domingo, 4 de agosto de 2019

El Evangelio De Juan 136: Jesús Es Sepultado. Juan 19:38-42.



Antes de bajar el cuerpo de Jesús de la cruz para ser sepultado, se dieron dos sucesos simultáneos, ambos íntimamente relacionados con otro que se dio más de 4000 años antes:

·         El costado de Jesús traspasado.
·         El velo del templo roto de arriba hacia abajo.
·         El nacimiento de Eva del costado de Adán.

No fue un día cualquiera, además de ser efectuada nuestra redención en la cruz, el sustituto perfecto, el justo por los injustos, nos regaló su justicia a cambio de nuestro pecado, y, además, ese día nació simbólicamente la iglesia de Cristo, su esposa, su amada, que al igual que Adán, fue necesario un sueño profundo y ser sacada de su costado.

Cuando DIOS abrió el costado de Adán para de ahí formarle una esposa, fue también un acto simbólico que apuntaba a miles de años en el futuro, cuando por medio del costado abierto de Cristo nacería su amada, su esposa, su iglesia.

Antes, por el pecado estábamos separados de DIOS, destituidos de Su gloria, no podíamos tener intimidad con él, no lo amábamos, no lo anhelábamos, una vez que aquello que nos estorbaba para poder entrar en el lugar santísimo fue quitado, ahora podemos tener comunión con el Señor sin que nada ni nadie nos lo impida. Nuestra vergüenza fue quitada, ahora podemos ser la Esposa de Cristo sin que nada nos limite.

aun no han terminado los acontecimientos, nuevamente los cuatro evangelistas se encargan de narrarnos detalladamente como ocurrieron los hechos de bajar el cuerpo de la cruz y ponerlo en el sepulcro, nos quedaremos con el relato de Juan y lo completaremos haciendo menciones esporádicas de los otros evangelios.

Juan 19:38. Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo de Jesús. 39.También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras. 40.Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos.

Unimos estos tres versículos porque José de Arimatea y Nicodemo actuaron de común acuerdo.
Deben haber convenido de antemano en cuanto a qué haría cada uno. En consecuencia, llegaron totalmente preparados. Por otros Evangelios resulta claro que estuvieron presentes algunas mujeres, como María Magdalena, Salomé y la otra María.

Después de haberse cumplido todo y de haber determinado que Jesús estaba muerto de verdad, José de Arimatea se presentó en la escena. Por el relato de Mateo 27:57 sabemos que era hombre rico, por Marcos 15:43 sabemos que fue piadoso y Lucas 23:51 nos dice que fue miembro del Sanedrín, y que no había consentido en la trama para condenar y crucificar a Jesús, muy probablemente su oposición fue solamente pasiva, es decir se abstuvo de votar a favor.

La región de Arimatea de la que procedía era probablemente la antigua Ramataim-zofim, situada a un poco más de treinta y cuatro kilómetros al noroeste de Jerusalén, o a veintidós kilómetros directamente desde Joppa.

Había sido discípulo de Jesús sólo en forma secreta. Se había llenado de un temor pecaminoso; pensando, quizá, que, si hacía algo por Jesús, los otros miembros del Sanedrín lo separarían del consejo, y no sólo de su consejo sino incluso de la sinagoga, hace un par de meses, cuando vimos la sanidad del ciego de nacimiento hablamos acerca de lo que significaba esta excomunión practicada por el sanedrín.

Pero ahora, como fruto de la muerte expiatoria de Cristo y de su amor por él, este hombre de repente se ha vuelto muy valiente. Acude a Pilato para pedir el cuerpo de Jesús. Marcos 15:43 pone de relieve la valentía de este acto. La valentía se manifiesta sobre todo en que actuó a pesar del hecho de que sabía que sus colegas del Sanedrín se enterarían de ello.

Como podemos darnos cuenta, el mensaje de la cruz, como lo llama el apóstol Pablo en su carta a los Corintios, es poderoso, nunca lo subestimemos, tiene la capacidad de transformar aun los más duros y temerosos corazones, en valientes y entregados discípulos de Cristo.

