miércoles, 9 de noviembre de 2016

Cristología. Bloque B: Los Estados De Jesucristo. Tema 3: La Necesidad de la Encarnación del Verbo. Cita: Juan 1.14.

La cristología bíblica, estudia la persona, estados y oficios del Señor Jesucristo, la persona la vimos en el primer bloque, los estados son los que estamos estudiando en este bloque, en específico en estas clases el estado de humillación, el cual consiste en dos partes, la Kénosis que es el auto despojo de gloria y majestad de Cristo para vivir en condición de ser humano y la Tapéinosis que es la condición de vivir bajo la ley.

En el tema del día de hoy veremos todo lo relacionado al misterio de la encarnación. Previamente hemos aclarado que por encarnación entendemos el hecho de que DIOS tomó forma humana por medio de la concepción milagrosa de la virgen María.

Comencemos aclarando la siguiente pregunta ¿Quién se encarnó?

A estas alturas a muchos les parecerá muy obvia la respuesta a esta pregunta, la cita inicial de Juan 1.14 nos dice claramente que fue el Verbo, el Hijo de DIOS, la segunda persona de la Trinidad quien tomó forma humana.

Es bueno aclarar que SOLAMENTE el Hijo tomo forma de hombre al unir hipostáticamente su esencia divina personal a la naturaleza humana, para que se entienda más claro ni el Padre ni el Espíritu Santo tomaron la forma humana, es importante aclararlo para evitar caer en herejías o malos entendidos posteriores.

Sin embargo, las tres personas de la Trinidad intervinieron activamente en la encarnación del Verbo, es decir, Padre, Hijo y Espíritu Santo operaron en conjunto en el acto de unir la naturaleza humana a la hipóstasis del Verbo:

·         Mateo 1:20.
·         Lucas 1:35.
·         Juan 1.14.
·         Romanos 8:3.
·         Gálatas 4:4.
·         Filipenses 2:7.

Una analogía fácil de asimilar en este tema sería como si dos personas le ayudaran a vestirse a una tercera persona, las tres personas estuvieron involucradas, pero solo una de ellas está vestida.

El Verbo, como lo vimos en el bloque de la persona divina, preexistía como DIOS antes de encarnarse como un ser humano, pero al hacerse como uno de nosotros y plantar su tienda de campaña en el desierto de la peregrinación terrenal el compromiso de amor que mostró DIOS, quien por la creación del hombre ya había entrado en la historia de la humanidad, llego a su punto más sublime.

El ser infinito, se encerró de forma incomprensible en los límites del espacio, del tiempo, de la raza, del sexo, incluso se hizo blanco vulnerable de la maldad humana, todo por amor a nosotros y nada más.

La segunda pregunta que surge respecto a este tema es ¿Fue necesaria la encarnación del Verbo?

Si por necesidad entendemos que algo le exigía o le obligaba a DIOS de tomar cartas en el asunto de nuestra redención, entonces la respuesta es NO, DIOS es absolutamente libre en todas sus acciones, no tiene obligaciones ni compromisos que el mismo no desee contraer con absolutamente nadie.

Ahora bien, si hablamos en términos de que, si había otro medio para efectuar nuestra redención, como por ejemplo ¿DIOS al ser Omnipotente no podía simplemente declarar limpios a los suyo? Entonces tenemos dos formas de responder.

Desde el punto de vista filosófico, la respuesta es SI, si era necesaria la encarnación, pues si DIOS tomó esa alternativa quiere decir que esa era la alternativa correcta, pues es DIOS y ÉL nunca se equivoca o dejaría de ser Omnisciente.

También tenemos la respuesta desde el punto de vista bíblico, que es el que más no interesa, la Justicia divina exigía el justo pago por las acciones pecaminosas de los seres humanos. Génesis 2:16-17.

Sin embargo, el amor de DIOS hecho misericordia infinita exigía la salvación del pecador:

·         Daniel 9:9.
·         Tito 3:4-7.
·         1ª Juan 4:16.

DIOS no podía simplemente hacer como que no ve el pecado o no sería JUSTO, pero su MISERICORDÍA no le permitía condenar y ya al pecador, la solución sublimemente divina fue hacer una misericordiosa sustitución, DIOS mismo se hizo responsable del pecado para que el hombre recobrase la justicia. 2ª Corintios 5:21.

Y como lo entendimos en el tema de la unión hipostática, solo un DIOS-Hombre podía llevar a cabo la reparación de nuestra naturaleza caída, debía ser hombre para ser nuestro sustituto y poder morir, debía ser DIOS para que el sacrificio tuviera suficiente valor y estuviera a la altura de la ofensa.

