO ES.

·         La primera palabra de Cristo en la cruz fue dirigida al Padre, en favor de todos.
·         La segunda palabra fue dirigida a una persona: el ladrón arrepentido.
·         La tercera fue para dos personas: su madre y su discípulo Juan.
·         La cuarta la dirigió al Padre: Elí, Elí ¿lama sabactani?
·         La quinta fue para él mismo: Tengo sed.
·         Esta sexta palabra es dirigida al Padre, pero es para todos nosotros: Consumado es.

Solamente Jesús pudo decir esas palabras de manera absolutamente verdadera. Él murió con la certeza de que su misión había sido eterna y perfectamente cumplida; murió sin ningún arrepentimiento. No necesitó más tiempo para predicar otro sermón, o para curar a un paralítico más o multiplicar más pedazos de pan. Tenía apenas 33 años, pero había cumplido su responsabilidad al pie de la letra. Es por este motivo que un instante antes pudo pensar ya en si mismo, en saciar su sed física, porque él sabía que todo estaba terminado por completo.

Una gran dida surge en medio de esto ¿Qué fue lo que consumó? Nuestra redención, por su puesto. Pero esa es una descripción muy general, si nos acercamos un poco más a la Escritura, veremos que su obra perfectamente consumada es mucho más profunda: consumó nuestra salvación y nuestra santificación.

A.  Nuestra salvación.

     I.        Se consuman las profecías que anunciaban su muerte.

Desde siglos antes de que todo esto sucediera, los profetas ya habían escrito paso a paso la humillación y el sufrimiento a la que el Salvador en su vida terrenal tendría que someterse. Una a una cada profecía se ha cumplido de forma extraordinaria al pie de la letra, desde la primera promesa redentora, conocida por muchos como el proto evangelio en Génesis 3.15. nacería de la simiente de la mujer.

·         Isaías 7.14. Nacería de una virgen.
·         Génesis 22:18. De la simiente de Abraham.
·         2ª Samuel 7:12-13. Descendiente de David.
·         Miqueas 5:2. Nacería en Belén de Judá.
·         Oseas 11:1. Su partida a Egipto y posterior regreso.
·         Malaquías 3:1. Precedido por Juan el bautista.
·         Isaías 35:5-6. Su ministerio de sanidad a los enfermos.
·         Salmo 78:2. Que hablaría en parábolas.
·         Salmo 107:29. Que calmaría la tempestad.
·         Salmo 69:4. Odiado sin causa.
·         Isaías 53. Sus sufrimientos vicarios.

Sus manos y pies perforados, la corona de espinos, la burla de la gente, colgado entre dos malhechores, la lista continua largamente, todo lo Escrito, está completamente cumplido, al pie de la letra, cada encargo, cada milagro, cada profecía, cada parábola, cada enseñanza, cada enfermo sanado, cada hambriento saciado, cada mínimo aspecto del Plan perfecto de DIOS trazado desde la Eternidad pasada ha sido llevado a cabo, por este motivo el Señor puede decir con toda seguridad: consumado es.

Solo podemos señalar que todo el conjunto de profecías de la primera venida de Cristo se ha cumplido a cabalidad, pero aun queda el conjunto de profecías de la segunda vez que el vendrá a la tierra, ya no como el cordero, sino como el León, ya no ha salvar, sino ha dar el justo pago a todos los seres humanos como Juez perfecto.

Podemos tener total certeza que, así como se cumplió el primer conjunto de profecías, se cumplirá el segundo, dijo que se encarnaría y se Encarnó, dijo que moriría y murió, dijo que resucitaría y resucitó, dijo que nos salvaría y nos salvó, dijo que se iría al cielo y se fue, dijo que volvería a traer su juicio a las naciones…y sin duda lo hará.

    II.        Se consuman los sufrimientos del estado de humillación.

En Cristología Bíblica el estado de humillación consiste en que Cristo dejó de lado su Majestad Divina la cual le pertenecía totalmente por ser el Soberano del Universo y asumió la naturaleza humana en calidad de siervo.

Consiste también en el hecho de que Cristo, a pesar de ser el Legislador Supremo por excelencia (es Él quien hizo todas las leyes que hacen que el universo funcione) aun así se sujetó y se sometió por completo a las demandas y la maldición de la ley. El estado de humillación es desde su nacimiento hasta el descenso a los infiernos o partes bajas de la tierra:

·         Su nacimiento.
·         Su infancia.
·         Su tentación.
·         Su bautismo.
·         Sus sufrimientos en general.
·         Sus sufrimientos expiatorios que son:
o   La agonía en el huerto de Getsemaní.
o   La flagelación.
o   Los insultos recibidos.
o   La soledad absoluta.
o   La muerte por crucifixión.
o   La sepultura.
o   Descenso a los infiernos.

Pero el clímax del estado de humillación llega cuando los sufrimientos de la cruz han terminado, cuando ha bebido la copa de la ira de DIOS en lugar nuestro, entonces ahora si la obra está completa, el sufrimiento ha terminado, en el sepulcro no sufrirá más, en el Hades no recibe tormento alguno, lo que tenia que sufrir por el justo pago por nuestros pecados lo ha llevado a cabo ya, está consumado.