Pilato, habiéndose asegurado de que Jesús había muerto de verdad, le concedió la petición. Así, pues, José regresó al Calvario y, con la ayuda de otros, bajó el cuerpo de la cruz. No se ha revelado cómo lo hicieron a detalle, así que no hablaremos donde la biblia calla.

Lo que sí sabemos es que José contó con la cooperación voluntaria de Nicodemo. Juan de inmediato aclara que sí, efectivamente es él que nos relata en su tercer capítulo, el fariseo, también miembro del concilio, que fue a visitar a Jesús de noche con el propósito de hacer varias preguntas que rondaban su mente, al igual que José de Arimatea, lo hizo de noche por el temor a ser expulsado del Sanedrín y perder su puesto de importancia.

En esa entrevista, él Señor Jesús le hablo acerca del nuevo nacimiento, su enseñanza impactó el corazón de Nicodemo, podemos decir sin temor a equivocarnos, que Nicodemo nació de nuevo, entendió el evangelio, pues nuevamente arriesga todo por el Señor Jesús.

Nicodemo y José de Arimatea, son dos ejemplos maravillosos del poder transformador del evangelio, a pesar de ser miembros del concilio del sanedrín, de ser fariseos, sacerdotes, versados en la ley de Moisés, como diría Pablo, todo eso lo estimaron como basura por amor a Cristo. José proveyó los lienzos y su propio sepulcro nuevo, Mateo 27:60, Nicodemo proveyó las especias aromáticas, él trajo una mezcla de mirra y áloes.

La mirra se extraía de un pequeño árbol de madera olorosa, el bálsamo dendron de Arabia; los áloes de un árbol grande, el agalocha, cuya madera contiene resina y proporciona perfume. Nicodemo había traído una mezcla de los dos, en cantidad no menor a las cien libras que equivalían a unos treinta y dos kilogramos nuestros, contribución en nada insignificante.

A medida que se envolvía el cuerpo, miembro por miembro, en los lienzos que eran trozos de tela de lino, se iban untando con la mezcla de mirra y áloes. Así preparaban los judíos a sus muertos para sepultarlos. No los embalsamaban como los egipcios, quienes les extraían el cerebro y las entrañas.

41. Y en el lugar donde había sido crucificado, había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno. 42. Allí, pues, por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.

El cuerpo de Jesús fue llevado a un sepulcro. Como este sepulcro ocupa un lugar destacado en el relato de la resurrección, debe prestársele atención más que pasajera. Al menos 4 cosas podemos decir del sepulcro:

(1) Su ubicación. El sepulcro estaba ubicado en la cercanía inmediata del Calvario: En el lugar donde fue crucificado había un huerto dice el evangelista. Como no sabemos dónde estaba el Calvario, tampoco sabemos dónde estaba este sepulcro.

Hay un lugar que coincide mucho con la descripción, hay hasta una iglesia católica ahí llamada la iglesia del santo sepulcro, es un lugar recluido bajo una colina con forma de cráneo humano, muchos están convencidos de que este sepulcro, con su antecámara y la espaciosa cámara sepulcral, con sólo un lugar acabado para que descansara un cuerpo, es el que menciona el Evangelio. Debe admitirse que en muchos aspectos la descripción de este sepulcro concuerda con la información que se saca de los relatos de los Evangelios.

Sin embargo, otros que también han visto e investigado el lugar, no están del todo convencidos, y afirman que el sepulcro del huerto es probablemente de fecha mucho más reciente que el siglo primero d.C. Es probablemente imposible llegar a ninguna conclusión concreta respecto a la identidad del sepulcro en el que fue colocado el cuerpo de Jesús.

Pero esto de ninguna manera es algo lamentable o que repercuta en nuestra fe, lo que hay que resaltar es de su ubicación es la cercanía al Gólgota, hay que destacar que la divina providencia proveyó un sepulcro muy cercano. No olvidemos que era el día judío de la Preparación. En otras palabras, era viernes. Se acercaba la puesta del sol. En consecuencia, a fin de que todo pudiera concluirse antes del sábado, no se podía perder tiempo. No se podía enterrar el cuerpo de Jesús en un sepulcro alejado. El tiempo no lo permitiría.

