Estamos llegando al final de esta serie de enseñanzas
tituladas: Los Nombres bíblicos de DIOS, hemos entendido que el nombre nos muestra
parte de la naturaleza del poseedor, en este caso nuestro DIOS.
El día de hoy veremos una forma de llamar a DIOS y que
bien podría catalogarse más como un título que como un Nombre, y es: Señor.
Ambas palabras, Kurios en griego y Adonai en hebreo se
traducen como Señor.
Adonai (plural) deriva del singular Adon (señor). Este término se
expresaba para reemplazar a YHWH (que se consideraba demasiado sagrado como
para ser pronunciado cuando estaban en el exilio babilónico): la frase más
común en las oraciones fue Baruj HaShem
Adonai: Bendito El Nombre del Señor.
Encontramos la primera mención de este nombre en Génesis 15:1-2.
Con toda certeza Abraham entendió lo que significaba
esta relación, quizá mejor de lo que nosotros lo entendemos hoy, porque en
aquellos días se practicaba la esclavitud. El señorío significaba una completa
posesión por parte del amo y una completa sumisión por parte del siervo.
Al dirigirse a Dios como “Adonai”, reconocía la completa
posesión de Dios y Su perfecto derecho sobre todo lo que él era y tenía. Para
nosotros, este nombre, cuando es usado para Dios, implica propiedad y señorío. 1ª Corintios 7:22-23.
Había una diferencia en Israel entre los que habían
sido comprados y, por lo tanto, se habían convertido en propiedad
de un dueño, y alguien que simplemente era contratado por sus servicios.
El esclavo comprado tenía una relación mucho más
cercana que el siervo contratado. El jornalero era libre para entrar y salir
cuando quisiera. En Israel, el jornalero, que era extranjero, no podía
participar de la Pascua ni de las cosas santas de la casa de su amo, pero al
esclavo comprado, quien pertenecía a su señor y era un miembro más de la
familia, teniendo este privilegio Éxodo
12:43-45. Levítico. 22:10-11.
Hay provisión en la ley por medio de la cual el siervo
que amaba a su amo podía permanecer con él para siempre, como leemos en Éxodo 21:6. Perforar la oreja del
siervo indicaba que éste escogía obedecer a su señor plenamente y en amor.
“Adonai” expresa una relación personal, implicando
derechos de señorío y posesión. Así pues, si hemos sido redimidos por la sangre,
no nos pertenecemos. 1ª Corintios
6:19-20.
Debemos darnos cuenta de que esta relación de siervo y
señor existe entre nosotros y el Señor. Salmo
123:2.
Hoy, en el mundo, la palabra “siervo” no es algo con
lo que la gente quiera identificarse. En nuestra sociedad que busca posiciones
sociales cada vez más altas, la gente tiene motivaciones egoístas. Esta es una
de las grandes diferencias entre el mundo y la Iglesia.
El mundo reclama sus derechos (civiles, de las
mujeres, de los homosexuales, etc.), y lo hace todo según su propia voluntad.
El Salmo 12:4 dice: “A los que han
dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios son nuestros; ¿quién
es señor de nosotros?”. Esto
está en claro contraste con los santos de Dios.
Un verdadero hijo de DIOS tiene bien claro quién es su
Señor, quien es su Adonai, su Kurios, sabe perfectamente que esclavo es de
Jesucristo, pues por precio fuimos comprados.
Sin embargo, pasa algo en la iglesia de Cristo y es
que muchos van en pos de Baal y no de Adonai.
El término hebreo ba’al significa «dueño» o «poseedor».
Este es otro nombre para el
diablo y Lo vemos en varias presentaciones:
· El señor de las moscas.
Baal-zebub. 2ª Reyes 1:2. Podredumbre,
putrefacción, muerte, maldad. Belcebú.
· El señor del invierno.
Baal-zefon. Éxodo 14:2.
· El dueño de la brecha (que
separa). Baal-peor. Números 25:3. El
príncipe de este mundo. Cristianos cuyo señor
es el mundo y viven separados de
una relación íntima con DIOS.
· El dueño del pacto:
baal-berit. Jueces 8:33. cristianos
que se comprometen con todo menos con Cristo, fútbol, fiestas, amigos, familia,
y al último Cristo.
· El dueño de la fortuna.
Baal-gad: Josué 11:17. Dejamos que
cosas como los horóscopos nos guíen, creemos más en la suerte que en la Providencia Divina.
La biblia nos marca claramente
que no podemos servir a dos señores: Mateo
6:24. Ninguno puede servir a dos señores; porque o
aborrecerá al uno y amará al otro, o se allegará al uno y menospreciará al
otro: No podéis servir a Dios y a mammón. RVR
1602.
Mammón: dios de las riquezas terrenales.
Ya vimos claramente que hay una gran diferencia entre
un esclavo comprado y un siervo contratado, nos damos cuenta de que para
nosotros la pregunta es la siguiente: “¿Estoy yo honrando, obedeciendo y amando
a Dios como mi Adonai?” Hudson Taylor acertó al decir: “Si Él (Cristo) no es Señor de todo, no es Señor”.
No puedes servir con una mano
a baal y con la otra a Adonai, no puedes estar bien en los dos lados al mismo
tiempo, Cristo mismo pronunció un severo juicio sobre los que lo
llamaron “Señor, Señor”, pero nunca reconocieron Su Señorío en sus vidas,
aquellos que solo de labios le honraron, pero su corazón estuvo lejos, aquellos
simpatizantes que nunca dieron Fruto en sus vidas. Mateo 7:20-23.
No podemos quedarnos como el
pueblo de Israel cuando el profeta Elías los confrontó, es importante tomar una
decisión. 1ª Reyes 18:20-21.
¿Cuál es tu respuesta? ¿Con quién quieres quedar bien? ¿A
quién vas a seguir? ¿Quién es tu Señor? ¿El mundo, las fiestas, la familia
(darle gusto por encima de DIOS), el fútbol, la suerte? ¿O Cristo?
Si dices que es Cristo, pero no se ve su Señorío en tu
vida, no das fruto, no te engañes y recapacita detenidamente, ¿Quién es el
Señor de tu vida?
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