domingo, 14 de junio de 2015

Las parábolas de Jesús 9: La Viuda y El Juez. Lucas 18.1-8.

Una parábola es un relato generalmente corto, de acciones o acontecimientos conocidos por los oyentes y tienen como propósito comparar algunos puntos esenciales para demostrar una verdad.

Como ya mencionamos en otra ocasión debemos de tener cuidado de alegorizar en extremo al interpretar las parábolas,  no debemos buscar simbolismos o significados ocultos donde no los hay, no debemos dejarnos llevar por un aire de súper espiritualidad y sacar de proporción la enseñanza central de las parábolas, pues ese es su fin darnos al menos una gran enseñanza central, ocasionalmente veremos que nos dan dos o hasta tres enseñanzas, pero no más, pero por su afinidad esas enseñanzas centrales  van de la mano.

Era necesario aclarar lo anterior antes de entrar de lleno al estudio de la llamada parábola de la viuda y el juez, pues en ella encontraremos elementos que si los sacamos de proporción simplemente le daremos una mala interpretación a las escrituras, recordemos siempre que LA BIBLIA NOS DEBE MARCAR LA ENSEÑANZA A NOSOTROS NO NOSOTROS DEBEMOS MARCAR QUE ENSEÑA LA BIBLIA.

Esta parábola se encuentra solo en el libro de Lucas y tiene una “parábola gemela”  en el capítulo 11 igual del libro de Lucas y la abordaremos un poco más adelante con el fin  de enriquecer nuestra enseñanza del día de hoy, Jesús dicta esta parábola al final del discurso de explicación de la venida del reino, se trata de un contexto de espera escatológica, y lo hace más evidente con la pregunta con la que cierra la parábola.

La enseñanza central es clara, Jesús mismo la da al inicio, perseverar en la oración, insistir en ella, la necesidad de orar siempre, la oración es el respirar de todo cristiano, es hablar con DIOS, platicar con él, vaciar nuestro corazón por medio de las palabras.

Jesús nos dice no desmayar,  el desmayo físico es involuntario, el desmayo físico se da debido a condiciones extremas tanto emocionales como corporales, deshidratación, nervios, estrés, etc. cuando alguien se desmaya simplemente no lo puede controlar.

Pero el desmayo espiritual no es así, la palabra desmayo que usa Lucas aquí es enkakeo y significa estar cansado y perder el ánimo, siempre que vemos cristianos desanimados, tristes, apagados por los muchos y muy grandes problemas que el vivir diario nos trae pues no podemos minimizar los problemas y el dolor que nos hacen pasar, pero en lugar de correr a los brazos de nuestro amado Padre lo primero que muchos hacemos es correr en dirección contraria.

La oración la vemos como el último recurso, frases como: ya solo me queda orar por tal o cual situación son frecuentes entre nosotros por no darle el real valor a la oración, pensamos que orar es pesado, aburrido, cansado, hasta inútil, ¿Para qué orar si DIOS no va a hacer nada? Pensamos muchas veces.
Y cuando llegamos a orar creemos que es la lámpara maravillosa y el genio saldrá a concedernos nuestro deseo de inmediato, cuando Jesús nos habla de la necesidad de orar SIEMPRE, no solo cuando hay problemas o tribulación, el orar es crecer en nuestra relación con DIOS.

El evangelio de Lucas fue escrito en medio de la persecución de la iglesia primera, es por eso que trata de darle aliento a todos aquellos que son triturados por el imperio romano y su cruel tiranía hacia los cristianos, su intención es la de fortalecer la fe de sus lectores, parafraseado sería: si no creen en la eficacia de la oración es tal vez porque no tienen fe, y si tiene fe ¿Por qué se cansan de orar?

Conocimiento sin oración produce legalismo, no sirve tener sana doctrina sin tener amor por estar en  tiempo de oración constante  con DIOS.

El tipo de Juez que nos describe Lucas 18.2  que ni teme a DIOS ni respetaba a los hombres es para que el contraste con DIOS sea más claro, NO debemos confundirnos y pensar que DIOS está en el cielo de “caprichoso” pues como no hay nadie que le pueda decir que hacer entonces se da gusto viéndonos sufrir. (Por eso se dio la aclaración al principio).

Durante la época de Jesús, había normas establecidas con respecto al proceder legal. En la parábola que estamos estudiando ahora se nota que había un solo Juez. Esto nos indica que la petición de la viuda probablemente tuviera que ver un problema de  índole monetaria, ya que ésta era la única clase de disputa que un solo Juez podía resolver. Los demás juicios requerían por lo menos tres jueces.

Por la descripción del juez que se nos  da en la parábola, ni temía a Dios.... se puede deducir que no era un escriba. Lo más probable es que era un Juez secular  un oficial del gobierno de Herodes.

La clase de justicia que existía para los pobres en esa época  era algo como lo siguiente:

Sobre una tarima un poco elevada se sentaba el kadi o juez, medio cubierto por cojines. En su derredor había varias secretarias y otras personas notables. La muchedumbre se apretujaba en el salón... cada uno clamando porque se escuchara su causa primero. Los litigantes más prudentes no se unían al clamor sino que, susurrando, se comunicaban con las secretarias, entregándoles sobornos. Al satisfacerse la avaricia de los subalternos, uno de ellos susurraba al kadi, y éste citaba un caso. Se daba por sentado que el juicio favorecería  al litigante con el mayor soborno. Pero mientras tanto, una mujer pobre en el contorno de la muchedumbre interrumpía constantemente los procesos, clamando en voz alta por la justicia. Mandaban que se callara, y le decían con reproche que ella acudía a la corte todos los días, ella respondía: “así haré todos los días hasta que kadi me oiga”.