(2) Su novedad. Este sepulcro era nuevo en el sentido de que no se había usado antes no que tuviese poco tiempo de labrado. Nunca habían entrado en él el deterioro y la descomposición que la muerte causa. Era un lugar adecuado para que descansara en él el cuerpo del Señor y apunta a otra profecía mesiánica más cumplida. Salmo 16:10.

(3) Su propietario. Según Mateo 27:60 era el sepulcro del propio José. Y José era rico. En consecuencia, se cumple la profecía de Isaías 53:9.

(4) Su aspecto general. Este sepulcro no era una cueva natural. Había sido labrado de piedra sólida según Marcos 15:46. Después de depositar el cuerpo de Jesús, José, con la ayuda de otros, naturalmente, colocó una gran piedra frente a la entrada del sepulcro. Mateo 27:60.

Esta piedra era grande y pesada. La entrada al sepulcro era baja, como se deduce del hecho de que María y Pedro tuvieron que inclinarse para mirar en su interior. En ambos extremos del lugar en el que se colocaba el cuerpo se había dejado la roca lo suficientemente alta como para formar una especie de asiento. Por el griego original y la descripción es evidente que la sala de sepultura del sepulcro de José no contenía un nicho en el cual se introdujo el cuerpo de Jesús por uno de los dos extremos.



En Palestina hay muchos sepulcros de esta clase, pero éste no era uno de esos, porque en ese caso los ángeles no hubieran podido estar sentados a la cabecera y a los pies. Parecería que la cámara sepulcral tenia una especia de banca o cama labrada en la piedra misma, en la cual pudo reposar el cuerpo de Jesús.



Dos grandes preguntas hay que responder el día de hoy, y nos llevarán al cenit de nuestra enseñanza del día de hoy: ¿Por qué tuvo que ser puesto 3 días en este sepulcro? ¿Qué sucedió en ese tiempo?

Jesús ya efectuó completamente la obra de la salvación, ya lo exclamó desde la cruz, consumado es, ¿Por qué no resucitó antes? ¿Por qué tuvo que ser puesto en el sepulcro?  

Primero para cumplir las profecías que él mismo mencionó. Mateo 12:40.

Segundo: para hacer valida u oficial su muerte. Recordemos que para los judíos solo a los tres días de muerto era valida la muerte, por ello es que al resucitar a lázaro después de 4 días fue un milagro de milagros, oficialmente no aceptarían su muerte, no aceptarían ni avalarían su sacrificio sustituto, si pasaba menos de ese tiempo en el sepulcro.

¿Qué sucedió en ese tiempo? Hay opiniones encontradas, hay quienes creemos que el Señor Jesús descendió a las partes bajas de la tierra, en latín los infiernos, el credo apostólico lo menciona, pero la interpretación que se le ha dado difiere, algunos grupos reformados más conservadores creen que solo es una alusión a su victoria, nosotros preferimos apegarnos a la interpretación literal no solo del credo, sino apoyada de los siguientes pasajes: Efesios 4:8-9, Romanos 10:7 y 1ª Pedro 3:18-19.

El Señor Jesús fue a las partes bajas de la tierra, es decir al Hades, NO al lago de fuego. El Señor Jesús no fue a sufrir al hades ni por él mismo ni como castigo adicional para el pago de nuestros pecados.

Su hubiera pagado en el hades por él mismo querría decir que tuvo algunos pecados que redimir, lo cual es anti bíblico, Jesús jamás cometió pecado, Si hubiese bajado a seguir pagando nuestros pecados, su sacrificio no hubiera sido solo propiciatorio a DIOS, también hubiera sido para satanás, lo cual es un absurdo. La peor de las herejías es la de Jonatan meza pseudo apóstol de su secta redimidos que dice que al Señor hasta lo violaron los demonios en el infierno.

¿Entonces a qué bajo Jesús al hades?

1.    Fue por los justos que se encontraban en el seno de Abraham.
a.    Zacarías 9:11.
b.    Colosenses 2:15.

2.    Por las llaves (el acceso y gobierno) del Hades y de la muerte.
a.    1ª Corintios 15:55.
b.    Apocalipsis 1.18.

3.    En nuestra representación.
a.    Isaías 53:4.
b.    Oseas 13:14.

Jesús baja en nuestra representación, para que los que creemos en él, resucitemos juntamente con él. Romanos 6:3-8.


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