lunes, 1 de junio de 2015

Las Parábolas De Jesús 7: Los Obreros De La Viña. Mateo 20:1-16.

La parábola que vamos a estudiar el día de hoy produce mucha inquietud, y lo mismo pasa con cualquier pasaje bíblico que a primera vista pareciera que DIOS no sabe tratar al hombre con justicia, o que no trata como nosotros trataríamos algún asunto, sin embargo y como lo iremos estudiando a lo largo de esta enseñanza, lejos de ser injusto en esta parábola DIOS se muestra  en lo más alto de su misericordia.

Esta parábola la encontramos únicamente en el evangelio de Mateo, y el concepto clave, el punto al cual Jesús desea llevarnos al dictar esta enseñanza es demostrar que DIOS es el Señor y Dueño de Todo, de nuestras vidas y está por sobre todo y todos.

La enseñanza de la parábola de hoy es que Dios es Dios y su soberanía es indiscutible. Nosotros no somos los llamados a decidir quién es bueno y quién no lo es. Sólo Dios tiene la  autoridad y el amor para recibir a muchos o pocos en su reino.

Jesús comienza esta parábola como es su costumbre comparando el Reino de los cielos,  como ya lo hemos mencionado antes, al referirse al Reino de los Cielos no está haciendo referencia a un lugar en el cielo al cual vamos después de morir, sino al reinado de Aquel que habita en el cielo, es decir al reinado de DIOS en cada uno de nuestros corazones.

¿Quiénes fueron los primeros oyentes de esta parábola? ¿A qué grupo dirigió Jesús esta enseñanza?  Es muy importante saberlo pues ello nos enriquecerá el contexto bajo el cual se relató y así podremos saber con exactitud lo que DIOS expresa en su Palabra.

No es de extrañarnos que solo Mateo incluya esta enseñanza en su evangelio, como ya lo mencionamos , el evangelio de Mateo  fue escrito originalmente a las comunidades de Judíos o Israelitas que se convirtieron a la Fe Cristiana, sin embargo este hecho causo muchos problemas que podemos ver en Hechos 6:1.

La intención de Mateo al incluir esta parábola fue la misma con la que Jesús la relato a sus discípulos juntamente con los escribas y fariseos como oyentes y es demostrar que el favor de DIOS no se gana y menos por guardar obras de la ley.

Los judíos  tenían por pensamiento que al ser ellos descendientes de Abraham, ser celosos de la ley, guardar las tradiciones y demás, ganarían “ventaja” sobre los gentiles que creyeran en Jesús, era algo así como derecho de antigüedad religiosa. La semana pasada entendimos que las obras de la ley, los ritos, las tradiciones, etc. son solo odres y vestidos viejos.

Sin embargo los israelitas no pensaban  de  ese modo, ellos anhelaban ser recompensados de  más alta manera que los demás por ser los “primeros” elegidos de DIOS, lo que ellos pasaban  por alto es que al igual que a nosotros los gentiles es solo por la gracia de DIOS: Deuteronomio 7:6-7.

Pero no es todo el contexto de esta parábola, Jesús comienza a narrar esta bella historia,  motivado por la pregunta de  un joven que leemos en Mateo 19.16-30.

Bajo este contexto está parábola toma un sentido más amplio: LA SOBERANÍA DE DIOS Y SU AMOR INCONDICIONAL EN LA SALVACIÓN.

El hombre padre de familia y dueño de la viña es el Señor y dueño de todo lo que existe: DIOS. Mateo. 20.1.

En Palestina en el tiempo de recolección de la uva (en el viñedo) es urgente aprovechar toda la mano de obra que se pueda conseguir, porque si no se recoge la uva antes de que lleguen las lluvias se echan a perder, los dueños de las fincas iban a las plazas, donde los jornaleros esperaban ser contratados, regularmente el pago por trabajar de sol a sol era un denario, una moneda de plata romana equivalente a casi 4 gramos de plata, de ahí deriva la palabra dinero del día de hoy, equivale al salario de un día de trabajo y era un buen sueldo para un trabajador.