Es por este motivo que nosotros no pagaremos nunca por ningún pecado cometido, el Señor no solo llevo todos nuestros pecados, también llevó sobre de sí todo el sufrimiento que el castigo por esos pecados merecía.

  III.        Se ha consumado su encarnación. Isaías 7:14.

El plan de redención se trazó desde antes de que el mundo fuera formado, el propósito de salvar al ser humano de su pecado es dar Gloria al DIOS de gracia y misericordia y el cenit del plan de salvación es la Encarnación de Cristo: Emmanuel: DIOS con nosotros.

Pero ¿Se habría encarnado el Verbo si Adán no hubiera pecado?

Para centrar bien esta pregunta, entendamos que no nos referimos a si DIOS pudo ordenar la historia de otra forma, sino, aún más profundamente:
¿Cuál es el motivo de la Encarnación?  ¿Salvar al hombre solamente?   ¿Fue la redención de la raza humana el motivo principal por el cual el Verbo divino tomó forma de siervo y condición de hombre?  O ¿Fue predestina la Encarnación antes de ser predestinada la caída de Adán?

Estas preguntas fueron motivo de controversia al grado de dividir la edad media entre los dominicos y los franciscanos, primeramente, es necesario saber que durante los primeros 8 siglos de la iglesia cristiana se sostuvo la idea de que si Adán no hubiese pecado la Encarnación no habría tenido lugar, el credo Niceano del 325 dice de Cristo: por nosotros y a causa de nuestra salvación descendió, se encarnó, se hizo hombre…

Agustín de Hipona y Tomás de Aquino son de la misma idea y citan pasajes tales como: Lucas 19:10. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.   y 1ª Timoteo 1:15. Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.

Pero tiempo después en los años 1200 y posteriores surgió la afirmación con Juan Escoto de que la Encarnación en sí, era independiente del pecado del hombre, esto por el motivo de que la realidad del DIOS-Hombre era demasiado majestuosa y gloriosa como para estar condicionada por el pecado del hombre.

Desde el punto de vista teológico, parecieran dos posturas mutuamente excluyentes e irreconciliables entre sí, pero desde el siglo 19 han llegado a un punto en el cual las dos posturas convergen.

Ya estaba escrito que la segunda persona de la Trinidad había de tomar forma humana, y para que la Encarnación brillará aún más, se hizo con fines de redención, pues si DIOS así lo hubiese querido, habrá dotado de su gracia preventiva a Adán y evitado la caída original de la humanidad.

Recordemos además que, sin el pecado originado en Adán, grandes atributos divinos, como la misericordia, la gracia o el perdón no se apreciarían en todo su esplendor y magnitud, por lo tanto, la Encarnación está íntima e inseparablemente ligada a la redención, pero siempre en ese orden, primero la Cristología y después la Soteriología, por lo tanto, podemos decir que: El Verbo se Encarnó para coronar la obra de la creación visible y de paso redimir al hombre caído.

Por lo tanto, la consumación de la Encarnación se dio en el momento en que terminaron los sufrimientos del estado de humillación, no tenía que esperar hasta que exhalará el último aliento de vida, el trabajo difícil está terminado, está consumado, el propósito doble de la Encarnación se ha consumado: hemos visto al Verbo coronar la creación durante 33 años y ahora, ha consumado su misión: redimir a los suyos.

  IV.        Se ha consumado la expiación.

La frase: consumado es viene de una sola palabra en griego la cual es Tetelestai, la cual viene del verbo teléo (τελέω de G5056) que significa: terminar, completar, ejecutar, concluir, descargar (una deuda): pagar, satisfacer, terminar, acabar, consumar, cumplimiento, cumplir.
Esta frase fue usada en la antigüedad de diferentes maneras: fue usada cuando una deuda quedaba pagada o cuando un siervo completaba una tarea encomendada por su amo. Al igual, era usada por artistas que, al terminar su obra, inspeccionaban su arte y estaban complacidos con ella. En cada uno de estos casos se declaraba Tetelestai.

Era utilizada en el templo, cuando se presentaba un cordero de un año de edad para sacrificio y se ofrecía la ofrenda, el sumo sacerdote tenía que inspeccionar el cordero antes de ofrecerlo y si el cordero era perfecto, sin mancha, entonces el sacerdote habiéndolo inspeccionado decía Tetelestai.

La palabra Tetelestai era adecuada tanto pensando en Jesús pagando una deuda como en el caso de que Jesús estuviera diciendo ya terminé la obra. A Jesús le fue asignado una tarea la cual fue completada en la cruz había. A la hora de Él morir, al decir Tetelestai, estaba declarando la consumación de Su obra. Al morir en la cruz, Jesús también estaba pagando por el pecado de los hombres, una deuda que quedó pagada por él, esto es lo que doctrinalmente se conoce como expiación.

La obra expiatoria ha sido terminada por completo, nada se dejó al pecador para agregar. No podemos agregar ya nada, ni mandas, ni promesas, ni buenas obras, lo perfectamente terminado por definición no acepta ya nada como añadidura. Colosenses 2:10.