Otra pregunta que surge con respecto a la encarnación es: ¿Pudo haberse encarnado otra persona distinta a la del Verbo? ¿EL Padre o EL Espíritu Santo?

Si hablamos en términos de que, si ellos tenían o tienen los atributos para ser hechos hombres, por supuesto que sí, pues no hay nada que los limite, sin embargo, eso no significa que fueran los candidatos idóneos para esa gran labor.

El candidato que conviene que se encarnara es precisamente el Verbo por las siguientes razones:

1.    El Verbo es el modelo de la creación, por lo tanto, era conveniente que Él fuera quien reparará lo que se había echado a perder por el pecado. No hay mejor forma de reparar las cosas que llevándolas al modelo originalmente creado o diseñado. Colosenses 1:16-17. Hebreos 1:2.

2.    Era más conveniente que fuéramos predestinados a ser hijos de DIOS con el Hijo de DIOS. Romanos 8:17, 29.

3.    Para satisfacer nuestra necesidad por saber las cosas, mediante la Sabiduría personal de DIOS. Génesis 3:5. Proverbios 8.27-31.

Podemos también responder filosóficamente y decir que si la Trinidad que es todo sabiduría, tomaron la decisión de que fuese el Hijo quien se encarnase, entonces esa es la mejor decisión por mucho.

Para finalizar esta clase respondamos una pregunta más, ¿Se habría encarnado el Verbo si Adán no hubiera pecado?

Para centrar bien esta pregunta, entendamos que no nos referimos a si DIOS pudo ordenar la historia de otra forma, sino, aún más profundamente

¿Cuál es el motivo de la Encarnación?
¿Salvar al hombre solamente? 
¿Fue la redención de la raza humana el motivo principal por el cual el Verbo divino tomó forma de siervo y condición de hombre?
O ¿Fue predestina la Encarnación antes de ser predestinada la caída de Adán?

Estas preguntas fueron motivo de controversia al grado de dividir la edad media entre los dominicos y los franciscanos, primeramente, es necesario saber que durante los primeros 8 siglos de la iglesia cristiana se sostuvo la idea de que si Adán no hubiese pecado la Encarnación no habría tenido lugar, el credo niceano del 325 dice de Cristo: por nosotros y a causa de nuestra salvación descendió, se encarnó, se hizo hombre…

Agustín de Hipona y Tomás de Aquino son de la misma idea y citan pasajes tales como: Lucas 19:10 y 1ª Timoteo 1:15.

Pero tiempo después en los años 1200 y posteriores surgió la afirmación con Juan Escoto de que la Encarnación en sí, era independiente del pecado del hombre, esto por el motivo de que la realidad del DIOS-Hombre era demasiado majestuosa y gloriosa como para estar condicionada por el pecado del hombre.

Los escotistas usaban los siguientes textos:

·         Efesios 1:9-10.
·         Efesios 1:21-23.
·         Colosenses 1:15-17.

Aunque es de notar que estos textos no están carentes de contexto redentor, es decir que la causa fue la salvación.

Los reformadores como Calvino y Lutero siguen a Agustín de Hipona en la causa de la Encarnación: La salvación del hombre, algunos de los textos a favor de esta corriente son:

·         Mateo 20.28.
·         Marcos 2.17.
·         Juan 12:27.
·         Juan 18:37.
·         Romanos 8:3.
·         Gálatas 4:4.
·         Hebreos 10.7 (citando el Salmo 40:6).
·         1ª Juan 3:8.

Desde el punto de vista teológico, parecieran dos posturas mutuamente excluyentes e irreconciliables entre sí, pero desde el siglo 19 han llegado a un punto en el cual las dos posturas convergen.

Ya estaba escrito que la segunda persona de la Trinidad había de tomar forma humana, y para que la Encarnación brillará aún más, se hizo con fines de redención, pues si DIOS así lo hubiese querido, habrá dotado de su gracia preventiva a Adán y evitado la caída original de la humanidad.

Recordemos además que, sin el pecado originado en Adán, grandes atributos divinos, como la misericordia, la gracia o el perdón no se apreciarían en todo su esplendor y magnitud, por lo tanto, la Encarnación está íntima e inseparablemente ligada a la redención, pero siempre en ese orden, primero la Cristología y después la soteriología, por lo tanto, podemos decir que:


El Verbo se Encarnó para coronar la obra de la creación visible y de paso redimir al hombre caído.

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