La primera vez que fue por obreros fue a la hora que comenzaban los trabajos en esa época, o sea las 6 de la mañana, después La hora tercera: las 9:00 am. La hora sexta: medio día. La hora novena: las 3:00 pm. La hora undécima: las 5:00 pm.

Lo que más debería llamar nuestra atención en este aspecto de la parábola es la preocupación que tiene por salir tantas veces a buscar obreros para la viña, ¿Cuántas veces DIOS ha salido a buscarnos? Hoy es una más de esas veces.

Si la preocupación del dueño de la viña hubiera sido quien va a trabajar en su viña les hubiera pagado “lo justo” por su trabajo, PERO EL ESTABA PREOCUPADO POR LAS PERSONAS NO POR LO QUE PUEDEN HACER.

A DIOS le importamos NOSOTROS  no “nuestros talentos o dones” (de hecho ni son nuestros Él mismo nos los dio), el dueño de la viña pensó en esos pobres del final, aquellos que nadie contrataba, los más viejos, los que no tienen experiencia, los más débiles, LO QUE NADIE QUERÍA,  por eso seguían ahí, porque no los contrataba nadie, eran los relegados, aquellos obreros también tenían familia y al menos pagar sus propios gastos, en eso pensaba el dueño de la viña al contratarlos.

Aquí no dice que los obreros buscaron al dueño de la viña fue el dueño el que busco a los obreros, simplemente porque nosotros NO buscamos a DIOS, DIOS nos buscó a nosotros, si pensamos que le buscamos por nuestra cuente no es así, si le buscamos es porque DIOS puso  en nosotros el ir a buscarle lo cual significa que DIOS fue quien nos busco primero: Juan 6:65 y Juan 15:16.

En Mateo 20:26 leemos que estaban DESOCUPADOS,  del griego argos, significa inactivos, sin fruto y CARENTES DE VALOR.

DIOS no nos ama porque encuentre algo de valor en nosotros, esa postura es antropocéntrista, decir que DIOS sentía solo, o  que le completamos su corazón o cosas por el estilo, DIOS nos amó PORQUE ES AMOR Y NADA MÁS.

Como leímos, hubo obreros que desde las 6:00 am comenzaron su día de trabajo, para dar un total de doce horas trabajadas, ellos recibieron la misma cantidad de paga que los que laboraron nueve horas, seis horas, tres horas, y ¡¡una hora!!.

A primera instancia parecería que tenemos un padre injusto, pues lo más lógico sería que a unos les pagara más que a otros, pues fue más el trabajo  de ellos, o que no saliera a contratar más obreros cuando ya está cerca la hora de la salida.

En Mateo 20.27 leemos que el dueño promete darles LO QUE SEA JUSTO, pero no justicia conforme a las costumbres de los hombres, una más elevada: Isaías 55:7-9.

El dueño de la viña “pudo evitar” la murmuración que surgió por su bondad al llamar a los primeros en llegar y despacharlos y pagarles al final a los últimos en llegar, sin embargo no lo hizo de esa manera pues en primer lugar es el dueño (ES SOBERANO)  en segundo lugar porque deseaba mostrarles su gran misericordia, tal como lo hizo Jesús en la cruz con el ladrón que colgaba al lado suyo: Lucas 23:39-43.

Si pensamos que este ladrón “sí que tuvo suerte” pues “disfruto la vida” y al final se salvó, es porque NO CONOCEMOS A DIOS, la vida eterna comienza al nacer de nuevo en este mundo y es CONOCER A DIOS  como lo dice Juan 17.3, si no disfrutas ser un hijo de DIOS desde ahora o andas en la carne o andas en la ley PERO NO CONOCES LA MARAVILLOSA GRACIA DE DIOS.

En Mateo 20:11-12 leemos que murmuraban contra el Padre de familia, por dar la misma paga a los que llegaron al final, se quejaban pues ellos soportaron la carga y el calor del día, sin embargo ellos no se pusieron a pensar que sentían los del final:

·         Como voy a pagar mi renta.
·         Que vamos a comer hoy.
·         Me van a venir a embargar.
·         Otro día sin trabajar, porque soy tan inútil.

