jueves, 31 de marzo de 2016

Los Nombres de DIOS 17: Kurios-Adonaí. Juan 20.28.

Estamos llegando al final de esta serie de enseñanzas tituladas: Los Nombres bíblicos de DIOS, hemos entendido que el nombre nos muestra parte de la naturaleza del poseedor, en este caso nuestro DIOS.

El día de hoy veremos una forma de llamar a DIOS y que bien podría catalogarse más como un título que como un Nombre, y es: Señor.

Ambas palabras, Kurios en griego y Adonai en hebreo se traducen como Señor.

Adonai (plural) deriva del singular Adon (señor). Este término se expresaba para reemplazar a YHWH (que se consideraba demasiado sagrado como para ser pronunciado cuando estaban en el exilio babilónico): la frase más común en las oraciones fue Baruj HaShem Adonai: Bendito El Nombre del Señor.

Encontramos la primera mención de este nombre en Génesis 15:1-2.

Con toda certeza Abraham entendió lo que significaba esta relación, quizá mejor de lo que nosotros lo entendemos hoy, porque en aquellos días se practicaba la esclavitud. El señorío significaba una completa posesión por parte del amo y una completa sumisión por parte del siervo.

Al dirigirse a Dios como “Adonai”, reconocía la completa posesión de Dios y Su perfecto derecho sobre todo lo que él era y tenía. Para nosotros, este nombre, cuando es usado para Dios, implica propiedad y señorío. 1ª Corintios 7:22-23.

Había una diferencia en Israel entre los que habían sido comprados y, por lo tanto, se habían convertido en propiedad de un dueño, y alguien que simplemente era contratado por sus servicios.

El esclavo comprado tenía una relación mucho más cercana que el siervo contratado. El jornalero era libre para entrar y salir cuando quisiera. En Israel, el jornalero, que era extranjero, no podía participar de la Pascua ni de las cosas santas de la casa de su amo, pero al esclavo comprado, quien pertenecía a su señor y era un miembro más de la familia, teniendo este privilegio Éxodo 12:43-45. Levítico. 22:10-11.

Hay provisión en la ley por medio de la cual el siervo que amaba a su amo podía permanecer con él para siempre, como leemos en Éxodo 21:6. Perforar la oreja del siervo indicaba que éste escogía obedecer a su señor plenamente y en amor.

“Adonai” expresa una relación personal, implicando derechos de señorío y posesión. Así pues, si hemos sido redimidos por la sangre, no nos pertenecemos. 1ª Corintios 6:19-20.

Debemos darnos cuenta de que esta relación de siervo y señor existe entre nosotros y el Señor. Salmo 123:2.

Hoy, en el mundo, la palabra “siervo” no es algo con lo que la gente quiera identificarse. En nuestra sociedad que busca posiciones sociales cada vez más altas, la gente tiene motivaciones egoístas. Esta es una de las grandes diferencias entre el mundo y la Iglesia.

El mundo reclama sus derechos (civiles, de las mujeres, de los homosexuales, etc.), y lo hace todo según su propia voluntad. El Salmo 12:4 dice: “A los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor de nosotros?”. Esto
está en claro contraste con los santos de Dios.

Un verdadero hijo de DIOS tiene bien claro quién es su Señor, quien es su Adonai, su Kurios, sabe perfectamente que esclavo es de Jesucristo, pues por precio fuimos comprados.

Sin embargo, pasa algo en la iglesia de Cristo y es que muchos van en pos de Baal y no de Adonai.

El término hebreo ba’al significa «dueño» o «poseedor».

Este es otro nombre para el diablo y Lo vemos en varias presentaciones:

·  El señor de las moscas. Baal-zebub. 2ª Reyes 1:2. Podredumbre, putrefacción, muerte, maldad. Belcebú.

·    El señor del invierno. Baal-zefon. Éxodo 14:2.

·   El dueño de la brecha (que separa). Baal-peor. Números 25:3. El príncipe de este mundo. Cristianos cuyo señor es el mundo y viven separados de una relación íntima con DIOS.

·  El dueño del pacto: baal-berit. Jueces 8:33. cristianos que se comprometen con todo menos con Cristo, fútbol, fiestas, amigos, familia, y al último Cristo.

·      El dueño de la fortuna. Baal-gad: Josué 11:17. Dejamos que cosas como los horóscopos nos guíen, creemos más en la suerte que en la Providencia Divina.

La biblia nos marca claramente que no podemos servir a dos señores: Mateo 6:24. Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o se allegará al uno y menospreciará al otro: No podéis servir a Dios y a mammón. RVR 1602.

Mammón: dios de las riquezas terrenales.

Ya vimos claramente que hay una gran diferencia entre un esclavo comprado y un siervo contratado, nos damos cuenta de que para nosotros la pregunta es la siguiente: “¿Estoy yo honrando, obedeciendo y amando a Dios como mi Adonai?” Hudson Taylor acertó al decir: “Si Él (Cristo) no es Señor de todo, no es Señor”.

No puedes servir con una mano a baal y con la otra a Adonai, no puedes estar bien en los dos lados al mismo tiempo, Cristo mismo pronunció un severo juicio sobre los que lo llamaron “Señor, Señor”, pero nunca reconocieron Su Señorío en sus vidas, aquellos que solo de labios le honraron, pero su corazón estuvo lejos, aquellos simpatizantes que nunca dieron Fruto en sus vidas. Mateo 7:20-23.

No podemos quedarnos como el pueblo de Israel cuando el profeta Elías los confrontó, es importante tomar una decisión. 1ª Reyes 18:20-21.

¿Cuál es tu respuesta? ¿Con quién quieres quedar bien? ¿A quién vas a seguir? ¿Quién es tu Señor? ¿El mundo, las fiestas, la familia (darle gusto por encima de DIOS), el fútbol, la suerte? ¿O Cristo? 

Si dices que es Cristo, pero no se ve su Señorío en tu vida, no das fruto, no te engañes y recapacita detenidamente, ¿Quién es el Señor de tu vida?


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