Tetelestai era también un término común en la vida comercial griega. Significaba que una transacción quedaba cancelada al ser pagada la deuda en su totalidad.  Cuando se realizaba el pago final, se podía decir tetelestai o sea la deuda ha sido cancelada. Se han hallado recibos antiguos de impuestos con la palabra tetelestai escrita en ellos, lo cual implica que la deuda había sido pagada completamente.

Y eso fue exactamente lo que hizo Jesús con nuestras deudas, si nosotros intentamos agregar algo a la obra perfecta de Cristo, como rituales, penitencias, peregrinaciones, etc. Solo estaríamos menoscabando la obra perfecta de la cruz. Este es el segundo gran motivo por el cual nosotros no creemos en el purgatorio, en primera en la Biblia no se menciona nunca, por lo tanto, es una invención de hombres y en segunda porque menosprecia la obra suficiente y perfecta de Cristo en la cruz.

B.  Nuestra santificación.

   V.        Se han consumado las exigencias de la ley. Romanos 7:12.

La ley de DIOS, es una muestra de su carácter moral, es una muestra palpable de su justicia y santidad, es el modelo establecido de la forma de vida que Él desea para su creación, pero el ser humano, corrompido por su pecado no puede ni quiere vivir conforme a las exigencias de la ley moral de DIOS. Pero la ley sigue ahí, vigente y latente, no pude ser derogada pues es DIOS mismo quien la instituyó, al contrario, debe de ser obedecida, honrada y magnificada con nuestra conducta.

Lo que el Señor Jesucristo consumó en la cruz además del pago por nuestro pecado, es la exigencia de la ley, nosotros nunca la podremos cumplir, por eso la cumplió él. Romanos 8:3-4. Gálatas 4:4-5.

No tenemos que cumplir más con la ley, nuestro único llamado es a permanecer en Cristo y Él se encargará de llevarnos a honrar carácter justo y santo de DIOS.

Ampliando un poco, se puede decir que Jesús no solamente terminó una obra en la cruz, sino que ahí mismo Él estaba comenzando otra. La cruz fue el fin de algo y el comienzo de algo; fue el fin de la era de la ley y fue el comienzo de la era de la gracia; fue el fin de los sacrificios que se habían ofrecido en el templo todos los días, pero era el comienzo de una nueva era de gracia bajo la dirección del Espíritu con base en el sacrificio de Cristo en la cruz.

  VI.        Se consumó el juicio de satanás.

Por último, hay que mencionar que el juicio de satanás por fin se consumó en la cruz. La Cruz tiró por tierra el poder del Diablo.  Aparentemente parecía que el diablo estaba en su momento de mayor triunfo, al ver al Señor de la Gloria colgando de la cruz, ensangrentado, humillado, aborrecido por el cielo y por la tierra. Sin embargo, en realidad, era la hora de su última y definitiva derrota, ya antes lo había exhibido:

·         Al echarlo del cielo.
·         Al echarlo del huerto del Edén.
·         Al humillarlo en el desierto.

Pero ahora, en la cruz, se cumple lo que el mismo Señor dijo en Juan 12:31. Es cierto que Satanás aún no ha sido encadenado y echado en el pozo sin fondo, sin embargo, la sentencia ha sido aprobada, aunque aún no ejecutado; su destino es cierto; y su poder ya está roto. Satanás sin saberlo, sirvió para el propósito redentor de nuestro DIOS en Cristo y al mismo tiempo para su propio juicio. 1ª Corintios 2:8.

Para el cristiano el diablo es un enemigo vencido. Fue derrotado por Cristo en la cruz por su muerte pudo Él destruir al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo. Hebreos 2:14. Los creyentes ya han sido librados de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo. Colosenses 1:13.

Satanás, entonces, debe ser tratado como un enemigo derrotado. Ya que no tiene ningún reclamo legítimo sobre nosotros. Antes éramos cautivos, pero Cristo nos hizo libres. Cristo nos ha liberado por medio de su sangre derramada, del príncipe de la potestad del aire, por eso ahora podemos seguir el ejemplo que Cristo nos ha dejado y no permitirle a Satanás que tome ventaja sobre nosotros.

Conclusiones:

Decía Charles Spurgeon: Tetelestai es una gota de tinta en un océano de significado.

 En otras palabras, Tetelestai es una palabra que toma poca tinta para escribir, pero el significado detrás de ella es inmenso cuando uno piensa en lo que Cristo hizo.

·         Cumplió la ley.
·         Terminó con los sacrificios del Antiguo Testamento.
·         Pagó la deuda.
·         Desarmó los poderes de las tinieblas.
·         Nos hizo libres.
·         Nos justificó, y al mismo tiempo, comenzó la nueva era de la gracia.
·         Consumó las profecías que anunciaban su muerte.
·         Dio fin a los sufrimientos del estado de humillación.
·         Se coronó su encarnación.
·         Se realizó la expiación.

Una sola palabra con grandes implicaciones de bendiciones para nosotros, los redimidos de Dios.



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