Más adelante veremos una parábola que habla de la compasión o la empatía, el ponernos en el lugar del otro, por ahora solo basta ver que los murmuradores no lo hicieron.

La mentalidad humana da por sentado el mirar alrededor para ver cómo es que otros hacen las cosas, lamentablemente no para aprender, más bien para criticar.

Tener los ojos puestos en Jesús dice Hebreos 12:2. No significa que no me voy a dar cuenta de nada de lo que pasa alrededor de mí, en la casa, en la iglesia, en la escuela o el trabajo, significa que a pesar de ver lo que veas tu amas por sobre todo a CRISTO y lo sigues incondicionalmente.

Eso es MADURAR como cristiano, no se trata de “hacernos los sufridos” sino de seguir amando por sobre todas las cosas a DIOS, pues los hombres nos lastiman y NOS DESQUITAMOS CON DIOS, dejamos de venir, dejamos de orar, dejamos de leer la biblia, etc. como lo dice: Proverbios 19.3.

En Mateo 20:13-15 leemos una de los más claro pasajes bíblicos en cuanto a la SOBERANÍA DE DIOS se  refiera, debemos notar dos cosas: LA SOBERANÍA DE DIOS no es arbitraria, es “BUENA”.

Lo segundo es la envidia, aquí se usa la palabra griega ofthalmos y se traduce en algunas versiones (1602 por ejemplo)  ¿acaso es malo tu ojo porque yo soy bueno?

La envidia es el sentimiento de disgusto producido al ser testigo u oír de la prosperidad de otros. Esta palabra siempre tiene este sentido malo. Por lo tanto no hay “envidia de la buena” es mejor decir que tenemos anhelos o deseos, pues la envidia en si misma siempre es mala.

Cuando vemos que DIOS está levantando a alguien y no a nosotros, o cuando le vemos que le están saliendo las cosas bien y nos llenamos de disgusto.

Por la gracia de DIOS estamos creciendo en número y madurando espiritualmente sin embargo, ¿Qué va a pasar cuando llegue gente nueva a integrarse al cuerpo ministerial?

·         Alguien que toque mejor los instrumentos.
·         Alguien que dance mejor en artes.
·         Alguien que predique mejor.
·        En otras palabras alguien que haga lo que tú y yo hacemos y DIOS los comience a levantar.

¿Vamos a dejar que los celos ministeriales, la envidia, el ojo malo, nos dominen?

Podemos tomar esa actitud, o podemos tomar la actitud correcta  y decirle a DIOS: Gracias Papá porque ya somos más los que estamos trabajando para ti, así tu reino se extenderá más rápido, así todos oirán de ti más pronto, así puedo aprender de él o de ella que has traído aquí.

No debemos de  convertirnos en Saúl,  celosos de David y atacándolo continuamente, mejor seamos como Jonathan amando incondicionalmente a David.

Un verdadero cristiano no solo no tiene envidia, es más ora, pide, clama porque DIOS envié más obreros a la viña, a la hora que sea y con la paga que Él quiera dar (pues entiende su soberanía) . Mateo 9:35-38.

Si conocemos nuestra identidad en Cristo sabremos que  fue DIOS quien nos  levantó y solamente DIOS nos puede quitar, nadie nos  va a reemplazar, y debemos tener en mente que si nos rodeamos  de gente capaz será más fácil llegar a cumplir el propósito de DIOS.

¿Qué vas a hacer cuando siga llegando gente nueva y capaz a la iglesia? ¿Vas a poner tus ojos en ellos? ¿Los vas a envidiar? ¿O vas a dar gracias AL SEÑOR DE LA MIES POR MANDAR MAS OBREROS?

Debemos tener en mente que los que sienten envida SON LOS RELIGIOSOS, los que quieren sobresalir “haciendo oraciones en las plazas” o “mostrando su ayuno a todos”  a los que amamos a DIOS todas las cosas nos ayudan para bien.

El gran amor de DIOS y su Gracia Soberana se ven muy de manifiesto en esta bellísima parábola, si alguien aquí ama a DIOS es simplemente porque DIOS le amó primero, como lo dice  1ª Juan 4:19.
























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