Dada esta clase de justicia por trasfondo, es fácil ver cómo los primeros discípulos entenderían los pormenores de la parábola. Ciertamente en ésta parábola  la viuda no tenía quien intercediera por ella. Tampoco tenía dinero para sobornar al juez por medio de las secretarias.

Ciertamente en el caso de la viuda de la parábola, el soborno tal vez hubiera resuelto en algo su problema, dado el carácter del juez. Aparte de no tener reverencia para Dios, tampoco tenía respeto para la gente, (v. 2). Para la mentalidad judía, las dos cosas siempre iban de la mano. El hombre que no temía a Dios siempre era aquel que maltrataba a la gente.

De hecho, en el pueblo hebreo se esperaba que el juez no tan sólo dictara la justicia sino que también fuera el defensor de los oprimidos. Éstos eran clásicamente las viudas y  los huérfanos. La viuda estaba entre la gente más desamparada. La palabra griega que se traduce como "viuda" significa "desamparada" o "dejada vacía". De hecho, así era su existencia.

Hoy en día en contraste podemos ver que los gobiernos se preocupan más por los sectores sociales vulnerables, hay programas de ayuda a las viudas y madres solteras, en esa época no era así, las viudas eran la condición más baja que había, por eso la iglesia se ocupaba de ellas: Hechos 6.1.   1ª Timoteo 5.3-5, 9,11.  Y  Santiago 1.27.

Muchas veces nosotros mismos nos sentimos como esa viuda que clamaba al juez injusto, estamos en la miseria espiritual y emocional por los problemas y las situaciones difíciles, en la escuela, en el trabajo, en el hogar mismo, no por nada la viudez es figura de tristeza y desolación: Lamentaciones 1.1.

La oración no tiene como propósito cambiar la voluntad de DIOS la oración tiene como propósito cambiarnos a nosotros, la verdadera paciencia no es cuánto tiempo esperamos sino la actitud con la que esperamos, podemos esperar 20 años desesperados porque DIOS haga algo o esperar 20 minutos alabando a DIOS, no es el tiempo es la actitud.

Si pensamos que nuestras oraciones cambian los planes o la voluntad de DIOS es porque aún no entendemos a fondo lo que es la Soberanía divina, la oración es para que aprendamos a descansar en DIOS.

¿Pero que acaso el juez no le dio lo que ella pidió? Sí, pero recordemos que no podemos forzar todos los puntos de una parábola, en la parábola gemela en  Lucas 11: 2, 5-8, vemos un punto crucial: DIOS EN SU INFINITA SABIDURÍA Y BONDAD  NOS DA LO QUE NECESITAMOS, no necesariamente lo que le pidamos.

No me malinterpreten no es que no debamos de pedir, no es que ya no vamos a orar pues de todos modos DIOS es soberano y va a hacer lo que Él sabe que es mejor, por el contrario, saber que DIOS es soberano debe alentarnos aún más a orar,  pues tenemos la seguridad de que va a darnos la respuesta perfecta, aunque muchas veces esa no sea la respuesta que queremos escuchar, pero al final es la mejor.

¿Entonces como es que debemos de orar cuando tenemos una petición? Igual que siempre, rogando humildemente, suplicando y pidiendo, PERO RECONOCIENDO QUE SE HACE SU VOLUNTAD y que su voluntad es perfecta, tal como Jesús en el huerto de Getsemaní: Lucas 22: 41-44.

El no reconocer esta verdad ha llevado a muchos cristianos sinceros y  humildes a la frustración espiritual:

·         Le pedí a DIOS salud de mi esposo y no me dio nada.
·         Rogué por un mejor trabajo y no respondió.
·         Suplique por mi economía y DIOS no escuchó.
·         Clame por mi familia y no pasó nada.

Son frases muy comunes entre los cristianos que ignoran la Soberanía de DIOS, el engaño de las doctrinas humanistas hace estragos en la iglesia.

Cuando leemos en los versículos 6 y 7 que DIOS hará justicia a los que clamamos no se refiere a la justicia a nuestro modo, se refiere a SU JUSTICIA, pues nosotros a fuerza de ser sinceros la mayoría de las veces lo que queremos es venganza y no justicia.

En contraste con el juez, a Dios no le molesta que su pueblo clame a él de día  y de noche, por el contrario Él está esperando que nos acerquemos en oración, no porque se siente solo, sino porque Él es Amor.

La frase del versículo 8 Cuándo venga el Hijo del Hombre, ¿Hallará FE en la tierra?  Ha sido muy mal entendida y manipulada para hacer todo tipo de falsas enseñanza en torno a la FE, sin embargo dado el contexto,  la pregunta no es con el fin de la especulación sino del auto examen, parafraseada a un lenguaje contemporáneo será algo como A PESAR DE LAS PRUEBAS ¿TENEMOS FE EN QUE DIOS HACE LO MEJOR POR NOSOTROS Y POR ELLO DESCANSAMOS EN ÉL EN ORACIÓN?

Para que aumentemos nuestra fe (La FE viene por el oír la palabra de DIOS Romanos 10.17.) vamos a terminar leyendo Éxodo 2:23-25.







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